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Cuenta atrás final para el Brexit: al Reino Unido se le acaba el crédito; y a la UE, la paciencia

Jean-Claude Juncker y Theresa May.

Andrés Gil

Corresponsal en Bruselas —

It's the final countdown, cantaba Europe en 1986. Pero al Reino Unido se le acaba el crédito; y a la Unión Europea, la paciencia. “Yo no puedo más, yo no puedo más”, se oye en los pasillos del Consejo Europeo, en Bruselas. El hartazgo es total en las instituciones europeas; la situación es exasperante: “Acaba de mandar una carta, no puede esperar una respuesta de los líderes de la UE en 24 horas. Puede que la tenga o puede que no; no pueden marcarnos los tiempos permanentemente”.

Como recuerdan los dirigentes comunitarios a menudo, el 29 de marzo de 2019 fue la fecha que eligió el Gobierno británico para dejar la Unión Europea. Fue el pueblo británico el que votó dejar la Unión Europea. Y fue la primera ministra, Theresa May, la que firmó el acuerdo de retirada que ya ha rechazado dos veces el Parlamento británico. 

Theresa May ha mandado este miércoles una carta al presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en la que dice varias cosas: que no quiere convocar elecciones europeas, que quiere llevar a votación de nuevo el acuerdo de retira y que, para ello, necesita aplazar la salida de la UE desde el 29 de marzo hasta el 30 de junio.

La carta, que llega la víspera de la cumbre de jefes de Gobierno en Bruselas de este jueves y viernes, se topa con los plazos exiguos: “¿Por qué hay que darle la prórroga automáticamente?”, se pregunta una fuente comunitaria: “Estas cosas requieren tiempo, la carta acaba de llegar e incluye diversos elementos. Además, ¿acaso el 29 de marzo de 2019 acaba de aparecer en el calendario? Se sabía desde hace dos años que era la fecha de retirada”.

El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, quien no tiene voto, pero sí suele tener una opinión expresada con menos filtros que otros dirigentes políticos, ha respondido a May con una declaración sin preguntas en Bruselas: “Estamos llegando al final del proceso, pero no podemos dejar que nos derrote la fatiga”. Y ha añadido:

"Creo que una breve extensión será posible, pero estará condicionada a un voto positivo sobre el Acuerdo de Retirada en la Cámara de los Comunes. La propuesta de la primera ministra May del 30 de junio crea una serie de cuestiones de naturaleza jurídica y política. Los líderes discutirán esto mañana. Creo que esto es posible, y mi opinión es que no crea riesgos, especialmente si ayuda al proceso de ratificación en el Reino Unido".

Es decir, que sólo tiene sentido una prórroga corta si es de carácter técnico para ayudar a la ratificación del tratado. Por lo que primero ha de ratificarse el tratado, porque de lo contrario nadie, nadie, nadie puede garantizar que el 30 de junio la situación sea la misma. 

Y, claro, como dice Tusk, “hay cuestiones de naturaleza jurídica y política”. Por ejemplo, como ha vuelto a avisar el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, este miércoles: “Hablar una fecha más allá de la fecha en la que están convocadas las elecciones europeas es un problema, porque hace necesario que se convoquen en Reino Unido”.

Es decir: si están en la UE para la fecha de las elecciones –23-26 de mayo de 2019 para la Comisión; 2 de julio, fecha de la constitución del Parlamento, para el Consejo–, tienes que convocar elecciones. Y si no convocas elecciones, debes irte de la UE: no puede haber un Estado miembro de la UE sin representación en el Parlamento Europeo. O se apaña la representación o no puede ser miembro de la UE.

Y en la UE son muy dados a los apaños, pero, como dicen todos, el hastío es generalizado. “Llevamos ya dos años así, y ¿quién te dice que no nos vemos igual dentro de otros dos? No puede ser”. 

Este jueves se reúnen los líderes de la UE en Bruselas para analizar la carta de May. Sobre la mesa hay un consejo, el de Tusk, de condicionar la prórroga a una ratificación previa en Londres. Y también hay una advertencia del guardián de los tratados, de Juncker, sobre la necesidad de convocar elecciones europeas. 

Mientras tanto, llega the final countdown para el Brexit. Sin crédito en Londres; sin paciencia en Bruselas.

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