Érase una vez una chica que estudió hasta obtener una licenciatura en un mismo sistema educativo, con una misma ley, y aunque ella no era consciente, con el tiempo y las experiencias de la vida se dio cuenta de la suerte que tuvo. Decidió estudiar filosofía, por diversos motivos: La motivación del profesor de filosofía en el instituto, la necesidad de poner en su vida algo de razonamiento y lógica, etc.
Estudiar dicha carrera le hizo sentirse una persona íntegra y feliz porque estaba haciendo lo que le gustaba, y esto le hacia sentirse dichosa y afortunada. Todo esto no significa que no le costara mucho esfuerzo sacar buenas notas, obtener becas de estudio -en aquellos tiempos si estudiabas obtenías becas-, y mucho trabajo por las tardes de canguro para ayudarse con los gastos de sus estudios, de lo que se sentía muy orgullosa porque había sido capaz de conseguir cumplir su sueño con su propio esfuerzo.
La siguiente etapa fue la de prepararse las oposiciones para poder trabajar en lo que le hacia feliz: enseñar filosofía en un instituto. Tras años de preparación y presentación a varias convocatorias no consiguió más que un puesto en una bolsa de trabajo y algo de experiencia. Si preparas unas oposiciones, sabrás que aparte de estudiar, juegas con unas variables que no puedes controlar, y que son las que te abren las puertas o te las cierran. En el caso de nuestra chica las variables le cerraron las puertas.
Jamás se ha arrepentido de estudiar dicha carrera, pero sí se ha sentido muy decepcionada porque en la facultad le 'vendieron la moto' y luego el mundo real es otra cosa. Y para colmo, llega la LOMCE, esa ley que parece sacada del bombo de las leyes educativas españolas, a cual peor, que cada cuatro años sale una para fastidiar a todos, profesores, alumnos, padres, etc.
Abogo porque la educación y la sanidad sean una cuestión de Estado lejos de ideologías y partidos porque nos estamos jugando mucho. La educación y la sanidad son materias básicamente humanas y fundamentales para vivir, que no se pueden quedar desprotegidas y abandonadas.
A los brillantes ideólogos de dicha ley les pregunto yo varias cosas: ¿Qué calidad educativa hay en un sistema en el que la filosofía tiende a desaparecer de las aulas? ¿Qué clase de conocimientos y valores van a poseer las siguientes generaciones? ¿Dónde está la mejoría en el sistema educativo implantando más pruebas inútiles? Ahora lo que nos interesa es estudiar economía para que las siguientes generaciones sean expertos económicos para controlar el capital que no van a tener, porque, y ojalá me equivocara, la mayoría van a ser pobres, porque la clase media ha desaparecido. Mejor dicho, 'se la han cargad'. Estudiar, y estudiar economía en particular, no está mal e incluso diría que está muy bien, pero que no me la imponga la banca y a costa de eliminar asignaturas básicas del currículo como es la filosofía.
Ahora nuestra chica se pregunta qué hace ella con una licenciatura de algo que en la sociedad actual no tiene ninguna salida, porque a los políticos del momento no les interesa tener ciudadanos pensantes y críticos. Tendrá que reiniciar su vida con 44 años y un sueño hecho añicos por gobiernos que piensan más en obtener votos que en sus ciudadanos.
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