Arrimadas siembra dudas sobre su continuidad al frente de Ciudadanos tras su “refundación”
Inés Arrimadas ha vuelto a sembrar dudas sobre su futuro al frente de Ciudadanos. Esta vez ha sido en una entrevista con la agencia Europa Press publicada este fin de semana en la que ha reiterado que en el proceso de “refundación” que ha emprendido su partido, los militantes van a poder “poner en cuestión” y “decidirlo todo”. No solo el nuevo proyecto del partido, sino también si quieren que ella y los dirigentes de su actual dirección continúen en sus cargos. “Vamos a cuestionarnos todo menos una cosa: nuestros valores liberales y el espacio que representamos. Lo demás se puede renovar todo”, insistió.
No es la primera vez que Arrimadas desliza esa idea y, aunque a continuación siempre aclara que ella “se siente con fuerzas para seguir luchando por España”, la impresión que deja es que está preparando su eventual retirada de la política antes incluso de que se celebren las elecciones generales. Todo ello a la espera de ver si realmente su partido remonta en la doble cita con las urnas de las municipales y autonómicas, que tendrán lugar meses antes, en mayo de 2023.
“Inés no se va a ir”, aseguran fuentes de la dirección, que explican que en esa entrevista así como en otras que ha ofrecido, la líder no está sugiriendo su marcha sino algo “obvio”, que “serán los militantes los que decidirán si nos quedamos, no solo Inés sino todos, al frente del nuevo proyecto o prefieren que sean otras personas quienes lo hagan”, señalan las fuentes consultadas de la Ejecutiva.
La propia Arrimadas no deja de recordar que tras el último batacazo que el partido sufrió en Andalucía –que supuso la renuncia de Juan Marín a todos sus cargos–, los miembros de la Ejecutiva, con ella a la cabeza, mantuvieron una reunión para analizar el nuevo escenario y pusieron sus cargos “a disposición del máximo órgano del partido”, que es el Consejo General. “La mayoría de los compañeros nos pidieron que continuáramos”, recuerda ahora la líder de Ciudadanos. “Lo fácil habría sido lo contrario”, señaló entonces Arrimadas, minimizando aquellas voces que le exigían marcharse y convocar una Asamblea General Extraordinaria, como hizo el exvicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado, o la corriente crítica Renovadores Cs que lidera el exdiputado del Parlament catalán Antonio Espinosa.
“La militancia votará y lo que decida será vinculante”
Ese mismo día Arrimadas anunció que iba a iniciar ese proceso de “refundación”, que duraría seis meses: “No podemos pregonar que somos un partido reformista hacia fuera pero no estar dispuestos a reformar todo hacia dentro. Hicimos cambios importantes hace dos años, pero seguimos dispuestos a cambiarlo todo, y yo la primera”, ha vuelto a decir este fin de semana. El mecanismo para realizar todos esos cambios lo decidirá el partido a la vuelta del verano y tiene que ser aprobado por el Consejo General o por la Ejecutiva ampliada. La idea es que en enero esté el trabajo acabado. Pero lo que tienen claro es que todo ese proceso será con la participación de toda la militancia y “el resultado de las votaciones será vinculante”, cuentan a esta redacción.
Dado que las dudas siguen en el aire, son muchos los que ahora miran hacia Begoña Villacís para que pilote la nueva etapa si la militancia rechaza la continuidad de Arrimadas. En una reciente entrevista con elDiario.es la vicealcadesa de Madrid aseguraba que su deseo es continuar en la política municipal madrileña y presentarse a las elecciones de la primavera de 2023, una cita de la que dependerá también su futuro.
Otro de los nombres que planean en el ambiente para una hipotética sucesión es el de Edmundo Bal, pero el portavoz adjunto del grupo parlamentario ya salió escaldado tras su fracaso en las autonómicas que convocó Isabel Díaz Ayuso por sorpresa en Madrid en mayo del año pasado. Bal sustituyó con poca gana a Ignacio Aguado y perdió los 26 escaños que Ciudadanos tenía en la Asamblea regional.
