La sentencia del procés y la respuesta en Catalunya abren un nuevo escenario político a las puertas de la campaña
El Tribunal Supremo ha hecho pública la sentencia más importante de la historia reciente de España. El fallo, que ya se había filtrado parcialmente, condena a los líderes independentistas por sedición y no por rebelión. Las penas van desde los trece años de prisión para Oriol Junqueras hasta una multa para los procesados que no estaban en prisión al solo apreciar desobediencia. El Supremo ha descartado la acusación más grave del Código Penal, la rebelión que reclamaba la Fiscalía General del Estado. La incógnita es ahora la reacción institucional y de la calle en Catalunya. El presidente de la Generalitat Quim Torra ha abogado por la desobediencia civil aunque descarta abrir las cárceles para liberar a los presos independentistas. La respuesta ha dejado en manos del Parlament.
Todos los partidos políticos asumen que la condena del Supremo y la reacción en Catalunya abrirán un nuevo escenario político, cuando queda menos de un mes para que el país vuelva a votar en las elecciones del 10 de noviembre.
El Gobierno de Pedro Sánchez ha elevado el tono en las últimas fechas y ha advertido de que actuará con “firmeza” y “proporcionalidad” respecto al “desafío”. En el entorno del presidente sostienen que esta vez el asunto catalán no tiene por qué beneficiar a la derecha si el Ejecutivo socialista se muestra contundente con el independentismo. En el Gobierno ni siquiera descarta, y así lo han repetido algunos portavoces, recurrir a medidas extraordinarias como la aplicación de la ley de seguridad nacional o incluso el artículo 155 si la situación en Catalunya se descontrola.
En Moncloa creen que la confirmación de la decisión del Supremo marcará un antes y un después en la campaña y, de hecho, confían en que la reacción del Gobierno espolee al electorado. La sentencia y la exhumación de Franco son los revulsivos que espera Sánchez ante las expectativas a la baja que muestran las encuestas en las últimas fechas. En el equipo de campaña del presidente en funciones están convencidos de que en esta ocasión será el independentismo el que movilice a los votantes progresistas como el 28A lo hizo el temor a la irrupción de Vox. “España es de todos, no de extremistas ni de la ultraderecha”, expresó Sánchez a los periodistas durante la recepción del 12 de octubre en el Palacio Real.
A pesar de que el Gobierno en funciones ha evitado pronunciarse sobre las condenas tras la filtración de que será por sedición y malversación para los principales líderes independentistas dejando atrás la rebelión, los socialistas sí admitían en privado previamente que esa decisión del Supremo les daría una baza frente a los ataques de la derecha, que durante todo el juicio han atacado a Sánchez por la decisión de que la Abogacía del Estado rebajara la acusación a las puertas del juicio.
En el entorno de Sánchez consideran, además, que dar la respuesta institucional le dará puntos especialmente frente a Ciudadanos, con quien pugna por el voto de centro. Albert Rivera, para quien todos los sondeos pronostican un hundimiento electoral, ha hecho de la batalla contra los independentistas su principal bandera electoral y ahora trata de recuperar la iniciativa en el escenario de la sentencia del procés. Siguiendo ese plan incorporó al abogado del Estado, Edmundo Bal, quien representó al Gobierno en la causa del procés, defendió reiteradamente la acusación por rebelión y que hubo violencia concertada en la actuación del independentismo, y fue apartado por el Ejecutivo de Sánchez cuando se negó a firmar un escrito por sedición. La condena finalmente será por este delito y no por rebelión y eso desmonta la línea argumental de Rivera, y del propio Bal que ahora acusa en mítines, entrevistas e incluso en el Congreso de los Diputados a los independentistas de dar un golpe de Estado.
Dentro del Comité Electoral del PSOE confían en que, a partir de que se conozca el fallo, la campaña será “distinta” y girará en torno al eje seguridad-unidad-estabilidad. “A partir del martes, la gente volverá la cara a la política a ver qué respuesta damos cada uno -reflexiona un dirigente socialista en referencia a la sentencia-. En época de estabilidad la gente quiere seguridades y no hay mayor seguridad que la que te da el Gobierno”.
En ese escenario, piensan que “por primera vez” los socialistas pueden imponerse a la derecha con ese relato. Sin embargo, en el partido hay voces que admiten que esa estrategia conlleva “riesgos” y temen que Sánchez se quede encallado en torno a los 123 escaños que obtuvo hace cinco meses, algo que también asumen en el Gobierno, donde ven como máximo un puñado de diputados más. “Lo importante es que no sume la derecha y creo que no va a sumar”, expresa un destacado ministro que da por hecho que si no hay mayorías alternartivas, tras el 10N, PP y Ciudadanos tendrán que facilitar la investidura a Sánchez. “Nadie va a permitir que haya unas terceras elecciones. Esta vez les han dado una oportunidad, pero no va a haber otra”, agrega ese miembro del Gobierno sobre la ausencia de reproches por parte de los poderes fácticos hacia Pablo Casado y Albert Rivera con su 'no' a Sánchez.
