Los aciertos y errores del primer gran carril bici de Madrid, plano a plano
El Ayuntamiento de Madrid ya tiene trazado el trayecto de su primera gran infraestructura ciclista urbana, el Carril Bici Castellana, que servirá para vertebrar una futura red todavía muy incipiente en la ciudad. Hasta ahora, el mayor de este tipo era el de Santa Engracia, dos kilómetros en doble sentido que vieron la luz durante el mandato de Manuela Carmena. Más largo es el anillo ciclista, pero su carácter recreativo y no enfocado en la movilidad le saca de esta lista de longitudes.
Con este nuevo carril, el equipo de Almeida apuesta por unir Plaza Castilla con Atocha sin que sea necesario compartir calzada con los coches, gracias a una idea que respaldaron en pleno todos los partidos políticos municipales. De momento lo va a hacer por el norte, a través del Paseo de la Castellana, en un primer tramo cuyas obras se extenderán a lo largo del año 2022 y que llegará hasta la zona de Nuevos Ministerios.
El proyecto, al que ha tenido acceso Somos Madrid en todo su detalle, prevé importantes trabajos de pavimentación, jardinería y accesibilidad a lo largo de casi cuatro kilómetros (contando los dos sentidos del carril, que discurrirán por los laterales de Castellana), que se desarrollarán durante doce meses a partir de la fecha de adjudicación. Lo que permite prever que las bicis empiecen a circular por él a finales del año que viene o principios de 2023, si se mantienen los plazos.
El Ayuntamiento de Madrid afirma que el objetivo de esta infraestructura es “dar un impulso al uso de la bicicleta (...) ayudando a pacificar el tráfico” y “contribuyendo a un reparto más equilibrado de la capacidad viaria existente (...) reduciendo la contaminación”, reza la memoria de la licitación. El proyecto mantiene casi todos los carriles de tráfico rodado actuales para coches y motos, mientras que el nuevo carril bici se construirá sobre todo a costa de la fila de aparcamientos en batería.
Análisis plano a plano
El Carril Bici Castellana arranca en Plaza de Castilla, junto a su cruce con Bravo Murillo. Allí los ciclistas pueden acceder a él en sentido bajada a través de una ampliación de la isleta del autobús. En sentido contrario, se produce uno de sus fallos más graves: que no se ha dado continuidad al carril bici de subida. Los ciclistas tendrán que atravesar este tramo de la avenida (de unos 400 metros) por la calzada y cuesta arriba, ya que el Ayuntamiento no va a construir ninguna vía segregada para bicis, pese a contar con cuatro carriles para el tráfico por donde hacerlo.
“Ese tramo va a ser peligroso para los ciclistas que quieran seguir por la calzada, porque las diferencias de velocidad con los coches van a ser muy grandes”, critican desde Pedalibre, asociación que recuerda que el plan aprobado por todos los grupos políticos incluía una infraestructura ciclista hasta la estación de Chamartín.
El carril bici de subida acaba en Castellana a la altura del cruce con la calle Carlos Maurrás, a 400 metros de Plaza Castilla. Allí, los usuarios de esta infraestructura podrán girar a la izquierda en dirección a Rosario Pino o seguir ascendiendo por la vía de servicio de la avenida, que se une a la principal un poco más arriba.
Esta zona con carril de doble sentido es una excepción a lo largo del trazado, que se constituye a base de carriles unidireccionales de subida o bajada de dos metros. Este es otro de los errores que observan los colectivos ciclistas, quienes creen que en la práctica y pese a que esté prohibido ambos lados se usarán en dos direcciones, para subir y bajar. “La experiencia en otros lugares nos dice que es algo que acaba sucediendo”, advierten desde Pedalibre.
Aunque cada tramo es de una tipología distinta y las soluciones técnicas son muy variadas a lo largo de estos primeros cuatro kilómetros de infraestructura proyectados, en general el Ayuntamiento de Madrid ha decidido hacer hueco a los ciclistas sustituyendo los actuales aparcamientos en batería por otros en línea. En total, se eliminarán 134 plazas de párking, que el consistorio estudia compensar en otras zonas. No habrá aceras bici, para evitar confusiones de los peatones, otra característica bien valorada entre los usuarios de las dos ruedas.
El carril bici circulará junto a los coches aparcados, distanciados visualmente con una línea de árboles. Los ciclistas tendrán a un lado acera con adoquines porosos y al otro un seto que les separa físicamente del paseo peatonal. Las asociaciones insistieron mucho al área de Movilidad en sus reuniones en que era necesario que en las intersecciones no hubiera ningún elemento que dificultara la visión de los ciclistas y de los coches, para mejorar la seguridad.
