Avistados cazadores furtivos de jilgueros en el Parque Rodríguez Sahagún
El pasado 28 de octubre la Policía Municipal de Madrid detuvo a un individuo capturando jilgueros en un descampado del distrito de Hortaleza. Los cazaba utilizando el método de la trampa con liga. El engaño para el ave consiste en preparar un entorno artificial con cardos, espartos o similares, y trampas de pegamento en las ramitas. Para atraer a los jilgueros, se usa la reproducción del canto de la especie a través del teléfono móvil.
Esta práctica se está dando también últimamente en el parque Rodríguez Sahagún, según ha denunciado Antonio Ortiz, de la Casa Vecinal de Tetuán:
“He visto hacerlo varias veces, entre los eucaliptos y el acueducto de Valdeacederas. Una zona más salvaje, en alto, con cardos, que son el alimento fundamental de los jilgueros. El sistema es poner un reclamo (en este caso un jilguero enjaulado) y esperar que se posen en las cercanías donde se coloca liga. Otras veces se utilizan reclamos electrónicos, con el canto de estas aves”.
Ortiz, que suele hacer paseos de observación y clasificación de aves en la zona –su nieta los dibuja y en la Casa Vecinal están preparando una exposición y un libro sobre el tema– viene alertando estos días de atrás sobre el problema a través de las redes sociales.
La captura de este tipo de aves cantoras (jilgueros, pero también verderones o pardillos, entre otros) se denomina silvestrismo y es una modalidad cinegética que, históricamente, ha tenido como finalidad la captura de los pájaros por la belleza de los trinos, su participación en concursos de canto y el entrenamiento de otros pájaros en el canto.
La Unión Europea sancionó en su momento a España por permitirlo, pues sus Directivas prohíben la caza de especies silvestres, pero la sanción quedó paralizada ante la promesa de que cesarían los permisos en todas las comunidades autónomas.
La Comunidad de Madrid, sin embargo, autorizó el pasado 22 de septiembre a algunos grupos de la Federación Madrileña de Caza la retención de ejemplares dentro del contexto del programa Sefricam, que viene desarrollándose desde 2018 y sirve para elaborar un estudio pormenorizado de las poblaciones de fringílidas (aves cantoras) y su distribución en el territorio madrileño. Participan silvestristas voluntarios que hacen salidas dentro de los 86 sectores en los que han dividido la comunidad autónoma.
La novedad del permiso radica en que, hasta el momento, los pájaros se capturaban con red, de forma selectiva, se estudiaban y enseguida eran puestos en libertad; a partir de ahora estará permitida la captura, retención y anillamiento de cinco ejemplares a cada grupo participante en el proyecto, con la finalidad de reponer reclamos y cimbeles.
En todo caso, la Orden que regula la captura de aves fringílidas en la Comunidad de Madrid (2658/1998, de 31 de julio, de la Consejería de Medio Ambiente y Desarrollo Regional), establecía, incluso antes de la imposición europea de cesar la actividad silvestrista, que se trata de una actividad excepcional limitada a unos días señalados en cada ejercicio (coincide con domingos), que necesita de las preceptivas licencias y se llevaba a cabo con el método de red horizontal, prohibiendo explícitamente “la utilización de ningún tipo de abrevadero, natural o artificial”, así como “la captura de estas aves atrayéndolas mediante bolsas de agua, cebaderos, magnetófonos y casetes, así como cualquier otro medio artificial. El uso de reclamos cegados o mutilados”. Lo que tenemos en el Rodríguez Sahagún, sin duda, son furtivos.
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