Feria del Libro, herencia republicana y patrimonio cultural de Madrid
A las 12 de la mañana del 25 de abril de 1933, inauguraba el alcalde de Madrid Pedro Rico la primera edición de la Feria del libro en el Paseo de Recoletos.
Un evento cultural, comercial y festivo que tiene sus orígenes en un trabajo estudiantil que aspiraba a promover la compra de libros. Una celebración que se inspiró en la Fiesta del libro de aquel entonces y que ha calado de manera profunda en la vida popular de nuestra región.
Esta cita con la lectura ha sobrevivido 90 años, sorteando los diversos avatares de la Historia, y siempre fiel a su esencia. Esto es, ser una celebración al aire libre en casetas efímeras, de entrada gratuita, con un descuento del 10% en la compra de libros, que fomenta el encuentro personal con los autores gracias al ritual de la firma de ejemplares y con una masiva participación del público.
Todos los madrileños y madrileñas tenemos alguna anécdota en la Feria del libro, un recuerdo en familia, con amigos, el encuentro con algún autor o autora que admiramos… La Feria del libro ha estado siempre ahí para nosotros.
No debemos tampoco olvidar los orígenes republicanos de esta fiesta: esa forma de entender la cultura como un derecho de todas las personas y no como el privilegio de unos pocos. Recordemos que, en 1933, más del 25% de los españoles eran analfabetos, y por ello, tanto los intelectuales de la época como el Gobierno de la República, se afanaron por acercar la cultura y la educación a la gente a través de proyectos como La Barraca, las Misiones pedagógicas o la propia Feria del libro.
Nuestra feria es, pues, heredera de esa manera popular, festiva y cercana de llevar la cultura a las calles. Pensemos que en 1933 los libros y las librerías eran objetos y lugares reservados para unos pocos. “Familiarizar a las gentes con el libro y hacer comprender a tantos como lo necesitan, que es una calumnia ridícula eso de que el libro muerde, de que cría miseria, de que echa de casa, es una labor casi fabulosa”, se puede leer en una crónica de la época.
La Feria del libro, por tanto, nació con el objetivo de educar y democratizar la cultura, de hacerla más accesible y de crear un espacio de visibilidad y socialización en torno al libro y la lectura en Madrid.
Y, desde entonces, ha perdurado fiel a su espíritu, fiel a su legado.
Por ello, desde el PSOE-M, hemos impulsado una iniciativa en la Asamblea de Madrid para fortalecer esta celebración con la máxima protección patrimonial posible. Una propuesta que aspiraba al consenso de todos los partidos, pero que no lo ha conseguido porque, tanto Más Madrid como Podemos, han declinado sumarse a nuestro impulso.
Hemos querido promover que la Feria del libro sea declarada Bien de Interés Cultural porque seguimos imaginando un Madrid con más y mejor cultura, y porque proteger nuestro legado supone poner en valor los espacios físicos y simbólicos que compartimos y que nos recuerdan que este es un lugar que merece la pena ser vivido.
Recordemos también que nuestro patrimonio cultural es fuente de bienestar social, además de motor económico, puesto que es la principal razón que tienen los turistas para visitarnos.
Protegemos así una forma muy nuestra de disfrutar de los libros y la lectura: al aire libre y en un espacio natural emblemático como el Parque del Retiro.
Es precisamente esta convivencia sostenible entre el ser humano, la cultura y la naturaleza, la principal característica que la UNESCO destacó al declarar el Paisaje de la Luz como Patrimonio Mundial.
La UNESCO también nos advirtió de que debíamos seguir tomando medidas que velaran por la protección de este entorno único. Proteger la Feria del Libro es una forma de hacerlo.
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