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Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

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Sistemas ocurrentes

Meme de Rafael Díez Folgueras.

Bernardo Sáez García

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Los amables lectores, cultos y leídos, conocen qué es un sistema recurrente: aquel que repite, dentro de sí mismo, los elementos de su diseño o los hechos con que se manifiesta de forma cíclica y siguiendo un patrón que la mayoría de las veces se puede explicar con alguna fórmula matemática más o menos compleja. Por poner un ejemplo, si nos colocamos entre dos espejos nuestra imagen se repite recurrentemente hasta el infinito; pero es en la naturaleza donde se da en abundancia: los copos de nieve, las ramas y raíces de los árboles, el brócoli, los caballitos de mar, etc. son manifestaciones de este fenómeno.

También existen los sistemas ocurrentes; de ocurrencia, esa que definimos como una “idea inesperada, pensamiento, dicho agudo u original que ocurre a la imaginación”. De entrada ya debemos indicar que los sistemas ocurrentes están contenidos en el conjunto de los sistemas recurrentes por una razón primera y única: son manifestaciones cargantes de la banal creatividad humana que se repiten, crean y recrean sin parar. Una prueba de esto último es que este mismo artículo pertenece a los sistemas ocurrentes que hablan de sí mismos, de ahí su recurrencia o recursividad.

La ocurrencia ha existido siempre pero antaño quedaba disuelta en el aire efímero que dura su verbalización y la memoria para las simplezas que tuviera el receptor. Pero las redes sociales han venido a servir de acelerador de las ocurrencias ante el éxito viral que obtienen las más estúpidas, permaneciendo en ese muro virtual de las lamentaciones o mejor de los fusilamientos idiomáticos que expone toda esta desbordante creatividad en las aplicaciones de relación social, para vergüenza ajena y propia algún tiempo después, cuando al autor le llueve algún cargo que requiere limpieza de sangre digital y lo borra todo en un santiamén.

Las ocurrencias son multitemáticas o más bien multitodo pues de todo saben y de nada entienden bajo el paraguas del humor o del cruel ingenio cortoplacista que las alienta. Además tienen una curiosa tendencia a sufrir mutaciones en cuanto les da el aire de la popularidad: en pocas horas una frase tonta se convierte en una frase tonta con faltas de ortografía o en una frase tonta con faltas de ortografía y sintaxis, con una tipografía y un marquito horrible o con una foto de fondo que no viene al caso.

Ahora se les llama memes, como unidad mínima de información cultural en su similitud con los genes, siguiendo las teorías de la comunicación de un tal Dawkins. Pero cuando pase el tiempo, tras las epidemias verdaderamente virales y las catástrofes climáticas, los estudiosos que queden defenderán recurrentemente, con empeño y determinación, que meme, etimológicamente, procedía de memo.

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