Con este panorama, Rivera también trata de sacar la cabeza: ha solicitado una reunión a Sánchez para abordar la situación tras el fallo tras meses de críticas al Gobierno por la relación con el independentismo en los que le instaba constantemente a aplicar el 155, pese a que el Govern no había cometido ninguna ilegalidad. Ahora, cuando todavía no se ha producido ningún movimiento por parte de la Generalitat, el líder de Ciudadanos ha reclamado una respuesta conjunta. El presidente en funciones que ha aireado a lo largo de la precampaña que tiene todos los “escenarios” previstos y que no le temblará el pulso a la hora de activar la Ley de Seguridad Nacional para poder dar órdenes a los Mossos d'Escuadra o incluso a aplicar el 155.
Ciudadanos, además, retomará la exigencia a Sánchez de que no conceda indultos a los independentistas, como viene haciendo desde la última campaña. Hasta ahora, el presidente en funciones aseguraba que no podía pronunciarse al respecto cuando ni siquiera habían sido condenados -ahora tiene el argumento de que tienen que solicitarlo-. “Ciudadanos pide a los partidos nacionales que se comprometan a no interferir en la justicia: ni atacando a los jueces, ni prometiendo indultos ni ningún tipo de impunidad ni privilegio a quienes se han saltado las leyes”, señalan fuentes oficiales de la formación de Rivera preguntados por su estrategia a partir de la sentencia.
Casado con Sánchez, pero le vincula con los 'indepes'
También el PP ha fijado la crisis catalana como una de las prioridades de su campaña electoral, después de la fuerte debacle que sufrió allí el 28A, cuando tan solo obtuvo un escaño por Barcelona, el de la actual portavoz en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo. A pesar de que Casado ha manifestado que brindará todo el apoyo a Sánchez ante la posible reacción en Catalunya, una vez se conozca la sentencia, los populares seguirán intentando vincular al PSOE de Pedro Sánchez con las fuerzas nacionalistas e independentistas catalanas que, tal y como recuerdan en Génova, fueron las que hicieron presidente al dirigente socialista en la moción de censura de mayo de 2018.
Decida lo que decida oficialmente el Supremo, el PP ya tiene su fallo: “La izquierda en España decidió legitimar y blanquear al nacionalismo más reaccionario. No hay nada más reaccionario y antimoderno que el nacionalismo, que es identitario, que coloca la patria y la nación por encima de la libertad y la igualdad de las personas, que discrimina en función de los apellidos o de la lengua”.
En su afán por competir con Ciudadanos por los votos “constitucionalistas” en Catalunya, el PP quiere lanzar un mensaje de dureza y presentarse como la única fuerza capaz de garantizar que la comunidad siga en España o la defensa de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado así como el uso del castellano. Las encuestas al alza dan argumentos a Casado en esa dirección. El líder del PP, que no cree que “la respuesta en la calle a la sentencia sea muy fuerte”, está confiado en que pasará de los 66 escaños a alrededor de 100 mientras que Ciudadanos se hundirá.
En el Gobierno creen que su receta de “firmeza democrática” y respuesta “proporcional” se impondrá frente a los extremos en los que sitúan a PP y Ciudadanos, por un lado, y los independentistas, por el otro. Pero también ven en la situación un elemento para sobresalir sobre Unidas Podemos, a quien sostienen que su posición en Catalunya les pasa factura.
Ferraz mide el alejamiento de Unidas Podemos
Los socialistas sitúan a los comunes en el espacio del soberanismo como reclamo para el congregar todo el voto progresista y, en su estrategia de subir el tono también contra Iñigo Errejón, Sánchez fue lo que le echó en cara. “La CUP se presenta por dos partidos, el suyo y por el de la división de Unidas Podemos, el del señor Errejón”, expresó en un mitin en Barcelona en referencia al cabeza de lista de Más País por esa circunscripción, Juan Antonio Geraldes, que compartió una candidatura municipalista con la fuerza independentista.
Los de Pablo Iglesias asumen que la crisis territorial en Catalunya es uno de los elementos que les ha hecho caer en las perspectivas electorales. Por eso la gestión que hagan los comunes de la sentencia es clave, ya que es uno de los puntales del grupo confederal. Iglesias mantendrá el discurso de que la solución solo vendrá de una salida pactada y dialogada entre las partes –que para Unidas Podemos es un referéndum de autodeterminación–. Frente al alarde de constitucionalismo de quienes abogan por la aplicación del 155 Iglesias tratará de rebatir las críticas de no estar en ese bloque defendiendo los preceptos de la Constitución que abogan por cuestiones sociales, como la vivienda.
El endurecimiento del tono por parte de Sánchez respecto a Catalunya le aleja todavía más del que ha sido su socio preferente y alimenta el argumentario del candidato socialista respecto a sus reticencias a compartir el Consejo de Ministros con los de Iglesias. “¿Se imagina un Gobierno donde haya una parte que defienda la aplicación del 155 y otra que hay presos políticos?”, se ha preguntado el presidente en funciones en varias de las entrevistas que ha concedido recientemente.
No obstante, ese alejamiento de los de Iglesias también está medido por Ferraz. “¿Sabes que nos hizo bajar en 2016? El acercamiento a Iglesias”, reconoce un alto mando de la cúpula socialista, que considera que el voto 'prestado' que pudo tener Sánchez el 28A es inferior al que recuperará ahora por el centro gracias a esa distancia con Unidas Podemos.
Con esos mimbres esperan los partidos una sentencia histórica en España de nuevo a las puertas de unas nuevas elecciones generales, las cuartas en menos de cuatro años.
Con información de Iñigo Aduriz, Carmen Moraga y Aitor Riveiro.Iñigo AdurizCarmen MoragaAitor Riveiro