La Orden del Camino de Santiago, con sede en Santiago de Compostela, celebra todos los años, con la máxima solemnidad, su capítulo anual en la capital compostelana el sábado anterior al 25 de julio, festividad del apóstol Santiago, en el marco histórico de la capilla de los Reyes Católicos. En tan señalado día, de encuentro y regocijo para los miembros de la Orden asistentes e invitados, se nombran e invisten nuevos Caballeros y Damas entre un restringido elenco de personalidades del mundo cultural, político, social, empresarial, deportivo, religioso, etc.... Desde el mismo momento de su investidura, los investidos quedan caracterizados por su capa blanca de ancho vuelo con la cruz roja de Santiago a la espalda, el bonete con dicho mismo emblema jacobeo, la medalla y/o escapulario de la Orden, el bordón y los guantes blancos distintivos del buen propósito y pureza de intención que les anima.
Mil ciento sesenta y ocho caballeros y damas, de veinticinco países de los cinco continentes, han formado parte de esta dinámica Orden hasta la celebración del capítulo extraordinario de Foz de Iguazú, que se está celebrando en estos momentos en Brasil y donde está previsto el nombramiento, investidura e incorporación a la Orden de importantes personalidades de aquel gran país hermano. Posteriormente, tendrá lugar otro capítulo, igualmente extraordinario, en las islas Azores. Lo que pone claramente de relieve el carácter plural, abierto e internacional de la Orden del Camino de Santiago.
Excepcionalmente, y cuando la ocasión lo requiere, precitada Orden tiene a bien conceder una «Distinción Xacobea». Galardón distintivo nada fácil de obtener, por su excepcionalidad y alto valor simbólico. La única otorgada en el presente año 2018 ha correspondido a la Real y Muy Ilustre Cofradía del Santísimo Cristo del Perdón, con sede canónica en la popular iglesia murciana de San Antolín, de donde sale la procesión de «los magenta»; en su día conocida como «la de las colas», por la túnica en punta de los nazarenos.
Merecidísima distinción sin duda alguna la otorgada a la popular Cofradía del Perdón. Porque desde hace más de setenta y cinco años esta castiza Cofradía luce en su insignia, emblema o estandarte, la cruz de Santiago, con la cristiana leyenda central JHS. Visto, comprobado y considerado lo cual, y contando siempre con la entusiasta anuencia del presidente de la cofradía murciana, don Diego Avilés, en mi condición de Comendador de la Orden propuse a ésta que le concediera la «DISTINCIÓN XACOBEA'2018». Lo que su Consejo de Gobierno, reunido al efecto, aceptó por unanimidad.
Acto seguido, y para evitar el desplazamiento de algún representante de la Cofradía de Perdón a la ciudad de Santiago para recoger la DISTINCIÓN XACOBEA'2018, propuse a su presidente, Sr. Avilés, recogerla yo en nombre y representación de la Cofradía. Autorizado al efecto y hecho así, desde el pasado mes de julio la DISTINCION XACOBEA'2018 ha permanecido en mi poder. Y es llegado el momento, cuando septiembre declina, de entregarla a la Cofradía a la que fue otorgada en indicada fecha por unanimidad y por los motivos que en el texto de la misma constan y que en alta voz expondré para público conocimiento.
Lo que será para mí un motivo personal de gran satisfacción y un gran honor hacer el próximo viernes día 28, en un acto público que tendrá lugar en la fecha indicada, a las 20,30 horas, en la iglesia de San Antolín, sede canónica de la Cofradía del Perdón. Donde, asimismo, expondré que, a indicación mía, el pintor murciano Pepe Franco ha hecho una composición digital, pendiente de ulterior desarrollo plástico, en la que en la parte superior figura el Cristo del Perdón; y en la inferior, Santiago apóstol y la cruz de Santiago. El maestro y el discípulo, Jesús y el hijo mayor de Zebedeo y María Salomé, cuyas veneradas figuras simbolizan en la obra el abrazo y unión de dos ciudades, Murcia y Santiago, tan distantes entre sí y ahora y para siempre unidas más que nunca por la roja cruz de Santiago. Que la inspirada composición de Pepe Franco sirva de estampa, cartel o portada de la próxima revista Magenta es deseo personal que ojalá se materialice en hecho.
Más sorpresas habrá pronto para la Real y Muy Ilustre Cofradía del Santísimo Cristo del Perdón y sus cofrades, que no es ahora el momento ni siquiera de insinuar para evitar que se malogren. Mi interés por San Antolín no precisa de mucha explicación. Es la parroquia de mis mayores, donde están bautizados todos mis antececores por las dos ramas familiares: la paterna y la materna. Y, también, mi amor de siempre y novia eterna: Carmencica. Que, por el bautismo, es antolina.
*Antonio Martínez Cerezo, escritor, es Comendador de la Orden del Camino de Santiago
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