Un conservador, un moderado o alguna sorpresa: ¿quién será el próximo presidente de la Conferencia Episcopal?
Este martes los obispos españoles mantendrán su primer encuentro del año. Y lo harán con muchos frentes abiertos. Los 23 miembros de la Comisión Permanente, que aglutina a todos los arzobispos y presidentes de comisiones, se encontrará en Madrid para, entre otras cosas, analizar al fin la cuestionada auditoría encargada al despacho Cremades & Calvo-Sotelo, que la Conferencia Episcopal (CEE) dejó en suspenso hace más de un mes, pese a que se había comprometido a presentarla públicamente y a detallar su coste total. No lo hará: más aún, tal y como ha podido saber elDiario.es, los obispos darán carpetazo a su polémica relación con el bufete, y se centrarán en la segunda parte de su informe Para dar luz, que se sacaron de la manga en lugar de publicar, como prometieron, el trabajo de los abogados. Las indemnizaciones a las víctimas y un futurible encuentro de estas con la plenaria episcopal aparecen en el horizonte.
Los obispos abordarán también la polémica suscitada tras la aprobación de Fiducia supplicans, la declaración del Vaticano aprobando la bendición de uniones de personas del mismo sexo o en “situación irregular” –divorciados, por ejemplo–. El Episcopado español es el único de nuestro entorno que no se ha pronunciado al respecto, frente al apoyo papal recibido desde Italia, Francia o Portugal. Apenas tres obispos de nuestro país –Cobo, en Madrid, Gómez Cantero en Almería o el emérito de Zaragoza, Vicente Jiménez– han aclarado que seguirán la doctrina de Francisco. Frente a ellos, destaca la rotunda oposición del sector conservador, capitaneado por José Ignacio Munilla o Jesús Sanz, que llegó a tildar de “mastuerzo” al prefecto de Doctrina de la Fe, Víctor Manuel Fernández.
Pero, fundamentalmente, la Permanente de esta semana servirá para tomar el pulso de los principales prelados españoles acerca de las elecciones a la presidencia de la CEE, que se llevarán a cabo el próximo 5 de marzo. Una vez se supo que el cardenal Omella no podrá repetir mandato (una reciente normativa vaticana impide que cualquiera que vaya a superar los 75 años durante el cargo pueda llegar a ejercerlo), el clima preelectoral se ha instalado en todas las diócesis. Pese a que oficialmente no hay candidatos ni campaña electoral entre los prelados, lo cierto es que antes de que se produzca la votación de sondeo del lunes 4 de marzo aparecen dos grandes líderes para liderar la Casa de la Iglesia: en el sector conservador, claramente mayoritario entre los obispos, emerge la figura del arzobispo de Valladolid, Luis Argüello; y entre los renovadores, el ‘señalado’ como nuevo hombre del Papa en España, el cardenal de Madrid, José Cobo. Cualquiera de ellos habrá de alcanzar mayoría absoluta en las primeras dos votaciones, o se elegirá por mayoría simple a la tercera.
Ambas figuras son muy distintas entre sí y muestran a las claras las dos ‘almas’ de la Iglesia española. Argüello, que puede presentarse por los pelos –cumple 71 años, edad límite para poder asumir un mandato de cuatro, dos meses después de las elecciones–, representa al sector conservador, perteneciente al ‘aparato’ que durante años ha gobernado la Conferencia Episcopal. Fue su secretario general hasta que hace un año dimitió tras ser nombrado arzobispo en Valladolid con la idea, según varias fuentes, de regresar a la presidencia. Su elección sería una apuesta por la continuidad en una política comunicativa y de presencia social que ha colocado a la Iglesia española a la cola de las instituciones peor valoradas de nuestro país. Entre otras razones, por la fallida gestión del escándalo de la pederastia que se hizo, fundamentalmente, durante la etapa en la que Argüello fue portavoz, llegando a afirmar que los casos de abusos eran mínimos y desmintiendo que la Iglesia fuera a encargar una investigación. Los hechos acabaron por quitarle la razón.
La de Cobo, en cambio, es radicalmente distinta. Mucho más joven –tiene 57 años– y sin ataduras en la CEE, representa una Iglesia mucho más social y mucho más cercana a la renovación que el Papa quiere para la Iglesia española y para la que Cobo, sin duda, será un actor protagonista. “La excepción madrileña de Su Santidad”, como apunta, no sin sorna, un significado prelado, no precisamente afín al Papa. En apenas tres meses pasó de obispo auxiliar a arzobispo de Madrid, posteriormente fue nombrado cardenal y también miembro del todopoderoso dicasterio de Obispos, encargado del nombramiento de prelados. Esta es, sin duda, la principal misión de Cobo en los próximos meses: cambiar el rostro del episcopado español, buscando figuras mucho más cercanas, menos clericales y más centradas en la pastoral y en una Iglesia en salida.
¿Quién será el presidente de la Conferencia Episcopal? A día de hoy, pocos tienen dudas de que Argüello, quien voluntariamente no se ha posicionado en el debate sobre las bendiciones a parejas homosexuales y desde hace meses hace gala de un prudente silencio, cuenta con la mayoría suficiente para alcanzar mayoría absoluta. Por dos razones: por un lado, su trabajo como secretario –pese a la polémica por su gestión de los casos de abusos, o precisamente por eso– fue valorado por la mayoría episcopal; por el otro, no elegir a Cobo supondría, de rebote, una nueva señal de rechazo al modelo de Iglesia propuesto por Francisco. Y los obispos españoles no son precisamente los que más aprecian la labor de Bergoglio al frente de la Santa Sede.
En cuanto a Cobo, que se ha centrado en la reforma de las estructuras en Madrid y en su trabajo como miembro del dicasterio de Obispos, su juventud y su cercanía a Francisco podrían jugar en contra de una candidatura que el propio cardenal no ve clara en este momento. A sus 57 años, sabe que su tiempo al mando directo en la Conferencia Episcopal llegará, y que probablemente su elección no sería la más conveniente, aunque los tiempos de Roma (el Papa tiene 87 años, y necesita que sus reformas se implanten con celeridad) no parecen ayudar a esta estrategia.
Entre ambas opciones, se está conformando una tercera vía, en busca de un difícil consenso, que también cuente con el aval de Roma. A día de hoy, muchos apuestan por otra figura, si Cobo o Argüello no suscitan una clara mayoría. Entre los candidatos, destacan el arzobispo de Sevilla, José Ángel Saiz Meneses, perteneciente en origen al sector conservador pero que ha sabido granjearse las simpatías de los moderados; el arzobispo de Granada, José María Gil Tamayo (a quien pocos ven con posibilidades reales); y la figura emergente del nuevo arzobispo de Santiago de Compostela, Francisco José Prieto, que podría aglutinar los votos del sector pro-Cobo y no suscitar vetos por parte de los conservadores. Sin olvidar que Santiago es la cuna del apóstol, y del sempiterno cardenal Rouco Varela, que a sus 87 años, nunca deja de estar presente en estos debates.
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