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Almeida recurre a una empresa para supervisar que las contratas mantienen limpias las calles

Suciedad en los bancos instalados en una entrada a la plaza Olavide | SOMOS CHAMBERÍ

Sofía Pérez Mendoza

5 de noviembre de 2020 22:17 h

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El Ayuntamiento de Madrid tiene intención de privatizar parcialmente la supervisión de la limpieza en las calles de la ciudad. Con la puesta en marcha de los nuevos contratos en agosto de 2021, el área de Medio Ambiente encargará a una empresa privada que controle que las concesionarias cumplen con el servicio a través de una nueva “oficina de control de calidad”. Hasta ahora, esta tarea la realizaba un equipo de 200 funcionarios municipales, ahora muy desconcertados por la irrupción de un segundo cuerpo supervisor privado, al que el Consistorio pagará un millón de euros.

“Se ha demostrado que el control se puede hacer con recursos propios y no entendemos por qué se necesita externalizar”, asegura un funcionario del servicio de control de calidad a elDiario.es. Ante la inquietud generada, Comisiones Obreras ha pedido una reunión al delegado del área de Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, para aclarar en qué consiste este nuevo contrato.

“Nos da la impresión de que volvemos a lo mismo, elegir empresas externas para hacer lo que puede hacer el personal propio. ¿Por qué no se invierte ese millón de euros en potenciar el servicio municipal de control de calidad, ya existente?”, se pregunta Santiago López, secretario general de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid en el sindicato. “Sabemos que la limpieza es un negocio inmenso y en 2013 las contratas salieron al rescate. De alguna manera se lo tendrán que cobrar”, añade.

Una portavoz de Medio Ambiente y Movilidad aclara que los inspectores municipales seguirán con su labor (solo ellos tienen capacidad sancionadora), niega que vaya a producirse una privatización y alude a un exceso de trabajo para justificar la creación de la oficina externa. “Actualmente la supervisión y la tramitación de sus expedientes se colapsa”. El objetivo, dice el Ayuntamiento, es “ir más allá” para “tener informes independientes que certifiquen la calidad del servicio de limpieza”. Cuando una administración contrata a una empresa para hacer un servicio, siempre debe justificar de forma pormenorizada por qué eso mismo no puede hacerse con recursos propios.

En Comisiones Obreras coinciden en que la falta de personal es un problema histórico en el Ayuntamiento. Sin embargo, los funcionarios del servicio creen que, con los nuevos contratos, su trabajo puede hacerse más liviano. Con la fórmula que está en vigor desde 2013, los inspectores se enfrentan a un sistema endiablado de control a través de lo que se llama “indicadores”. Por ejemplo, colillas en alcorques, estado de las papeleras... Con esas evidencias, los funcionarios hacen informes que pueden detraer hasta un 20% de presupuesto a las empresas concesionarias. Los nuevos contratos prometen, según lo anunciado por el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, eliminar este sistema para implantar otro más sencillo que obligue a tener un número determinado de personal y maquinaria en la calle.

La contratación de una empresa externa para compartir las labores de control de las adjudicatarias del servicio forma parte de la “letra pequeña” que los sindicatos aún deben analizar con el Ayuntamiento después de que Martínez-Almeida desgranara los primeros detalles de los nuevos contratos la semana pasada.

Los pliegos, cuya aprobación está prevista para finales de año, partirán de un presupuesto mayor y obligarán a las empresas adjudicatarias a tener cerca de 2.000 operarios más en la calle para compensar los recortes de personal de los últimos años. En 2013 había 6.300 operarios, hoy quedan 4.100, más 400 eventuales, según cifras de UGT. Además, los contratos dejan de ser integrales y separarán la limpieza viaria del mantenimiento de las zonas verdes.

El equipo de PP y Ciudadanos no quiere repetir los errores de la exalcaldesa Ana Botella, que decidió sacrificar el servicio con grandes recortes de presupuesto en el año 2013. Entonces, el Consistorio arrastraba una deuda de 7.000 millones de euros. La nueva corporación es consciente de que dar un buen servicio de limpieza puede ser una de sus grandes “medallas” de gestión. El calendario juega a su favor. Aún tienen dos años y medio de mandato por delante para demostrar si su fórmula, que rompe la implantada por Ana Botella, logra por fin unas calles limpias.

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