Las dos rotondas de este tramo de Castellana son algunos de los puntos que más ha costado resolver. El área de Movilidad decidió que los ciclistas circularan por sus laterales, siguiendo un camino paralelo a los peatones, en lugar de habilitar un paso por el centro como pedían las asociaciones del sector.
Un “absurdo rodeo con penalización”, lo califican desde En bici por Madrid, un colectivo que recordaba en un análisis publicado a principios de verano que los ciclistas tendrán que esperar a varios semáforos al cruzar cada glorieta, en lugar de uno si circulan por la zona central, sin carril bici. Las asociaciones creen que los ciclistas se incorporarán a la calzada central junto a los coches para ahorrar tiempo y acercarse a la línea de deseo, una maniobra menos segura que seguir en el carril proyectado.
Lo que sí que cambió el Ayuntamiento en el proyecto es permitir el doble sentido en este tramo, de forma que los ciclistas pueden girar más fácilmente a la izquierda. El resultado es el siguiente en la Plaza de Cuzco, similar también a la de Lima, un poco más abajo:
El proyecto de carril bici incluye numerosos detalles técnicos como stops para los coches en los cruces de salida de túneles, incorporaciones señalizadas de ciclistas desde calles aledañas o reservas de bici coloreadas frente a los pasos de cebra semaforizados en las vías de servicio. También mantiene las señales de ciclocarril en la calzada compartida con los coches.
Todos estos elementos se pueden ver en este detalle de sus planos en el cruce con la calle Pintor Juan Gris:
Más al sur, en el cruce con las calles San Germán y Profesor Waksman, se proyecta peatonalizar una de las conexiones entre la vía central y la de servicio, para mover allí una parada de autobús y hacer más seguro y sencillo el tránsito ciclista. Además, se colocará un aparcabicis junto al carril (en azul en el plano) y se creará una zona verde estancial para los peatones, además de facilitar su tránsito por el bulevar a través de cuatro nuevos pasos de cebra.
El proyecto de Carril Bici Castellana es un gran avance para la movilidad ciclista en Madrid, aunque no supondrá una revolución en el actual reparto modal de la Castellana, entre los diferentes modos de transporte y el espacio que ocupan. Las asociaciones han lamentado que se mantenga el nivel de servicio para coches, que no pierden ningún carril.
Sirva como ejemplo este pequeño tramo en el que se observa lo que representará el carril ciclista con respecto al espacio para turismos y motos. En la imagen bajo estas líneas se pueden contar once carriles para los coches y cuatro bandas de aparcamiento frente a dos carriles bus taxi, dos para bicis y las aceras peatonales.
Aunque está previsto que el Carril Bici Castellana llegue hasta Atocha, el primer tramo proyectado solo alcanza hasta Nuevos Ministerios, a la altura con la calle Raimundo Fernández Villaverde. Allí la infraestructura se cerrará con un carril de doble dirección que atravesará la avenida, de momento sin ninguna conexión con ningún otro carril similar en las cercanías.
En Pedalibre, la asociación ciclista más antigua de Madrid, ven positivo el plan del Ayuntamiento, ya que viene a implantar la movilidad ciclista segregada en una zona en la que actualmente no existe. Pero también creen que se trata de “un proyecto poco ambicioso” y una “oportunidad perdida” por no haber aumentado “la capacidad ambiental y saludable de la Castellana, incrementando la masa verde y aumentando movilidades peatonales y ciclistas”, al no contemplar una reducción del espacio para los coches.
Desde En bici por Madrid echan de menos además poder efectuar algunos giros ciclistas: a la izquierda hacia San Germán, o bajar por el Paseo de la Habana y Hermanos Pinzón para ir hacia el sur, o por Doctor Fleming y Rafael Salgado. “Estos movimientos habituales se acabarán haciendo irregularmente por la acera”, advierten.
Obras en cinco tramos y plano
Las obras de todo el Carril Bici Castellana se ejecutarán a lo largo de cinco tramos, que el Ayuntamiento irá publicando y adjudicando en los próximos meses y años. Los siguientes, para los que no hay fechas, serán Raimundo Fernández Villaverde - San Juan de la Cruz, San Juan de la Cruz - Emilio Castelar, Emilio Castelar - Colón y Colón - Atocha.
Para el diseño del primero, el Ayuntamiento descartó el esquema funcional planteado en 2017 por los técnicos municipales y elaboró otro siguiendo los siguientes criterios: que su llegada no suponga una mayor congestión de tráfico en una vía por donde actualmente circulan 107.000 vehículos, que no afecte a las plazas de aparcamiento para residentes y que tampoco ocupe espacio en las zonas peatonales.
Este es el plano completo del nuevo Carril Bici Castellana, según el proyecto publicado por el área de Movilidad y recopilado por este periódico:
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