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F. Doblas Reyes (IPCC): La zona del Mediterráneo es más sensible al calentamiento
Madrid, 9 ago (EFE).- “El Mediterráneo es una zona particularmente sensible donde se aprecia con mayor rapidez el impacto del calentamiento global”, asegura el director del departamento de Ciencias de la Tierra del Centro de Supercomputación de Barcelona-Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS), Francisco Javier Doblas Reyes.
Esta es “una de las conclusiones más evidentes” del Sexto informe científico del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), presentado este lunes en Ginebra y que recoge “el estado físico actual del planeta”, ha explicado en entrevista telefónica a EFE el profesor Doblas Reyes, uno de los científicos redactores del documento del organismo de Naciones Unidas.
“La cuenca Mediterránea es donde se observa un mayor calentamiento y más rápido del continente europeo y del norte de África. Es una de las zonas calientes del calentamiento global junto a algunas zonas del Ártico y otras en los Trópicos”, lo que comporta una “serie de implicaciones muy serias con respecto a sectores que son vulnerables al clima y su evolución”.
En esta área se aprecia “con mayor rapidez el impacto del calentamiento global”, según Doblas Reyes, cuestión que “reafirma las conclusiones de los informes anteriores del IPCC, sobre todo el primero que se publicó en 1990”.
El calentamiento del agua del mar Mediterráneo, además “está provocando” la migración de especies que buscan aguas y aire más fríos, pero, señala, “hay ecosistemas que podrán migrar y otros que lo tendrán más difícil, como los sistemas montañosos, donde las especies muy sensibles a las temperaturas elevadas no podrán seguir yendo a zonas más altas ni tampoco viviendo con condiciones desfavorables”.
En cuanto a la evidencia de cambios, dice que hay algunos como la acidificación del océano, con todas sus consecuencias, como el aumento del nivel del mar, pero también el calentamiento de las diferentes capas del océano que tendrá consecuencias sobre los ecosistemas marinos.
Sobre “la circulación del océano existe menos certidumbre”, como por ejemplo con relación a “la probabilidad de que la circulación meridional del Atlántico se desacelere, que es uno de los puntos de inflexión que tiene una influencia muy directa sobre Europa”.
Para Doblas Reyes uno de los aspectos más importantes recogidos en el informe, es el aumento del nivel del mar, “un proceso que seguirá durante siglos y milenios independientemente de los esfuerzos de mitigación que la sociedad aborde”.
Ese aumento del nivel del mar, aparte de “haber comenzado y proyectarse en el siglo XXI con una elevación media del nivel del mar dependiendo del escenario considerado que es bastante considerable, va más allá de varias decenas de centímetros”.
En este sentido, dice, “dependerá del nivel de calentamiento que se alcance a final de siglo, pero es un proceso que no se detendrá ni siquiera cuando lleguemos a la reducción total de gases de efecto invernadero, constituyendo un riesgo para las poblaciones y localidades litorales”.
El aumento del nivel del mar con respecto a principios del siglo XX podrá oscilar entre 40 centímetros y un metro, dependiendo del escenario y siempre en media global“ hasta finales de siglo.
Con respecto al año 2300, y a pesar de que se alcance una reducción total de emisiones a mitad de este siglo, se estima que el mar “podría subir unos 50 centímetros, pero considerando el escenario más pesimista se podría hablar de hasta siete metros, sin descartar que se pueda llegar hasta los 15 metros de media a nivel global”.
Esto, incide Doblas Reyes, requerirá “esfuerzos de adaptación a estos cambios muy serios y a gran escala, no ya solo de un puerto o una playa sino de todo el litoral de la Península Ibérica y de las islas, como recoge el informe del 2019 sobre océanos y criósfera, que se actualizan en este informe presentado hoy”.
A la pregunta sobre la necesidad de reforestar miles de hectáreas en España vacías de arbolado, como la zona de los campos de Castilla y León, sostiene que “la reforestación o la aforestación es una de las soluciones basadas en la naturaleza para mitigar el impacto del cambio climático”.
Por una parte, “permite fijar parte del dióxido de carbono (CO2)” que está en la atmósfera y “evitar que aumente” el efecto invernadero asociado a los gases, porque las plantas y los árboles fijan ese CO2 en su propia estructura. Segundo, consigue una mayor cobertura vegetal de árboles que aumenta la capacidad de retención de humedad del suelo como en zonas del centro de España.
Son dos factores que “son importantes y trabajan en la mitigación y adaptación al cambio climático”, especifica, y añade que uno de los indicadores “más evidentes” en la zona del Mediterráneo es la “reducción de la humedad del suelo, que se debe en parte al cambio del régimen de precipitaciones, pero sobre todo al aumento de temperatura, que lo que hace es evaporar la humedad del suelo”.
El investigador del clima del Centro Nacional de Supercomputación, no obstante, se muestra esperanzado en que se reduzcan las emisiones y asegura que prevenir el calentamiento global “está en nuestras manos con la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI)” y que “no hay mejor tonelada de CO2 que la que no se emite”.
Por Lourdes Uquillas
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