Michael Ferreri, Premio Nacional de Circo 2024: “Ya he cumplido mis sueños, pero lo difícil no es llegar, sino mantenerse”
Michael Ferreri (Sevilla, 1996) ha crecido bajo la carpa de un circo. Al pertenecer a una familia de amplia tradición circense (es la quinta generación por parte de su madre alemana y la quinta por su padre español), con 11 años empezó a ensayar diferentes disciplinas hasta que encontró su “vocación”: los malabares. Tres años después, uno de los circos de mayor renombre internacional –el Cirkus Merano de Noruega– incorporó el número de malabares de Ferreri en su gira de 2010. Y, “a partir de ahí, fue un no parar”, recuerda ahora quien acaba de ser reconocido con el Premio Nacional de Circo 2024.
A sus 28 años, este malabarista sevillano ha recibido con gran “orgullo” el que considera “el premio más importante que se pueda otorgar a un artista”. Aunque Ferreri está acostumbrado a recibir reconocimientos, confiesa que el que le ha otorgado el Ministerio de Cultura por “su sobresaliente actividad como malabarista, que incluye la obtención de cuatro récord Guinness durante el año 2023” es “muy, muy especial” porque “cada vez que lo vea pensaré en todo el sacrificio y trabajo duro que he tenido que realizar para llegar hasta aquí”.
Y también porque, asegura, ha sido “totalmente inesperado”, pues lo habitual es que este galardón se le conceda a personas con una trayectoria de “muchísimos años”. Pese a su juventud, Ferreri ya forma parte de la historia del malabarismo por haber sido el primero en lograr realizar malabares con 11 bolas frente a una audiencia en directo y con registro audiovisual de ese hito, entre otros tantos que figuran en el Libro Guinness de los récords y que lo consagran como el malabarista más rápido del mundo. Además, su trayectoria está avalada por numerosos títulos y reconocimientos internacionales, destacando el Payaso de Bronce del Festival de Circo de Montecarlo, equivalente al Oscar del mundo del circo.
Su padre, su referente y su memoria
Todavía con la emoción en la garganta, el sevillano agradece al jurado del Premio Nacional de Circo que haya reconocido “su versatilidad y su capacidad para la innovación desde la excelencia técnica”, así como “su carácter ecléctico y su capacidad de adaptación e integración a distintos espacios de exhibición, tanto tradicionales como contemporáneos, cautivando audiencias con su originalidad y su audacia en las técnicas malabares”, según consta en el fallo.
“Que con 28 años hayan decidido que me merezco este reconocimiento es increíble”, expresa quien lleva dedicándose profesionalmente a los malabares desde los 14 años. En este punto, no puede evitar mencionar a su padre, Miguel Jiménez Santos, conocido artísticamente como Miguel Ferreri, un referente mundial del alambre: “Por desgracia ya no está con nosotros, pero si no hubiera sido por él no habría logrado todo lo que he logrado”, afirma su hijo desde Finlandia, donde se encuentra en estos momentos de gira.
Junto a “todo lo que me enseñó”, agradece que su padre le diese “vía libre” para dedicarse a lo que realmente le apasionaba: “Yo ensayé también los equilibrios, las pulsadas, pero no me entusiasmaban y cuando mi padre vio que lo que realmente me llamaba la atención era el malabarismo, me dijo que ensayara e hiciera lo que más me gustara”. Por eso, además de lanzar un beso al cielo al terminar cada función, Ferreri dedica este reconocimiento a su padre porque sabe “que este premio le hubiese hecho muchísima ilusión porque es el más grande que te pueden aportar en España a nivel circense”.
Disfrutar del camino y no solo de la cima
Michael, quien representa a la primera generción de malabaristas de la familia Ferreri, se ha convertido en Premio Nacional de Circo después de actuar en los escenarios más prestigiosos de Europa y Estados Unidos. También ha competido en los festivales más importantes del mundo, “siempre representando a España y siempre quedando entre los primeros tres puestos del podio”. En 2014, por ejemplo, actuó en el Festival Mondial du Cirque de Demain en París, donde se convirtió, con 17 años, en el artista más joven en competir en este evento, del que se marchó con la medalla de bronce y el premio especial Moulin Rouge.
Todo esos logros son fruto del sacrificio y del “amor que le tengo a este trabajo”, asevera. “No es fácil porque requiere mucho esfuerzo y ensayar muchas horas, pero al final cuando te gusta lo que haces, pues disfrutas”, explica Ferreri transmitiendo un profundo respeto por su trabajo. Ahora que ha llegado a la cima de su carrera, se compromete a “seguir adelante dando el máximo posible” en cada actuación.
Este joven que se enamoró del arte de los malabares a los 11 años continúa disfrutando “a diario” de su profesión, tanto durante los ensayos como cuando percibe desde el escenario el asombro en el rostro del público ante sus números imposibles. Entre sus logros más recientes, se encuentran haber conseguido la mayor cantidad de capturas (un total de 925) en 3 minutos con 6 bolas o haber dado un mayor número de giros consecutivos de 360° mientras hacía malabarismos con 5 bolas por encima de la cabeza (con un total de 7 giros). “Es muy bonito presentar algo que uno ha ensayado tanto tiempo delante del público y ver que sale algo que es una complicación, que hay muy poca gente en el mundo que pueda lograr”, reconoce.
Trabajar más allá de los sueños
Por todo ello, el Ministerio de Cultura ha reconocido que su trayectoria, “un ejemplo de perseverancia y evolución constante”, ha sido capaz de “inspirar a nuevas generaciones”, convirtiéndolo en “un modelo a seguir en el mundo circense, que destaca tanto por su rigor en la técnica como por su labor de difusión de las artes del circo”.
A pesar de llevar media vida dedicada a los malabares, cada vez que Ferreri sube a un escenario afloran “esos nervios y esas ganas de intentar dar lo mejor de uno mismo”. Por eso, aunque reconoce que “los sueños que tenía ya los he cumplido”, mantiene intacta la ilusión de “seguir actuando e invirtiendo en mi trabajo” para ofrecer al público el mejor espectáculo posible con “nuevos vestuario y puestas en escena”.
De nuevo recordando a su padre, dice que “lo difícil no es llegar, sino mantenerse”. De ahí que el Premio Nacional de Circo 2024 garantice que va a continuar “trabajando” tanto como hasta ahora para “demostrar que no ha llegado mi fin” y que Michael Ferreri aún tiene mucho que ofrecer en los escenarios de todo el mundo.
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