Euskadi confirma tres positivos en el foco del hospital de Txagorritxu detectado este fin de semana
Un paciente de Oncología que llevaba más de un mes ingresado en el hospital de Txagorritxu de Vitoria ha dado positivo en COVID-19 en las últimas horas, como también una enfermera que lo había tratado y otro interno de la misma unidad. Se considera que el enfermo de cáncer ha contraído el coronavirus en el hospital, ya que no presentó síntomas cuando entró a finales de abril y, de hecho, había sido sometido previamente a dos test. Como medida de precaución, al menos una decena sanitarios entre enfermeros, auxiliares y celadores han sido enviados a casa en cuarentena ante el riesgo de que puedan estar infectados.
Según ha informado el Departamento de Salud a última hora del domingo, dentro del rastreo de contactos de los infectados se han realizado 75 test. Tras la información publicada por este periódico, Salud ha confirmado que se ha activado el protocolo de detección y aislamiento y, además, que se han tenido que desinfectar algunas zonas de los espacios en principio 'limpios' de COVID-19 de Txagorritxu. Este lunes a mediodía se anuncia una rueda de prensa para ofrecer los detalles de lo ocurrido.
Algunos supervisores de guardia este fin de semana habían mostrado a la plantilla su preocupación ante un posible rebrote del coronavirus y, de nuevo, en un punto crítico como es un hospital tan grande. Según dos fuentes internas consultadas por este periódico, se ha dado la orden de realizar una prueba PCR a todos los pacientes de Txagorritxu que presenten febrícula, es decir, más de 37,1 grados, si bien ninguno ha dado positivo hasta el momento. Osakidetza lo ha confirmado y ha añadido que se han hecho también a todos los internos del mismo ala que el 'caso cero' de este foco.
Se da la circunstancia de que Txagorritxu fue a finales de febrero la puerta de entrada de la pandemia en Euskadi, lo que ha convertido a Vitoria en uno de los principales focos en estos meses, con tasas de contagio elevadísimas -hay barrios con una proporción más alta que la de Nueva York o Lombardía- y bajas entre sanitarios de todas las categorías. Un reciente estudio de seroprevalencia realizado a toda la plantilla -no era un sondeo- mostró que un 10,36% de los sanitarios de la OSI Araba -la organización que agrupa a los hospitales y centros de salud de Vitoria- habían superado la enfermedad. Los buenos datos de las últimas semanas, en cambio, han permitido a Álava y al conjunto de Euskadi iniciar la fase 3 desde este lunes.
Txagorritxu se convirtió casi en exclusiva en un hospital dedicado a los enfermos de COVID-19 y se habilitaron camas normales y de UCI en prácticamente todas las alas, incluida la capilla. En tiempo récord, se hicieron obras para reconvertir dos plantas del edificio de consultas externas en zona de hospitalización, aunque no llegaron a ser necesarias por el apoyo ofrecido por el otro hospital de Vitoria (Santiago), porque se vació un centro residencial y de paliativos privado (San Onofre) y porque se habilitó un hotel medicalizado (Gran Hotel Lakua). También se dio preferencia a la hospitalización a domicilio y la mayoría de positivos en las residencias o fueron atendidos en sus centros o se derivaron a Zadorra, una residencia que se medicalizó, y no a los centros sanitarios. También hubo derivaciones al hospital de Eibar.
A finales de febrero, el foco se inició con el positivo de una doctora de Medicina Interna, a lo que se sumó un funeral multitudinario en el cementerio de El Salvador. La cadena de contagios se extendió a otros sanitarios, a pacientes y a residencias de ancianos. Casos derivados del foco inicial vitoriano han generado nuevos brotes en Haro, Labastida o Santo Domingo de la Calzada o incluso en Ciudad Real o Extremadura.
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