De momento, el llamado 'Equipo de la Refundación' que pilotan por encargo de Arrimadas la propia Villacís y el diputado por Málaga Guillermo Díaz, sigue enfrascado en los trabajos del nuevo proyecto escuchando todo tipo de ideas y opiniones y reuniéndose con cargos públicos y representantes de “la sociedad civil”. De esos encuentros ha salido un decálogo de ideas que han plasmado en un documento con los principios básicos y los “valores” con los que esperan “volver a ilusionar” a sus votantes y los españoles para que confíen en ellos. Estos principios los han dividido en 10 apartados: Libertad; Igualdad; Verdad; Clases Medias; España; Crecimiento; Medio Ambiente; Seriedad, y España y Europa en el Mundo.
Según Arrimadas, Ciudadanos, con este decálogo, va a ofrecer “una opción mucho más interesante y más sexy en términos electorales”. “Tenemos que volver a ser ese partido que proclama sin complejos ideas valientes y necesarias que mucha gente piensa pero ningún partido se atreve a decir”, señalaba en la misma entrevista con Europa Press, recordando además que su partido es el que “que más autocrítica ha hecho en España”. “Llevamos dos años analizando las causas de la bajada, pero ya es hora de mirar al futuro”, dijo, incidiendo en que tienen la “obligación moral” de defender el espacio del centro político.
No se someterá a consulta la posible fusión con el PP porque “no la habrá”
Una de las cosas que la dirección del partido excluye es la posibilidad de que la militancia se pronuncie sobre una hipotética fusión o convergencia con el PP: “No se va a plantear ninguna fusión con el PP, la autonomía del partido quedará garantizada tras el proceso”, sentencian a esta redacción fuentes de la Ejecutiva. “Esto va de una refundación, no de una fundición, ni fusión ni integración en otro partido”, dejan claro las citadas fuentes.
No obstante, PP y Ciudadanos se acaban de poner de acuerdo para lograr el cumplimiento de la sentencia judicial que obliga a impartir un mínimo del 25% de asignaturas en castellano en las escuelas catalanas. Según han anunciado, presentarán conjuntamente un recurso de inconstitucionalidad contra el decreto ley con el que la Generalitat, por el momento, ha logrado zafarse de la orden del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC), declarada firme desde principios de este año.
Aunque hay buen entendimiento con los de Alberto Núñez Feijóo, también Arrimadas incide en las diferencias de proyectos. “España no se puede permitir otra vez tener que elegir entre rojos y azules”, “sigue habiendo muchos que quieren una opción liberal de centro, reformista y moderna”, remacha la líder del partido, que recientemente ha viajado a Berlín para entrevistarse con sus homólogos alemanes, en los que se mira dado que se hundieron en las urnas pero luego remontaron y ahora incluso gobiernan el país dentro de una coalición. Ambas formaciones están en el Parlamento Europeo en el grupo Renew Europe, al que también pertenece el partido de Emmanuel Macron, con quien Arrimadas coincidió en Bruselas y logró hacerse unas fotos que luego exhibió, muy orgullosa, en su perfil de Twitter.
Todo esto ocurre mientras el partido sufre un nuevo goteo de abandonos y bajas de dirigentes que en su día ocuparon puesto destacados. Hace unos días precisamente se conocía la marcha del jefe de la delegación de Ciudadanos en el Europarlamento, Luis Garicano, para dar clases en la prestigiosa Universidad de Columbia (Nueva York). El partido y la propia Arrimadas le deseó lo mejor, destacando el papel que el economista había realizado durante estos años dentro del grupo liberal.
Otros, sin embargo, se han dado de baja entre críticas a la “mala gestión”. Es el caso del exmiembro del Comité de Garantías Fernando Sánchez-Contador, que alega diferencias con la dirección. O la diputada Carmen de Rivera, una de las primeras dirigentes de Ciudadanos que logró escaño en el Parlament de Catalunya. Y en Andalucía siguen sin decidir sustituto para Juan Marín, que dimitió de todos sus cargos tras la debacle cosechada el 19J.
A todo ello se une otro de los dramas del partido: los recientes despidos de trabajadores que han tenido que acometer, aunque aseguran que la sede nacional de la madrileña calle de Alcalá no peligra al haber pagado el alquiler de los próximos años y no tener deudas con los bancos.
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