La crisis energética alcanza a los comercios murcianos: “Quiero vender y no puedo”
La falta de suministros y el encarecimiento de los productos está afectando tanto a Europa como a España. La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, se vió obligada a mediar en un conflicto político entre Argelia y Marruecos que amenazaba el suministro de gas a la península; a lo que se suma la falta de materias primas y el descenso de producción que está encareciendo el precio del gas. Austria advirtió hace escasas semanas a sus ciudadanos sobre un posible apagón eléctrico a raíz de una progresiva escasez de suministros. Una situación que con consecuencias no solo a nivel mundial sino también local.
Diego Peñarrubia, Profesor del departamento de fundamentos del Análisis Económico de la Universidad de Murcia (UMU), respalda la idea de que “todo es a raíz de la pandemia”. “La subida de la actividad económica ha sido el detonante para que la demanda supere a la oferta”. La pandemia, asegura Peñarrubia, “ha supuesto que las empresas y pequeños comercios se vieran obligados a parar su producción, pero ahora, gracias al incremento de unos resultados favorecedores en la lucha contra la COVID-19, los negocios necesitan más que nunca una producción eficiente y rápida”. La demanda está por encima de la oferta “incluyendo el descontrol económico en la logística como la falta de transportistas, encarecimiento de los contenedores”.
Un problema que ha llegado a la Región de Murcia, en donde los comercios notan una espera de “varios días e incluso semanas” en la entrega de productos. Alberto Sánchez, empleado de Vergel, una pequeña tienda regalos y textil en el centro de Murcia, asegura notar que “las marcas necesitan mayor suministro de materias primas y esto afecta a la posterior reposición de los productos”. La crisis del transporte influye en la entrega, afirma Alberto: “Hemos tenido que solicitar los pedidos con antelación sobre todo las marcas de exportación. Antes los solicitábamos a primeros de diciembre”.
Otro de los comercios que se han visto afectados en la región es Broken Finger, minorista que vende complementos y ropa. Su encargada, Miriam García, comenta que en su establecimiento “están notando retrasos con la paquetería, entregas y también en el comercio online”. Va más allá y asegura que uno de los principales problemas que está notando en su establecimiento es “con respecto a la crisis energética que encarece el precio de las materias primas como el algodón orgánico”. “El encarecimiento en el transporte también se incluye dentro de esta crisis ya que los contenedores han subido su precio y los negocios lo notan económicamente”.
José Martínez y Maite Martínez, regentan la librería Ramón Jiménez y se consideran víctimas del factor logístico, “las agencias distribuidoras han encontrado una forma de ahorrar, han decidido contratar autónomos que se pagan sus propios medios como el transporte o la seguridad social”. Debido al encarecimiento en la producción, esta es la solución que están tomando los distribuidores. Maite asegura que “han notado mucho retraso en los pedidos debido a que los repartidores los acumulan para hacer menos viajes y ahorrarse dinero, ya que tienen que ser ellos los que se pagan la gasolina”.
Diego Peñarrubia aclara que después de una pandemia la actividad comercial ha repuntado a una “velocidad que no esperaban las entidades distribuidoras, de transporte y producción”. El macroeconomista asegura que “la falta de logística y su trato descompensado afecta en que la producción llegue a su lugar de destino en el tiempo estimado”. Peñarrubia señala que los camioneros son el sector que “más está descendiendo debido a que tratan desde hace años con pérdidas de comisiones laborales”. A consecuencia del parón que se produjo por la pandemia -continúa Diego- se perdieron muchos puestos de trabajo y ahora “no tiene sentido volver cuando las condiciones laborales no son las adecuadas”.
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