Un PP vasco sin diputados en el Congreso ni poder municipal busca resetearse al margen de Génova
El PP vasco celebra este viernes y sábado en Vitoria su prometida convención para resetearse en Euskadi tras unos muy malos resultados electorales en las variadas citas con las urnas de este 2019 –generales, forales, municipales y europeas– que han completado una recesión a niveles de AP tras tocar techo en los años 2000 y 2001, cuando por dos veces alcanzó un resultado próximo a los 325.000 votos, cinco veces más que las exiguas 66.000 papeletas que se introdujeron en las urnas en las municipales del pasado 26 de mayo. Ya ha sido anunciado que los de Alfonso Alonso –exministro que renunció a su carrera en la villa y corte para sofocar la crisis interna de 2016– persiguen acentuar su perfil propio, lo que se traduce en una apuesta mayor por el foralismo y la moderación y en críticas al “nacionalismo histriónico” de un Vox que es socio habitual de los 'populares' en otras comunidades autónomas y de la apuesta por España Suma. Pablo Casado ha sido invitado para cerrar el cónclave, en el que se esperan 400 asistentes.
Carmelo Barrio es, con diferencia, el parlamentario más veterano del PP y, en general, de toda la Cámara vasca junto al nacionalista Joseba Egibar. Es una voz autorizada dentro del partido, del que llegó a ser secretario general, y es autor de una comunicación que se presentará en la convención sobre la gestión del final de ETA y la “radicalización” aún latente en ciertos sectores de la sociedad vasca. “Es una buena idea la reflexión colectiva. Es bueno volver a trasladar en la solemnidad de un acto de estas características nuestras señas de identidad”, valora Barrio, que asume la paradoja de que tras el final de los atentados y la amenaza contra los cargos públicos 'populares' el apoyo social haya decaído de manera notable.
Ahora mismo, el PP no tiene diputados ni senadores electos en Euskadi y ocupa 9 de los 75 escaños del Parlamento Vasco y 11 de los 153 en las tres Cámaras forales, las Juntas Generales. Sólo 55 de los 2.651 ediles vascos son del PP y las alcaldías se han reducido al mínimo, únicamente dos. Quedan muy lejos los tiempos en que, con Jaime Mayor Oreja de candidato, el PP fue segunda fuerza y se codeó con Juan José Ibarretxe en las autonómicas de 2001. Alfonso Alonso y Javier Maroto han sido alcaldes de la capital vasca, de Vitoria; Arantza Quiroga, presidenta del Parlamento; y Antonio Basagoiti, decisivo para que el socialista Patxi López haya sido el único lehendakari no procedente del PNV desde la aprobación del Estatuto de 1979. La corrupción endémica del partido a nivel general –con algunas derivadas locales–también ha pasado factura en Euskadi.
En la historia del PP se encuentran también grabados para siempre los asesinados por ETA, como Gregorio Ordóñez, teniente de alcalde en Donostia y portavoz en el Parlamento, o el edil en Ermua Miguel Ángel Blanco. Cuadros como Borja Sémper cuentan que con solamente 19 años ya tenía que llevar escolta y otros como Basagoiti tuvieron que aparcar hábitos tan comunes como conducir una moto. En opinión de Barrio, sigue siendo difícil hacer política en nombre del PP vasco porque “la violencia terrorista ha desaparecido pero la cultura de la radicalidad sigue ahí”. Defiende que el PP tiene que ser un referente de “denuncia permanente” de esos rescoldos y también a la hora de defender sin tapujos la importancia de Euskadi foral, con sus tradiciones y autonomía fiscal, dentro del proyecto común de España. “La foralidad es lo que nos une a los alaveses, vizcaínos y guipuzcoanos y lo que nos une con el resto de España de una manera indisoluble”, subraya Barrio recordando la disposición de la Constitución sobre los fueros.
