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ENTREVISTA | Juan José Carmona (Coodinador de WWF en Doñana)

“Los efectos del expolio en Doñana se van a prolongar durante 60 años”

El coordinador de WWF en Doñana, Juan José Carmona / Jorge Sierra.

Raúl Rejón

El expolio del agua en Doñana, razón de existir del humedal y del parque nacional, llegó a las oficinas de la Comisión Europea en Bruselas en abril de 2010. No era una sorpresa, pero el abuso del acuífero pasaba a una nueva fase: la investigación de las autoridades comunitarias. Diez años después, el caso ha sido enviado a la Corte Europea.

En el remite de aquella denuncia aparecía la organización ambientalista WWF. La ONG tiene una sede permanente en la zona. El coordinador de la oficina, Juan José Carmona, habla un día después de llegar la noticia de la remisión a los tribunales del deterioro que padece Doñana por la expansión de un sistema de agricultura insostenible. “Se ha bebido el acuífero”, explica.

¿Creía que iba a llegar este momento tras denunciar la situación hace casi diez años?

Yo le digo a todo el mundo que llegar a esto no es agradable. Nosotros buscamos una solución para Doñana. Habría sido mejor que las autoridades hubieran actuado antes de la denuncia. Ya en el año 2000 podrían haber puesto soluciones. Consideramos ahora que la Comisión Europea está en lo acertado, ya que el Reino de España no ha tomado las medidas. Lo que habríamos preferido es que autoridades demostraran su compromiso, pero, una vez llegados a este punto, pues sí, estamos contentos.

Cómo reparten las responsabilidades por haber llegado a esta situación?

Todos tienen responsabilidad según la normativa y las competencias que le tocaban a cada una. El agua es estatal. La ordenación agrícola y de territorio es de la Junta de Andalucía y los ayuntamientos también son muy culpables.

¿En qué sentido?

Porque se ha dejado ocupar fincas publicas. Es como si alguien decide ocupar una calle para una actividad económica cualquier o la plaza del pueblo y poner un chiringuito sin permiso. En dos minutos llegaría la policía local y los propios vecinos igual no lo dejarían pasar. Sin embargo en el ámbito no urbano, tú haces una barbaridad como es ocupar suelo público, cortar un pinar y abres un pozo, pasan los vecinos y no se preocupan... ¿Y el Estado tampoco? Todos han sido culpables.

¿Han mirado para otro lado durante mucho tiempo?

A la fuerza hay que decir que sí. Durante un tiempo se ha mirado para otro lado. Llegado cierto punto, por la presión de asociaciones, de la Comisión Europea y otras organizaciones, como la Unesco, y el paso dado por la Fiscalía de llevar al ámbito de lo penal a los responsables, se ha obligado a mirar. Se ha pasado a decir: “Vamos a cumplir las leyes”. Porque, por ejemplo, lo que se ha llamado el plan de la fresa no es más que cumplir la ley como se hace en Almería o en Jaén. No hay normativas diferentes. En ningún sitio se puede ocupar suelo o abrir pozos sin permiso.

¿Cuánto se ha perdido en este largo proceso?

Lo que se ha perdido y lo que se va a perder que no ha dado la cara. Hay cosas evidentes, como lagunas en la zona costera que eran temporales y ya no aparecen. Y otras que eran permanentes y ahora se han vuelto intermitentes. Eso arrastra la fauna que dependía de ellas.

El expolio, entonces, ha sido muy grave.

El acuífero está en algunos lugares a niveles de 1995 como en la última gran sequía registrada. Si fuera un embalse en la superficie, en 1995 se habrían visto los famosos pueblos fantasma que asoman. Los techos, las iglesias... desde entonces sí ha llovido, en 24 años ha llovido, y no se ha rellenado ese embalse subterráneo. El pueblo fantasma seguiría viéndose. Si eso ocurre en un embalse a la vista saldría en toda la prensa. Los expertos nos dicen que los efectos del expolio se van a prolongar durante 60 años. Antes había un remanente para cuando vinieran las cosas mal dadas, que era el acuífero, ahora ya no lo hay. Se lo han bebido.

