Las calles cambian de dueños
Mucho se ha hablado en los últimos años de tomar las calles, primero fueron los jóvenes con el 15M, una movilización ejemplar que derivó en asambleas ciudadanas con múltiples propuestas y unas sistemáticas de debate a tener en cuenta para cualquier organización que quiera aprovechar el trabajo colaborativo para la elaboración de propuestas. Esto, sumando a la crisis económica, los casos de corrupción y otros elementos, supuso una verdadera revolución en la aritmética parlamentaria existente hasta ese momento. Podemos crecía sin parar y un partido que se circunscribía exclusivamente en el ámbito catalán, Ciudadanos, conseguía ocupar un espacio importante, mientras los partidos mayoritarios empezaban a caer.
Como en política nada es inamovible y la política actual cambia a la misma velocidad a la que está cambiando la sociedad, pocos años después nos encontramos con un escenario distinto.
Las mujeres cansadas de que les corten el paso por el simple hecho de ser mujeres, las discriminen, las maltraten y cobren menos que sus compañeros varones, han decidido tomar la calle y lo han hecho sin complejos, mostrando una gran fortaleza a través de las manifestaciones celebradas en toda España con motivo de la celebración del 8M.
Pero no han sido las únicas que han tomado las calles en el último mes, tenemos que agradecer a nuestros mayores que hayan abierto el debate de las pensiones con su movilización, agitando la calle, demostrando que hay una generación que no se resignó cuando no existía democracia en España y ahora tampoco se resigna ante algo que consideran injusto. Parecen haber cogido el relevo a los jóvenes que salieron masivamente con el 15M y que ahora da la sensación que hubieran vuelto a la resignación al comprobar que el partido que hizo bandera de sus demandas, Podemos, no quería alcanzar el cielo, sino más bien un escaño en el Congreso y mimetizarse con esa institución que en ocasiones parece salida de una película en blanco y negro.
Espero que nuestros mayores sigan agitando la calle pero no solo con el debate de las pensiones, también con el modelo laboral que ha precarizado el trabajo de sus nietos; el modelo energético que les hace vivir bajo la pobreza energética en un mundo donde ya se puede producir energía con el sol de una forma económica; la prestación de servicios públicos que está llevando al recortes en nuestra sanidad... A esto espero que se sumen las mujeres y sigan luchando por ocupar el espacio que les corresponde.
Estos dos colectivos (la generación de nuestros pensionistas son los que salieron a la calle masivamente el 28 de octubre de 1982 para votar con ilusión por un gobierno socialista que trajo un Estado del Bienestar que ahora está en peligro; y las mujeres que siempre han confiado mayoritariamente en el PSOE por ser este el que ha aplicado más políticas de igualdad) deben ser el catalizador de un gran debate que todavía está pendiente: un nuevo modelo para nuestra sociedad. El sistema de nuestras pensiones, relaciones laborales, modelo productivo, está basado en una lógica económica que está llegando a su fin. Recomiendo que lean el libro de Jeremy Rifkin: La sociedad de coste marginal cero, donde de forma muy certera hace un análisis de presente y futuro sobre el nuevo modelo económico que promete cambiarlo todo.
Afrontar cada uno de los problemas que están surgiendo por separados provocará desajustes incrementando los problemas o generando nuevos, cada uno de ellos son partes de un mismo sistema y si se actúa por separado este puede dejar de funcionar o tener consecuencias negativas sobre el conjunto.
El verdadero debate que se tenía que estar dando es cómo mantener el Estado del Bienestar en su conjunto en el nuevo paradigma económico que estamos viviendo y que vamos a vivir. Ese debate solo se puede dar si se hace un planteamiento ideológico completo, con fórmulas nuevas, pero mantenimiento los mismos principios. Aquí está el gran reto de la socialdemocracia europea, es quien mejor lo puede hacer teniendo en cuenta que fue la que puso en pie nuestro sistema del bienestar, es la única que puede plantear el nuevo modelo que garantice los mismos principios. Pero viendo la situación actual de la socialdemocracia en los distintos países, esta todavía no ha conseguido hacer el planteamiento adecuado que de respuesta a los nuevos retos, o si lo está haciendo la sociedad por algún motivo ha decidido dar la espalda a estas soluciones.
Los mayores y las mujeres deben ser los pilares más importantes que impulsen este debate sobre la nueva sociedad. Debate al que los abuelos tienen que sumar a sus hijos y sus nietos, esas nuevas generaciones que conocen mejor que nadie el nuevo modelo deben compartir el debate de las ideas con los que mejor conocen el sistema del bienestar: sus abuelos. Al igual que las mujeres tendrán que involucrar a sus compañeros, porque no existirá igualdad real sin hombres involucrados en luchar por conseguirla, y más teniendo en cuenta que el modelo imperante hasta ahora estaba liderado casi exclusivamente por hombres y se ha demostrado muy débil y muy desigual en muchas ocasiones.
El resultado de este gran debate debe ser el planteamiento que impulse a la socialdemocracia a ser de nuevo referente y la que da respuesta a los retos del presente y del futuro.