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El obispo de San Sebastián cree que el sexo homosexual “no puede recibir aprobación en ningún caso”

El Obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, en un acto eclesiástico.

Paola Fernández

San Sebastián —

El Obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, ha vuelto a encender la polémica tras publicar su último libro ‘Sexo con alma y cuerpo’ (Freshbook) junto a Begoña Ruiz Pereda. Sobradamente conocido por sus opiniones políticas y su activa cuenta en Twitter, hace poco más de un año presentaba también un libro en el que señalaba que “una mujer es madre desde el embarazo; solo puede elegir ser madre de un hijo vivo o muerto”, entre otras perlas. En esta ocasión, ha querido escribir un libro dirigido a responder preguntas que los ciudadanos cristianos se plantean en torno a la sexualidad. En el libro, considera que las prácticas homosexuales “no pueden recibir aprobación alguna” y habla de relaciones destacando que “es muy distinto el placer que se obtiene de una relación sexual sin amor del de otra relación en la que amor es lo que se quiere comunicar” y lo compara con el “jamón de jabugo o jamón de paleta cocida, se llama jamón pero no es lo mismo”.

A juicio del Obispo, “el hecho de ser mujer condiciona la manera de sentir, de vivir, de estar en el mundo, el hecho biológico de ser varón, condiciona su psicología”. De hecho, “una persona, por el hecho de ser mujer, va a ser cíclica, y tendrá unos procesos hormonales concretos en relación a su fertilidad”, en los que “pueden estar más sensibles o susceptibles, a algunas les da por la actividad o por la limpieza, se sienten más o menos vitales”. Asimismo, asegura que “la cultura del rollo”, definida por el representante de la Iglesia como “cada fin de semana me enrollo con uno o con otro”, genera heridas y “nos acostumbra a ser utilizados y a utilizar a los demás”. Por ello, cree que los jóvenes españoles se relacionan “desde el lio”, entendiéndolo como “el contacto íntimo con alguien con quien no se tiene un compromiso formal”. En este sentido, se mofa de la frase, ir a buscar cacho, “¿Cacho de qué? ¿De chorizo? ¿De morcilla? ¿De butifarra?”.

En el caso de los homosexuales, se “apoya” en la Sagrada Escritura diciendo que “los presenta como depravaciones graves”, ya que “la Tradición ha declarado siempre que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados”. Así, destaca que en sus prácticas sexuales, “no pueden recibir aprobación en ningún caso”. Por otro lado, ambos autores del libro consideran que la masturbación es “una especie de violencia sobre el cuerpo”, porque “pretende arrancarle el placer, sin vivir a cambio la verdad del amor que le da sentido”. Según destaca “masturbarse introduce un patrón de comportamiento, una vivencia repetida que se convierte en el modo habitual en el que uno entiende la sexualidad”.

Palabras para Pablo Iglesias

En este libro, incluso le dirige unas palabras a Pablo Iglesias, que se recogen en un artículo de Religión en Libertad. El Obispo recuerda las declaraciones del líder del Podemos en las que afirmaba que “decían los estudiantes del 68 ‘hagamos el amor y no la guerra’, para mi generación eso de hacer el amor es una cursilada, mi generación prefiere follar. Y más nos valdría aprender a hacer la guerra para que no nos sigan follando”. El autor considera que Iglesias se equivoca en su análisis porque “eso que él dice que su generación prefiere, follar, forma parte de la estrategia del poder para seguir sometiéndonos y la dictadura más consolidada es aquella en la que los esclavos sienten placer en serlo”.

Los autores de ‘Sexo con alma y cuerpo’ denuncian que a pesar de los múltiples métodos anticonceptivos existentes, “no existen relaciones sexuales seguras” porque “protección no es igual a seguridad”, y “los más de 100.000 abortos que cada año se realizan en España así lo atestiguan”. Así, apelan a “la verdad moral que custodia la virtud de la castidad”, que a su juicio “no sólo es buena sino que es bella y atrayente”. Lo que no quiere decir que “esa belleza, ese bien, esa verdad, no sean exigentes”, porque “no hay nada valioso en esta vida que no requiera nuestra entrega sacrificada”. Por su parte, critican las enseñanzas de la educación afectivo-sexual que se imparte en la enseñanza pública porque “son abiertamente antinaturales por haber asumido la ideología de género”. En esta línea, cree que “una de las estrategias de la ideología de género es la de hacernos creer que la castidad no es posible entre los jóvenes”. Otras de las cuestiones que señala es que “es muy distinto el placer que se obtiene de una relación sexual sin amor del de otra relación en la que amor es lo que se quiere comunicar. Es como el jamón de jabugo o jamón de paleta cocida. Se llama jamón pero no es lo mismo”.

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