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Opinión

El día de la marmota en Extremadura

Aeropuerto de Badajoz

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Esta semana escribir un artículo sin referirnos a la trifulca por el decreto de ayudas a los subsidios parece tarea imposible. Y no es querer ponerme de lado pero como hasta junio no va a entrar la medida en vigor estoy convencida de que se va a solucionar sin que nadie tenga que perder ningún derecho. Y más nos vale a las izquierdas ponernos de acuerdo porque quien se está frotando las manos con todo esto se apellida Sánchez. 

Yo quería escribir sobre algunas noticias de esta semana en Extremadura que, por qué no decirlo, me han cabreado sobremanera.

Llevo un comienzo de año muy jorobado entre la crisis de la gripe y nuestra Consejera de Sanidad diciendo que no recomienda la mascarilla en los centros de salud (¡menos mal que esta mujer no gestionó la pandemia que si no aviados estábamos!) , Vox pidiendo 100.000 euros de fondos autonómicos para la unidad de España, los descarrilamientos y retrasos del tren…el 2024 se me está haciendo bola y sólo llevamos dos semanas.

Las noticias que me han hecho pensar que en Extremadura vivimos en el día de la marmota han sido las siguientes.

La primera es que el PSOE ha exigido a la Junta 1.600.000 euros para construir un aeródromo en Cáceres. Con la emergencia climática dándonos collejas todos los días lo mejor que podemos hacer es seguir insistiendo en un modelo de movilidad del siglo pasado. Plantear que con dinero público se sigan promocionando los jets privados (no nos engañemos, para eso es un aeródromo , que para vuelos comerciales están los aeropuertos) es no entender nada. La crisis climática, o deberíamos llamarlo ya colapso climático, nos está diciendo a gritos que hay que cambiar muchas cosas. Esto no va solo de alicatar de placas fotovoltaicas nuestros campos, esto va de hablar de otro tipo de movilidad, de otros tipo de producción de alimentos, de otra manera de producir todo lo que consumimos si queremos que las generaciones futuras tengan un planeta en el que vivir. Que el PP y VOX hablen del aeródromo como la salvación de Cáceres entra dentro de lo previsible de unas formaciones políticas negacionistas del cambio climático que, además, sólo benefician a las élites económicas con sus propuestas pero que lo hagan aquellos que llevan el pin de los ODS en la solapa todo el día es un poco incomprensible. Invertir un sólo euro en que los más ricos puedan venir en sus aviones privados a Extremadura a cazar o a darse un paseo por nuestras dehesas me parece un insulto.

La segunda noticia que me ha hecho pensar que hay que salir a quemarlo todo es la de que el Gobierno extremeño va a estudiar la posibilidad de poner transporte a demanda para ir al aeropuerto de Badajoz. Me vais a perdonar el exabrupto pero... ¡hay que joderse!. En Extremadura, tenemos pueblos literalmente incomunicados con líneas de autobús que no permiten desplazarse de manera útil y eficaz a las cabeceras de comarca e incluso a las grandes ciudades. Personas mayores que son incapaces de poder ir en transporte público a una cita médica. Comarcas enteras donde es imposible trasladarse en autobús para hacer trámites administrativos. Y si hablamos ya de la movilidad de los jóvenes rurales para poder disfrutar de ocio y cultura es algo absolutamente impensable. Pero para este Ejecutivo lo prioritario es que la gente pueda ir cómodamente de su casa al aeropuerto. Pero ¿en qué mundo viven estos gobernantes? Está claro que en la realidad de los extremeños y extremeñas de las poblaciones rurales incomunicadas y abandonadas no.

El próximo día 21 saldremos a la calle a reivindicar que el Gobierno estatal ponga todos sus esfuerzos en reabrir la Ruta de la Plata. El próximo domingo las estaciones de las ciudades extremeñas deberían estar llenas a rebosar exigiendo unas comunicaciones dignas y útiles para la región con peores comunicaciones del país. Es una deuda que no se ha saldado aún con esta tierra y que no se saldará ni aunque se inviertan miles de millones en el AVE que no llegará.

 O nuestros gobernantes se ponen las pilas en poner en marcha un modelo de movilidad que piense en vertebrar el territorio de manera útil para la ciudadanía, y lo haga con criterios de eficiencia energética, o Extremadura seguirá siendo un territorio ultra-periferico sin futuro alguno para las próximas generaciones.

 Vamos a ver qué sorpresas nos deparará este 2024. Por ahora, a mi se me está haciendo bola.

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