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The Guardian en español

Hambre y desesperación entre la población atrapada en el fuego cruzado en Siria

Sin comida ni agua, la población del campamento de refugiados está a merced del fuego cruzado.

The Guardian

Ian Black —

Naciones Unidas ha alertado de la situación humanitaria “desesperada” de miles de civiles que se encuentran en un campamento de refugiados en Damasco y que han quedado atrapados en el fuego cruzado entre los combatientes del Estado Islámico y otros extremistas. 

Este fin de semana, la Agencia de Naciones Unidas para los refugiados de Palestina (UNRWA) ha señalado que unos 10.000 refugiados del campamento de Yarmouk, situado al sur de la capital, sobreviven sin agua y sin comida desde hace más de una semana.

“Todo conflicto armado pone en riesgo la vida y la integridad física de los civiles, pero además los que viven en Yarmouk se enfrentan al hambre y a la deshidratación” ha indicado Christopher Gunness, un portavoz de UNRWA. Ha explicado que los civiles no pueden salir de sus hogares ya que temen ser alcanzados por las balas o la metralla. 

El campamento, que en realidad es un extenso barrio urbano donde hasta no hace mucho vivían unas 150.000 personas, ha quedado asolado por los enfrentamientos entre los miembros del Estado Islámico y el frente Al-Nusra, la rama de Al-Qaeda en Siria. Las fuerzas gubernamentales también los atacan desde el exterior. “Si tenían suministros de agua y comida, hace tiempo que se agotaron”, ha señalado Gunness.

El portavoz ha puntualizado que las agencias humanitarias proporcionarán ayuda a los civiles de Yarmouk tan pronto como las condiciones de seguridad lo permitan. 

Negociaciones que no avanzan

Este lunes se han reanudado las conversaciones en Ginebra entre el enviado especial de la ONU, Staffan Mistura, los representantes del gobierno del presidente sirio Bachar el Asad y los grupos rebeldes que quieren derrocarlo, y entre otras cosas abordarán la difícil situación de los civiles víctimas de la guerra. La semana pasada se inició una segunda ronda de negociaciones y nada parece indicar que se haya producido un acercamiento entre las partes, que todavía no se han encontrado cara a cara.

Naciones Unidas ha indicado que el gobierno sirio no permite que se proporcione ayuda humanitaria en aquellas zonas sitiadas por las fuerzas de la oposición, en un contexto en el que es cada vez más evidente que las autoridades de Damasco se niegan a negociar “una transición política”; este es para De Mistura la raíz del problema. Los representantes del gobierno han señalado que el futuro de Asad está fuera de toda negociación. 

Riyad Hijab, el responsable del Comité de Altas Negociaciones, un grupo de la oposición siria, se reunió este domingo con diplomáticos de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Arabia Saudí, Qatar y Turquía para perfilar la siguiente ronda de negociaciones. Dos días antes, Bashar Jaafari, el máximo negociador del gobierno sirio, había intentado esquivar la cuestión relativa a una transición en el país al entregarle a Mistura unas enmiendas al plan de 12 puntos presentada por la ONU en marzo.

“De Mistura tiene la responsabilidad de asegurarse de que todos respetan la agenda”, ha manifestado Salem-al-Muslet, un portavoz del Comité de Altas Negociaciones: “Si el gobierno no quiere hablar de un gobierno de transición, estamos perdiendo el tiempo”.

La Coalición Nacional Siria, otro de los grupos de la oposición más relevantes, insinuó que abandonará las conversaciones de Ginebra al señalar que “si el régimen de Asad sigue cometiendo crímenes contra la humanidad y el enviado especial de la ONU insiste en incumplir la misión que le asignó la Organización Internacional, no tendremos otra opción”.

Los expertos creen que el gobierno sirio no está haciendo ninguna concesión porque quiere sabotear estas negociaciones con una escalada de la violencia; una estrategia que podría funcionar si la comunidad internacional permanece impasible y no lo sanciona.

El sábado, un poderoso grupo rebelde islamista alertó de que las conversaciones de Ginebra están ignorando el deterioro de la situación en el terreno, que podría hacer peligrar un acuerdo de alto el fuego de seis semanas negociado por Estados Unidos y Rusia. 

Ahrar al-Sham también indicó que hay un “abismo” entre el Comité de Altas Negociaciones y la revolución que se vive en las calles, con todos sus elementos militares y civiles“ y puntualizó que su actuación le había parecido ”débil y llena de tropiezos“ en comparación con los avances del gobierno, que cuenta con el apoyo de Rusia e Irán. 

Asimismo subrayó que la oposición impuso algunas condiciones sin las cuales no podía iniciarse el proceso político y que no se han cumplido, entre las que se incluye poner fin a los bloqueos en aquellas zonas controladas por la oposición y la liberación de miles de detenidos. “Queremos pactar una solución política”, indicó al-Muslet: “Pueden decir lo que quieran pero tenemos unos principios y vamos a respetarlos”. 

Traducción de Emma Reverter

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