Visto así, ¿cuánto miedo electoral palpan por parte de los responsables políticos a contrariar a los regantes?

No estoy en la mente de los partidos. Lo que está claro es que hay muchas relaciones incluso familiares en los pueblos. Aunque no vivan directamente de la agricultura, hay vínculos. Entiendo que los partidos tengan respeto. También hay que reconocer que llegado a cierto momento la Junta ha tenido que dar un paso adelante, muy mejorable, pero ha sido algo. El exconsejero de Medio Ambiente José Fiscal (PSOE) nos dijo que tenía que ejecutar el plan porque hay que cumplir la ley. Eso hay que reconocerlo, al menos.

¿Qué responde a la repetida disyuntiva entre empleos y medio ambiente?

Es que no hay que elegir. Si sigues por este camino no va a haber para nadie. Montas un sistema desequilibrado que no tiene en cuenta las consecuencias del cambio climático. Yo he visto que han puesto al lado de mi casa, al lado del parque, un montón de olivos de regadío. Eso es estar en un mundo que no es realista.

Aquí se ha dado un carrera y en todas las comarcas prometen más regadío cuando sabemos que no hay más agua. Lo que debemos tener es un uso racional. El tema del empleo es sensible pero debería tratarse con calma. Entrar a ver por qué los índices de desempleo tiene dos cifras, pero llega la campaña de recogida y tiene que recurrirse a población extranjera. Entiendo que la fresa es un trabajo duro. Yo tampoco querría hacerlo, pero hay que preguntarse por qué no hay nadie que vaya a la fresa.

Pasa lo mismo en Aznalcollar. Allí dicen que si no se reabre la mina es la muerte del pueblo. La mina cerró en 1998 y si ves el censo de 2016 no ha perdido población. No voy a negar que hay zonas aquí con un paro terrible, pero hay que compensar eso. No vas a escuchar a nadie de WWF que quiera acabar con la agricultura. Es necesaria. Es más, prefiero que haya fresa o arándano a tener el suelo destinado para una urbanización. El enemigo no es la agricultura.

¿Considera que el  aumento del trasvase desde el Tinto-Odiel-Piedras es solución, parche o fuente de más problemas en el futuro?

Es la teórica salvación del acuífero y de Doñana. Pero hay cuestiones: al final demostramos que el sistema aquí no ha funcionado porque la agricultura ha agotado  los recursos y tienes que traer más. No es que no hubiera agua sino que tienes que traerla de fuera porque te lo has bebido.

Además, el mensaje es que tienes que traer ese agua para salvar Doñana, pero no pones techo al regadío. Así, cuando se rellenara el acuífero ¿se podrá usar ese recurso  para más regadío? En realidad, si se hiciera bien, con los recursos de la comarca, se puede tener una agricultura más que decente. No se trata de ahorrar cuatro Hm para usar en nuevas fincas si no ahorras eso cuatro hectómetros. Para que quede ahorrado. Sería innecesario traer agua de fuera. Pero si llegas a decir vamos a modernizar regadíos, con eso no se corta una cinta. Al inaugurar una gran infraestructura sí. De esta manera no nos rompemos la cabeza haciendo cosas distintas.

¿Qué es lo más urgente para atajar el deterioro?

El cierre de pozos y fincas ilegales y traslado de aquellas tomas de agua o fincas en zonas sensibles a otras más sostenibles. Y después, antes de que llegue la sentencia condenatoria, que España diga que va a corregir el rumbo y llegar a un acuerdo de nuevas medidas con la Comisión para que el Tribunal Europeo lo sancione. Así ese acuerdo tiene que cumplirse. No hay que esperar a una multa. Puede ponerse encima de la mesa un plan y programa para abordar y solventar la situación. No tiene que venir  un tribunal a cantarnos las cuarenta.

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