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Cuando Madrid recibió a Darth Vader: una despedida de los cines Roxy

Los cines Roxy, hacia 1978, con 'La guerra de las galaxia' en la cartelera

Somos Chamberí

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La imagen del sable láser del primer Darth Vader, sobrevolando las cabezas de los paseantes de la calle Fuencarral en el año 1978, habla perfectamente de toda la historia (del cine, de Madrid) que atesoraban los Roxy, desmontada estos días para abrir en su lugar dos enormes superficies comerciales. La foto deja ver una ciudad de otra época, con más carriles para el tráfico, autobuses municipales rojos y muchas, muchas más salas dedicadas a la exhibición de películas.

Cuando los Roxy abrieron en la capital, un 17 de marzo de 1952 (hace ahora 67 años), ya tenían al lado a los Paz, que cumplieron 75 años hace unos meses. La primera cinta de la sala A (al poco tiempo abriría la B) fue Con las horas contadas, de Rudolph Maté. Los chamberileros más veteranos recordarán seguro otros estrenos sonados en estas salas, aunque la más reseñada por los medios fue el de La guerra de las galaxias, que desembarcó en Madrid el 7 de noviembre del año 1977 y que rápidamente acumuló muchas colas frente a la taquilla (ojo al vídeo de una cambiada calle Fuencarral).

La familia Reyzábal, propietaria de los cines, se adelantó con los Roxy a la moda de las multisalas con sus dos espacios idénticos en los que combinaba la sesión continua y funciones de tarde y noche en sus 1080 butacas. Propietaria de gran cantidad de salas de cine en Madrid, el accidente mortal de los cercanos Cines Bilbao del año 1993 (siete personas murieron al caer la marquesina mientras esperaban la cola de la taquilla) marcó el principio de su declive.

En este contexto, una de las salas de los Roxy -la B- fue vendida a Alta Films de González Macho, que a partir de ese momento la dedicó a la proyección de cine independiente. Muchos todavía recuerdan cómo un documental de Michael Moore, Bowling for Columbine, aguantó más de un año en cartelera en este espacio. Aunque también hubo hueco para los blockbusters y el cierre de la segunda trilogía de Star Wars, La venganza de los Sith, que se proyectó en este lugar.

Los cines Roxy fueron los últimos de Madrid -junto a los Palafox- en albergar carteles pintados a mano, una antigua profesión que con el avance de las técnicas de impresión quedó obsoleta. Hasta el año 2012, fecha en la que la sala A dejó de funcionar y se colocó un cartel que rezaba Cerrado por reforma. La Sala B corrió la misma suerte un año después, con el final de Alta Films y de sus más de 200 salas de proyección que fueron cerrando en toda España hasta acabar en el Roxy.

La memoria de los cines del número 123 de la calle Fuencarral revivió de forma momentánea durante el año 2016, fruto de una campaña de márketing ideada por una agencia de publicidad que se encontraba justo encima de ellos. Alertados por las noticias que hablaban de la cercana instalación de un supermercado, crearon el movimiento Salvemos los Roxy, que fue apoyado por importantes personalidades de la cultura. Pero los carteles y las manifestaciones de apoyo popular no sirvieron para rescatar este templo del séptimo arte que, ahora propiedad de Los Gorbea (la familia Hernández-Beitia), tendrá un futuro comercial más o menos inmediato.

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