Sevilla podrá ver un cuadro de El Greco que ha estado años 'oculto' en un palacio
En Sevilla ha formado su revuelo la venta del palacio del marqués de la Motilla, un singular edificio ubicado en pleno corazón de la ciudad que ha adquirido el empresario Mario López Magdaleno, presidente de la tecnológica Magtel. Y aunque todavía no se sabe con certeza el uso que le va a dar (en principio será residencial, pero se baraja que una parte se reconvierta en hotel), la operación va a propiciar que una de las joyas más preciadas (y escondidas) del palacio se exhiba en público: un crucificado pintado por El Greco en 1590 que es el epicentro de la colección privada del aristócrata y que casi nadie conoce en Sevilla.
Ahora, durante unos meses, saldrá de su escondite para que pueda visitarse en el Centro Velázquez de la Fundación Focus, donde para más inri se colgará en el hueco que ha dejado el San Pedro penitente de Bartolomé Esteban Murillo con su salida a subasta en el marco del concurso de acreedores por la crisis de Abengoa. En sentido estricto no es que vaya a salir del palacio, ya que ahora participa en una exposición en Budapest, pero aterrizará en Focus como paso previo a su restauración en el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH).
El Cristo crucificado del autor cretense llegará a su ubicación temporal el próximo martes, 7 de marzo, y en principio podrá visitarse hasta antes del verano. Con unas dimensiones de 1,78 por 1,04 metros, la obra pertenece a la etapa de madurez del artista, está considerado uno de sus mejores crucificados y tiene varios hermanos repartidos por el mundo (uno de ellos perteneció al pintor Ignacio Zuloaga), aunque la pieza sevillana está considerada la de mayor calidad.
Escondido... y poco valorado
El cuadro ha estado colgado en los últimos años en la capilla del palacio, del que su nuevo propietario tomó posesión el pasado mes de enero. Pese a su excepcionalidad ha sido expuesto en contadas ocasiones, y de esta pieza se cuenta la anécdota de que hasta principios del siglo XX estuvo poco menos que olvidado ya que sus propietarios no le daban especial valor, como hasta entonces ocurrió con el grueso de la obra de El Greco.
El lugar elegido en Focus para colgarlo es el mismo que hasta hace poco más de un mes ocupaba el San Pedro penitente de Murillo, una de las mejores obras del Centro Velázquez pero que ha tenido que retirarse mientras se resuelve su destino judicial. Una obra por cierto que arrastra una triste suerte, ya que (en el marco de la Guerra de Independencia) fue expoliada por el mariscal francés Jean-de-Dieu Soult en Sevilla, que las tropas napoleónicas ocuparon entre 1810 y 1812. Durante años se le perdió el rastro y reapareció para una exposición, lo que movió a Abengoa a adquirirlo en 2016 para su Fundación Focus, que además ocupa el edificio para el que fue originariamente pintado.
La propia Focus, por cierto, ha sido la única entidad que ha pujado por esta pintura, declarada Bien de Interés Cultural (BIC) y para lo que ha presentado una oferta de 2,5 millones de euros. En el inventario para la liquidación de bienes de Abengoa ha sido tasada en 586.000 euros, aunque su valor de mercado son ocho millones, un contraste en las cifras que se explica por las cargas que pesan sobre el cuadro: está sujeto a responder a deudas de la multinacional contraídas con la Seguridad Social que ascienden a medio millón de euros.
Un futuro por resolver
Pero volviendo al crucificado sevillano de El Greco (una de las pocas obras del artista que está en una colección privada), lo que está por decidir es qué ocurrirá cuando salga de los talleres del IAPH. Ya no podrá volver a su capilla en el palacio, y el aristócrata (Miguel Solís Martínez-Campos, marqués de Valencina y de la Motilla) se ha mudado ahora a un piso en una zona no menos buena de Sevilla, pero un piso al fin y al cabo. Dando por hecho que no parece el mejor destino para una pieza de este calibre, una de las opciones podría ser que la propia Fundación Focus lo mantenga en depósito. Por ahora, se desconocen las intenciones del marqués.
Y una última cuestión, ésta relacionada con el palacio de la Motilla: es muy vistoso y tiene un bonito aire medieval, pero en realidad tiene poco menos de un siglo de historia ya que se terminó de construir en 1931. Inspirado en el Palacio Vecchio de Florencia, llama especialmente la atención su torre-mirador de 25 metros de altura y su exuberante buganvilla, toda una nota de color en pleno corazón de Sevilla.
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