Ecologistas indignados por la respuesta de la Junta en el expediente protector de monterías y rehalas
Ecologistas Extremadura dicen estar indignados por la respuesta de la Consejería de Cultura a sus alegaciones en contra de la declaración de las rehalas y monterías como bien de interés cultural (BIC), pues está redactada “al dictado de las asociaciones de cazadores”.
“No se ha contestado con argumentos técnicos a lo que en dichas alegaciones se exponía”, ha afirmado este lunes el colectivo en una nota.
Entre otras cuestiones se exponía en las alegaciones que las monterías no son de originales de Extremadura ni pertenecen a sus tradiciones, por lo que no cumple lo establecido en la Ley de Patrimonio Histórico y Cultural de Extremadura para ser declaradas BIC.
Según ha apuntado, las monterías y las rehalas fueron importadas de Aragón, a través de la figura de Antonio Covarsí Vicentell (1848-1937), “El Montero de Alpotreque” , cuando se trasladó a vivir a la región hace poco más de un siglo.
Para los ecologistas, resulta llamativo que se conteste a este punto aludiendo que se deben declarar BIC porque también se ha hecho en Andalucía “y contradiciendo a la propia ley extremeña”.
Según el colectivo, se está faltando “gravemente” al espíritu de la ley y sólo se lograría entender “por las presiones del lobby de la caza” o por cuestiones políticas, porque “nuestros gobernantes quieren imitar al gobierno de Andalucía en donde gobierna el PP con el apoyo de VOX”.
En lo relativo a lo que expusieron en sus alegaciones desde Ecologistas Extremadura y otras personas sobre el maltrato a los animales que se realiza en la práctica de las monterías “se contesta que para evitar esto ya están los agentes de medio natural y los del Seprona”.
Ante ello, Ecologistas Extremadura considera que las administraciones responsables deberían dejar de “malgastar” dinero público y frenar los intereses de algunos agentes e instituciones que buscan el respaldo o el sello de lo “patrimonial” para recabar fondos públicos y dar protección jurídica a las rehalas y monterías, “una actividad minoritaria que tiene un importante rechazo social”.
A su juicio, ello ha quedado demostrado con las alegaciones presentadas y las más de 95.000 personas que han firmado contra la posibilidad de declararlas bien de interés cultural en Extremadura.
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