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Pablo Guerrero: vecino de la Dehesa de la Villa y Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes

El músico y poeta extremeño Pablo Guerrero

Somos Tetuán

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El año 2021 acabó recientemente, no sin antes dejar una Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes para el cantautor y poeta extremeño Pablo Guerrero, afincado desde hace décadas en las inmediaciones de la Dehesa de la Villa.

El reconocimiento de este cantautor, nada más y nada menos que autor de A cántaros y, a la vez, mucho más que la persona que escribió este himno imperecedero, llega en el momento en que ha regalado sus guitarras y anunciado su jubilación como juglar. Lo hace, sin embargo, con un último disco, titulado Y volvimos a abrazarnos.

En mayo de 2012, el cantante concedió una entrevista a la AVV Poetas Dehesa de la Villa, que salió en su boletín La Voz del Barrio y se puede leer en la página web Amigos de la Dehesa de la Villa. De aquellas, aún estaba viva Charo, su mujer, que también participó en la entrevista y falleció tristemente en 2021.

En la conversación, Guerrero rememora su llegada al barrio:

“Nos casamos en el 1976 y nos dieron el piso un día antes de la boda. Tenemos una anécdota muy divertida. Cuando vinimos no habían dado aún luz a los pisos. Un día oímos que en el piso de arriba sonaba un tocadiscos y subimos a ver por qué y nos dijeron que les habían dado luz de obra. En seguida nos pusimos a pedirla y nos la dieron. Aun así, estuvimos casi una semana alumbrándonos con velas”.

Aquel piso, que no llegó a un millón de pesetas, se convirtió en el lugar donde el matrimonio desarrolló su vida en Madrid, junto con amigos, algunos de ellos también vecinos ilustres, como Blas de Otero. Recordaban las fiestas del barrio de los primeros años –con Meneses, Víctor Manuel y Ana Belén, Nuestro Pequeño Mundo, Sergio y Estíbaliz o Luis Pastor–; viejos establecimientos como El Pilón, El Chiripa o El Rincón del Alquimista; luchas vecinales y el cambio social operado hacia los años noventa en Ciudad de los Poetas.

La Dehesa de la Villa es, tal y como se lee en la entrevista, el escenario de los recuerdos con la familia:

“Lo que más recuerdo de la Dehesa de la Villa es ir a jugar con mi hijo y sus amigos. Siempre procuré que mi hijo tuviera buena relación con el agua porque yo creo que gran parte somos agua y tener una buena relación con el agua me parece importante para el desarrollo de la persona y la de un niño”

“También íbamos mucho a celebrar, a hacer comidas, lo que ahora se llamaría hacer picnic. Llevábamos nuestras tortillas, los típicos filetes empanados. Y estábamos hasta muy tarde. Entonces mirábamos el cielo y observábamos las estrellas. También nos gustaba mucho seguir la ruta de los pájaros, que iban de árbol en árbol y nos entreteníamos mucho oyéndolos cantar”.

En su libro de poesías Los cielos tan solos, Pablo Guerrero tiene publicado un poema titulado Ardilla en la Dehesa. Hoy, no es tan sencillo encontrar con la mirada las ardillas del pinar, pero Guerrero sigue viviendo el barrio que una vez le acogió, desde cuyo piso hace sus últimas entrevistas en activo y en cuyas fiestas actuó hace solo un par de años.

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