Aunque se llegó a sugerir en su momento, el PP vasco descartó ya un cambio de siglas y seguir los pasos de UPN en Navarra, pero sí redundará en sus raíces vascas con un nuevo logotipo complementario al tradicional del charrán. El nuevo emblema muestra un tronco que simboliza la “incardinación del PP vasco” con la tierra y la copa del árbol tiene tres hojas, que son los tres territorios históricos. Le acompaña el lema “Hay razones”, que pretende mostrar, según indican en el PP, que la oferta política es “racional”, con “argumentos solventes” no sólo en los “ámbitos históricos” en que se ha desenvuelto el PP, contra el nacionalismo y ETA, sino en materia de educación, empleo o industria. “Se trata de destacar la percepción de utilidad del partido”, indican estas fuentes.
En la cita, que se celebrará en el palacio de congresos Europa, además de la de Barrio sobre ETA, se presentarán también ponencias sobre cambio climático o igualdad, además de dos textos principales sobre fiscalidad y economía –aquí el PP vasco se alinea con el de Madrid y apuesta por imitar la bajada de impuestos– y estrategia política. Amaya Fernández, secretaria general del partido, es la autora del documento principal. Justo el día después del naufragio electoral del 28 de abril, especialmente duro en Euskadi al desaparecer toda la representación, la propia Fernández fue clara en el diagnóstico: “No hemos sabido conectar con nuestro electorado, que es de centro y moderado”.
Las generales mostraron a las claras la distancia del PP de Alonso –un reconocido 'sorayista'– con Génova. El partido compareció con tres candidatos afines a Casado, la joven Beatriz Fanjul por Bizkaia –'número dos' de Nuevas Generaciones y que ahora lidera la reducida corriente interna a favor de España Suma y del acercamiento a Vox–, Iñigo Arcauz en Gipuzkoa –que captó militantes para Vox siendo del PP– y, sobre todo, Javier Maroto por Álava. Maroto, tras verse superado por EH Bildu, ha desaparecido de la política vasca y ahora es senador por Castilla y León tras un polémico empadronamiento en el pueblo segoviano de Sotosalbos. La presencia del exalcalde de Vitoria en la convención es una de las incógnitas.
Así las cosas, en las municipales del mes siguiente, por ejemplo, Sémper realizó en Donostia una campaña alejada de las siglas y fue casi la única alegría en toda la noche electoral. Su estrategia partía del análisis de que el rival electoral era el PNV, que había que pelear el centro del espectro político y no el extremo derecho con Ciudadanos y Vox, residuales en Euskadi. La ponencia política de la convención no huirá de ese argumento y buscará posicionar al PP como una opción “moderada” frente a la “moderación estratégica” del PNV.
En este escenario, la tensión con Génova sigue latente. En vísperas de la convención, la portavoz 'popular' en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo ha aprovechado una entrevista en EsRadio para lanzar un dardo a Alonso y su equipo, a los que ha advertido de que el viaje al centro ya fracasó en Euskadi. “Se creyó que con contemporización o posiciones más tibias con el nacionalismo se podía obtener mejor resultado. Esa operación ya ha fracasado”, ha dicho. Y ha añadido sobre el discurso foralista: “Si el perfil propio consiste en decir que la legitimidad de nuestro ordenamiento constitucional tiene zonas reservadas que se remiten a derechos históricos previos y no a la Constitución y a la soberanía común, me parecería un grave error”.
Reflexiona sobre ello en un artículo de opinión en este periódico la secretaria general. “Hemos oído voces que exponen que defender la foralidad en Euskadi equivale a defender los derechos históricos del nacionalismo. Y nada más lejos de la realidad. Defender la foralidad o el Concierto económico es defender la Constitución, que da vigencia y validez a esos derechos históricos. Planteamientos como estos, esgrimidos por fuerzas sin presencia institucional en el País Vasco, alimentan al nacionalismo y minan al constitucionalismo”, sostiene Fernández.