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Adiós a la LOMCE: la nueva ley educativa resta peso a Religión y a la concertada, pero no prohíbe la segregación por sexo

Romper con la imagen "temible" de las matemáticas en las aulas

Daniel Sánchez Caballero

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Un año después del primer intento, el Gobierno aprobó en marzo en el Consejo de Ministros su reforma educativa. Este segundo intento –el primero tuvo carácter simbólico, fue el mismo día que se disolvieron las cortes tras convocar elecciones– parece mejor encaminado después que este miércoles en el Congreso se hayan rechazado las enmiendas de PP, Vox y Ciudadanos a la ley destinada a sustituir a la LOMCE, la norma que aprobó el PP en solitario y que pese a haber “nacido muerta”, según dijeron todos los grupos políticos, ha gozado de sus buenos siete años de vida.

La ministra de Educación, Isabel Celaá, explicó en marzo que uno de los principales objetivos de la ley es que no haya segregación del alumnado, que el mayor esfuerzo debe estar en el ciclo del 0-3 y que “la enseñanza personalizada será el corazón de la ley” (¿con qué fondos y medidas?, se preguntan los docentes).

Pese a que las circunstancias políticas han cambiado desde que se aprobara la ley el año pasado, el Gobierno ha presentado el mismo texto para evitarse el trámite que exige todo proyecto de ley previo a su aprobación, como el periodo de alegaciones y los preceptivos informes de los organismos públicos correspondientes y que retrasarían el proyecto varios meses.

El Ejecutivo deberá moverse rápido si quiere que la ley entre en funcionamiento para el próximo curso. Los plazos que exige el trámite parlamentario de una ley orgánica como esta ya ponen en cuestión que Educación vaya a poder aprobarla a tiempo de que entre en vigor para el curso 2021-2022. Una ley necesita de unos tres meses para todo el periplo, y los colegios empezaron a planificar el próximo curso hacia mayo. Ya en marzo se dudaba de que haya tiempo: si el debate se enreda en el Congreso o Senado, no llegará en plazo.

La ministra Celaá se fijó como objetivos reducir el abandono y aprobar la tasa de titulados, para lo cual flexibilizará la repetición y la estructura de itinerarios para los alumnos. Religión perderá peso, se reajusta la división curricular entre Ministerio y Comunidades Autónomas y se revisarán un par de elementos del sistema de conciertos, como es el concepto de “demanda social”.

Uno de los debes más llamativos en la ley ha sido que se ha quedado fuera la intención que el Gobierno había anunciado de prohibir los conciertos a centros que segreguen a sus alumnos por sexo. Sin embargo, el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, ha asegurado después del Consejo de Ministros que el proyecto de ley se modificará en el trámite parlamentario y que se cortará la financiación a estos centros en virtud del acuerdo de gobierno entre su partido y el PSOE, que así lo recogía, informa Aitor Riveiro.

Estos son algunos de los principales cambios que propone la nueva ley.

Itinerarios y etapas

Comenzando por abajo, la LOMLOE quiere impulsar la educación infantil. Aunque esta etapa no es obligatoria, España ya roza la plena escolarización en su segundo ciclo (de 3 a 6 años) y el Gobierno quiere ampliar la oferta en el primero. La nueva ley recupera el carácter educativo de la educación infantil que la LOMCE cercenó para ir hacia un modelo más asistencial. Los centros deberán cumplir unos requisitos mínimos y elaborar una propuesta pedagógica para poder impartir la etapa, ha recordado Celaá. No serán aparcaniños.

En la Educación Primaria se recuperan los ciclos. Esto quiere decir que en vez de haber seis cursos más o menos independientes entre sí, se agrupan de dos en dos, formando una especie de todo que se evaluará en conjunto al final de cada uno, en los cursos pares. También se incorpora en el tercer ciclo (5º y 6º) una asignatura de Educación en valores cívicos y éticos. La ministra ha explicado que la ruptura de los ciclos en la LOMCE “ha supuesto un aumento de las repeticiones muy indeseable”.

En Secundaria se realizará uno de los mayores cambios de la ley, con el objetivo de reducir el abandono y aumentar la titulación: se eliminan los itinerarios y las dos vías distintas de titulación que establecía la LOMCE, y vuelven los programas de diversificación curricular.

Los itinerarios son un elemento que introdujo la ley Wert que básicamente consistían en derivar a los estudiantes con problemas académicos en 2º de la ESO a los llamados PMAR, programas alternativos, con currículos simplificados, que llevaba a una vía paralela de la Secundaria ese curso y en 3º para luego volver en 4º junto al resto. La LOMLOE recupera los programas de Diversificación de la LOE, que permiten la modificación de los currículos para estudiantes de 3ª y 4ª de la ESO. También obtenían el mismo título que los demás.

En Bachillerato la principal novedad es que, excepcionalmente y con informes favorables del centro educativo, los estudiantes podrán cursarlo en tres años. La idea de Celaá es que esta última etapa, no obligatoria, pueda ser parecida a la universidad y si no se supera un curso solo haya que repetir las asignaturas pendientes y no todas ellas. Pero hará falta un permiso especial.

