Bienvenido Mr. Moody's
La agencia de calificación Moody's acaba de revisar la nota de la deuda soberana española. Ahora somos Baa2. Contengan su alegría. Nos alejan del bono basura justo a tiempo para que Mariano Rajoy pueda celebrarlo en el Debate sobre el estado de la Nación y presentarlo como otra prueba de que la realidad, usted o yo nos equivocamos pero el telediario tiene razón: estamos saliendo de la crisis. Es lo bueno que tiene el capitalismo de chiringuito, siempre queda tiempo para una ronda mas si alguien invita porque la fiesta nunca se acaba.
Las mismas agencias que antes de la crisis cobraban por certificar que todo iba de maravilla, durante la crisis cobraban por decir que todos los que no les pagaban iban mal y ahora cobran por asegurar que todo vuelve a ir bien, declaran ahora que gracias a las políticas del gobierno, España dispone de un modelo de crecimiento más sostenible. Si siempre se ha preguntado para qué servía las agencias de calificación y por qué se sigue recurriendo a ellas a pesar de su acreditada incompetencia y falta de ética, aquí tiene la respuesta. Siempre dan un servicio completo.
Justo ahora que el motor de la exportaciones ha empezado a calarse, dicen los alegres muchachos del chiringuito Moody's que las perspectivas de nuestra economía lucen buenas, las finanzas públicas se enderezan y las exportaciones constituyen nuestra gran fortaleza. Aunque, como Mister Wolf en Pulp Fiction, también nos recomiendan que no empecemos a celebrarlo todavía porque queda mucho donde recortar, muchos sueldos que bajar y mucha gente a quien echar a la calle.
Según nuestros recuperados amigos del club de la solvencia, el secreto de nuestro éxito salta a la vista. Un mercado laboral flexible y eficiente, un sistema de pensiones solvente que ya no se actualiza con los precios y una política de ajuste fiscal y recorte del gasto público que han devuelto la confianza a mercados e inversores. Si tenían alguna duda, ellos se lo aclaran. Esto que llamábamos crisis y pensábamos que algún día se tendría que acabar, es la nueva realidad. El futuro era volver al pasado.
España debe volver a ser un país de sueldos bajos con trabajadores capaces, baratos y fáciles de despedir. Un país que tenga un Estado pequeño que haga carreteras y garantice el orden y que no se gaste el dinero de los impuestos que recaude entre esos trabajadores en costosos sistemas públicos de sanidad, educación o pensiones. La gente no valora las cosas cuando son gratis. Mejor que las paguen y para eso ya están los bancos, las aseguradoras y las universidades y colegios privados. Estamos a un paso de que el FMI, el Banco Mundial o cualquier otro chiringuito empiece a recomendarnos planes de desarrollo y gobiernos de tecnócratas temerosos de Dios, como en los sesenta con Franco. O puede que ya lo hayan hecho, pero no nos lo hayan contado o no nos hayamos enterado todavía.