Cuatro décadas de incendios han quemado el equivalente al 55% del territorio de Galicia
Algo más de 1,6 millones de hectáreas. Es la superficie que los incendios forestales han arrasado en Galicia durante los últimos cuarenta años, desde el inicio de la vigente serie histórica en 1976 -las previas son muy limitadas- y hasta el pasado 2016, ejercicio del que el Ministerio de Agricultura ha cerrado ya el balance provisional con datos suministrados por la Administración autonómica, aunque la Xunta todavía no los haya difundido oficialmente -no suele hacerlo hasta la aprobación del plan contra incendios del año siguiente-. Esto supone que en las últimas cuatro décadas ha ardido el equivalente a más de la mitad del territorio gallego.
El más de millón y medio de hectáreas que han ardido desde 1976 equivalen a algo más del 55,5% del territorio gallego actual, pero la incidencia del fuego no es homogénea en toda Galicia. Una buena muestra son los datos más recientes, los del año pasado: más de la mitad de las 21.000 hectáreas quemadas, casi 11.400, se situaron en la provincia de Ourense, que concentró cuatro de los ocho grandes incendios forestales de ese año -los superiores a 500 hectáreas. En esos cuatro episodios -en Entrimo, Cualedro, Oímbra y Muíños- ardieron 6.698 hectáreas, según los datos del Ministerio. El entorno de O Barbanza o el Baixo Miño también sufrieron especialmente el impacto de los incendios, mientras que en A Mariña lucense, como habitualmente, apenas ardió el monte.
Aunque las más de 21.000 hectáreas quemadas en 2016 son el segundo peor balance anual desde la gran ola de fuegos del 2006 los datos acumulados muestran un descenso muy notable en la superficie afctada por las llamas desde que la Xunta, a comienzos de los años 90 del siglo pasado, comenzó a contar con un dispositivo contra incendios propio y amplio. Así, del récord de casi 200.000 hectáreas quemadas en 1989 se pasó a un escenario en el que solo se han superado las 40.000 hectáreas anuales en seis ocasiones en casi treinta años: 1995, 1998, 2005, 2006 y 2011. En la última década se percibe, además, una caída muy significativa en el número de incendios: de casi 12.000 en 2005 a 2.400 en 2016.
Desde el inicio de este siglo destacan especialmente el número de hectáreas arrasadas por el fuego en tres años: 2005 -casi 60.000-, 2011 -más de 40.000- y, muy especialmente, el año 2006, cuando el balance final de un ejercicio marcado por la dura ola de incendios del verano finalizó con casi 96.000 hectáreas afectadas por las llamas, más de la mitad de monte arbolado. Lo quemado en aquel año fue, no obstante, menos de lo avanzado en pleno verano por el entonces líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, que basándose en mapas de una web especializada en cartografía afirmó, en la recta final de la ola de incendios, que el fuego se había llevado por delante en aquel verano más de 175.000 hectáreas.
Con intensidad variable en función de la virulencia de cada ola de incendios, factor en el que la meteorología sigue teniendo una influencia determinante -el lluvioso verano de 2014, por ejemplo, dejó el balance anual de hectáreas quemadas en poco más de 2.000-, los incendios están acompañados cada año por la controversia política y el debate sobre la efectividad y gestión del dispositivo. Así, el personal sigue reclamando estabilidad laboral, un mando único, la preponderancia de lo público sobre las empresas privadas del sector y una adaptación a la “desestacionalización” del fuego, toda vez que los otoños e inviernos con pocas precipitaciones han venido trayendo consigo incendios de relevancia fuera de la habitual temporada de riesgo.
Quemas prohibidas hasta nueva orden
El inicio de este 2017 ha sido una buena muestra de esa desestacionalización de los incendios. Así, después de un mes de enero con una media de cuatro incendios al día y tras un invierno en el que solo en Ourense ardieron unas 400 hectáreas de monte -la cifra es una estimación, ya que la Consellería de Medio Rural tiene como norma general desde 2009 no hacer públicos los incendios inferiores a las 20 hectáreas-, desde este lunes, 10 de abril, y “hasta nuevo aviso” la Xunta ha decidido prohibir las quemas agrícolas y forestales controladas a causa de la previsión de altas temperaturas y fuertes vientos.
Esta prohibición de las quemas llega en un contexto en el que, solo en el fin de semana, tres municipios de la provincia de Ourense registraron incendios que suman más de 150 hectáreas quemadas. Así, según datos de Medio Rural, en Lobios han ardido desde la tarde de este domingo unas 100 hectáreas en un incendio que a primeras horas del lunes seguía activo. En Carballeda de Avia un incendio ya extinguido quemó 20 hectáreas en la parroquia de Vilar de Condes y en Vilariño de Conso otro incendio arrasó 34 hectareas de monte raso en la parroquia de Sabuguido.