El AVE llegará este lunes a la Región de Murcia a pesar de sus políticos. Suena fuerte, pero así es, si bien la generalización siempre suele entrañar algún tipo de injusticia. Aunque a lo largo de todos estos años una cierta demagogia se haya apoderado del argumentario al respecto, lo cierto es que de aquellos polvos de 2001 llegan ahora estos lodos.
Porque conviene no obviar que fue el 8 de enero de ese año, en el Palacio de San Esteban, cuando se dieron cita un ministro del PP, Francisco Álvarez-Cascos, y cuatro presidentes autonómicos (tres populares: Alberto Ruiz-Gallardón, Eduardo Zaplana y Ramón Luis Valcárcel y uno del PSOE, José Bono) para decidir su trazado. Dos de estos, Zaplana y Bono, llegaron al encuentro con los deberes hechos. Ambos habían hablado previamente para acordar que el recorrido beneficiaría a sus respectivas comunidades: la valenciana y la castellano-manchega.
Sobre todo, Valencia, Albacete, Cuenca y Toledo salieron muy bien paradas de aquella cumbre en la que el presidente murciano hizo las veces de anfitrión y acaso de pagafantas, aceptando que el trazado entre Murcia y Madrid diera un circundante rodeo por Alicante y Cuenca, en este último caso, y según expresó él mismo, en solidaridad con quienes nos envían el agua del Tajo. De este capítulo de la historia parecen haberse olvidado algunos próceres del PP, durante todos estos años, cuando echan en cara a otros, sin empacho ni sonrojo, en un ejercicio de amnesia infame, que, al final, el tiempo de viaje sea el que es y no menos.
Y otro capítulo aparte merece el soterramiento con el que, finalmente, el AVE entrará en Murcia. Frente a su llegada provisional en superficie, propuesta en su día por el PP para que el tren llegara como fuera y cuanto antes, el denodado empeño de la Plataforma, calificada casi de organización marxista-leninista y filoetarra por quienes vieron en ella un serio obstáculo a sus pretensiones, obtuvo la recompensa ansiada, evitando la partición de la ciudad por un arbitrario eje norte/sur. Ello, a pesar de la ulsterización de las vías por parte del delegado gubernativo de la época, alguien que no dudó en enviar a la zona un considerable contingente policial más propio de un conflicto armado que de uno meramente vecinal. Y que, incluso, se llegara a apalear a aquellos feroces manifestantes.
El rey y el presidente del Gobierno serán los encargados de inaugurar este lunes el servicio de AVE entre Murcia y Madrid, algo que muchos consideraron que nunca llegarían a ver. Una de las regiones peor comunicadas de manera ancestral con el resto del país verá así colmada una vieja aspiración, que ha tardado demasiado tiempo en verse realizada. Y algo habrán tenido que ver sus gobernantes sucesivos a lo largo de todos estos años de tan largo caminar. Para bien y para mal. Aunque Pedro Sánchez sea el mayor culpable de cuantos males afligen a esta tierra. Y que, como se leía en La Codorniz, siempre fuera mucho más fácil criticar a los que mandan que mandar a los que critican.
0