También se introduce en esta etapa la obtención del título “por compensación”. Esto quiere decir que un alumno podrá sacarse el Bachillerato aún teniendo una asignatura suspendida, también de manera excepcional y previo informe del centro.

Admisión y repetición de curso

Los cambios en la gestión del alumnado suponen una de las principales novedades en la ley. Por un lado, el Gobierno quiere reducir la tasa de repetición, actualmente rondando el 30%. Para ello, se establecen varias medidas. En Primaria, la mencionada creación de etapas implicará que solo se pueda repetir al final de las mismas (en los cursos pares, 2º, 4º y 6º). En Secundaria se contempla que los estudiantes puedan superar el curso de forma excepcional si los responsables del centro consideran que esos suspensos no impedirán al alumno continuar los estudios con normalidad. El Bachillerato se podrá hacer en tres o superar con un suspenso, como se ha comentado.

La admisión es otro de los elementos que cambia. La LOMLOE establece que las administraciones educativas (o sea, los gobiernos autonómicos) podrán repartir al alumnado entre los colegios de su red (públicos y concertados) para evitar la segregación del alumnado por razones socioeconómicas. Se quiere evitar de esta manera la creación de colegios gueto con altas proporciones de estudiantes pobres o inmigrantes, una cuestión muy madrileña, por ejemplo.

Escuela concertada: no prohíbe la segregación por sexo

El sistema de conciertos también tendrá algunos cambios. Pero serán en cuestiones menores, Celaá ni se cuestiona la existencia de la red y Podemos parece haber renunciado a esa batalla. Las principales modificaciones en este área vienen por la eliminación del concepto de “demanda social” que introdujo el PP y también prohibirá concertar colegios que segreguen por sexo.

Con la primera medida se vuelve al sistema anterior a la LOMCE. Cuando aprobó su ley, Wert estableció que sería la “demanda social” la que decidiría si los centros de nueva construcción serían públicos o privados con concierto. Esto es, si muchas familias lo solicitaban, en base a parámetros desconocidos,el colegio sería concertado. Con la LOMLOE será el Estado el que planifique la red de centros para asegurar la oferta de plazas.

Lo que no ha quedado de momento recogido en la ley es el anuncio del Gobierno de retirar el concierto a los centros que segregan a sus alumnos por sexo. Lo ha anunciado repetidas veces la ministra Celaá y está recogido en el acuerdo de Gobierno –e incluso el propio PSOE denunció esta situación, también introducida por el PP, ante el Tribunal Constitucional, que validó la medida–, pero no ha sido trasladado a la ley.

Profesorado

El proyecto de ley también recoge que, en el plazo de un año desde su aprobación, el Gobierno presentará una propuesta normativa que regule la formación inicial y permanente, el acceso y el desarrollo de la carrera docente. La ministra Celaá ya ha explicado que su idea es hacer una especie de MIR docente que incluya un año de prácticas para los profesores antes de incorporarse a la profesión de pleno derecho.

Esta medida de momento apenas pasa del anuncio de Celaá. Educación no ha explicado si estas prácticas estarán remuneradas o a quién afectarán: ¿son para todos los profesores, solo para los de la pública...?

Currículum

El Ejecutivo quiere darle una vuelta a los contenidos que se enseñan en los colegios. Para ello, creará un Instituto de Desarrollo Curricular, en colaboración con las Comunidades Autónomas, que revise de manera permanente los currículos. La idea del ministerio es rebajar la contenidos de las asignaturas, que con el paso de los años y las leyes han crecido hasta el punto de que es complicado que se lleguen a acabar en clase.

Además, la LOMLOE también va a cambiar la distribución de las clases. La LOMCE estableció un sistema por el que el Ministerio de Educación fijaba una serie de asignaturas troncales, comunes para todos, y las Comunidades Autónomas tenían capacidad de elección sobre las optativas y las de libre configuración. Ahora se volverá a la LOE: Madrid decidirá sobre el 65% de las materias (55% si tienen lengua cooficial).

Religión

La asignatura pierde peso. La LOMCE le hizo ganar importancia al incluirla entre las materias que contaban para calcular la nota media, lo que tiene implicaciones a la hora de solicitar una beca, por ejemplo. Celaá la devalúa ahora, al establecer que volverá a no contar para la media. Además, la materia seguirá siendo de oferta obligatoria para los centros, pero optativa para los alumnos.

También se elimina la asignatura espejo (la que debían cursar los alumnos que no quisieran hacer Religión) bajo el argumento de que “la elección de unos [estudiar Religión] no puede ser la obligación de otros [tener que estudiar una asignatura más]”, según explica Celaá. Lo que no se ha aclarado es cómo se articulará esto, porque los alumnos que no la cursen no pueden tener horas muertas en mitad de la jornada, y ponerla al final implicaría problemas organizativos para los centros, como mantenerlos abiertos más horas o que los docentes de Religión tengan que trabajar fuera de su jornada.

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