Navalvillar de Pela suspende este su tradicional Encamisá

El Ayuntamiento de Navalvillar de Pela (Badajoz) ha decidido suspender este año todas las actividades en honor a San Fulgencio, incluida la tradicional Carrera de San Antón prevista para el próximo 16 de enero.

Desde primera hora de este sábado, la Delegación del Gobierno realizará un dispositivo especial de contención en todo el municipio por lo que recomiendan no hacer salidas a la vía pública ni a pie ni a caballo.

Igualmente, el Ayuntamiento explica que “para salvaguardar la salud pública, evitar contagios y posibles rebrotes”, quedará cerrado al uso público el recorrido de La Encamisá asi como la Plaza de España de la localidad.

El Consistorio ha pedido colaboración a todos los vecinos del municipio para evitar “situaciones de riesgo innecesario”, a sabiendas de que se refieren a una Fiesta de Interés Turístico Regional que cada año congrega a miles de vecinos y visitantes para disfrutar de la tradicional carrera.

Los 'Negritos' de Montehermoso

Otra fiesta declarada de interés turístico regional que se suspende este año por la COVID-19 es “Los Negritos de San Blas” de Montehermoso (Cáceres). Según la concejala de Turismo, Violeta Martín, la decisión del Consistorio se ha tomado en virtud de la evolución de la situación epidemiológica “y siguiendo las recomendaciones” de la Junta de Extremadura.

Martín ha indicado que tras hablarlo con los propios integrantes del grupo de los Negritos y el párroco de la localidad “se ha tomado esta triste decisión ya que las medidas de prevención contra el virus no permiten celebrar la fiesta de forma segura”.

El Ayuntamiento sabe lo que supone esta fiesta para Montehermoso y sus vecinos, por lo que, según la edil, les provoca “tristeza” la decisión tomada aunque la asumen “con responsabilidad”, ya que “ahora la prioridad es luchar contra la pandemia y poder salir de esta situación lo antes posible”.

No obstante, el 3 de febrero “seguirá siendo festivo local aunque no se pueda ver bailar a nuestros queridos Negritos”.

Por último, ha expresado su deseo de que se pueda disfrutar de sus bailes el próximo año “con más ganas e ilusión”.

La leyenda trasmitida generación tras generación y aceptada por toda la población de Montehermoso cuenta que este pintoresco grupo lo formaban una familia muy pobre de siete miembros que todos los años por San Blas acudía a la localidad a pedir limosna, a cambio de interpretar danzas que gustaban mucho entre los locales. Y así sucedió año tras año hasta que el grupo, una vez agotado su repertorio, decidió tiznarse la cara con corcha quemada para volver y evitar así ser reconocidos por los habitantes del pueblo.

Pero éstos se percataron del engaño y en contra de lo esperado, en lugar de reprenderles les invitaron a volver cada año por las mismas fechas.