El presidente de los obispos condena la “violencia machista en el matrimonio”
Salvo sorpresa mayúscula, el cardenal de Valladolid, Ricardo Blázquez, será reelegido presidente de la Conferencia Episcopal española en las elecciones que arrancan esta semana en Madrid. Coincidiendo con el cuarto aniversario de la elección del Papa Francisco, Blázquez trazó un discurso programático, en el que pidió, de un lado, que la Iglesia española deje de apoyar a los obispos más conservadores y apueste decididamente por el “estilo Francisco”. Y, del otro, clamó por el diálogo entre las formaciones políticas, reivindicó el papel de la Iglesia en el pacto educativo y condenó la violencia machista así como la maternidad subrogada.
Violencia de género
Blazquez criticó la violencia de género, pero la circunscribió al matrimonio –dejando fuera otras relaciones– y dio una explicación en la que aventuró que la violencia contra la mujer podía ser fruto de un instinto atávico: “¿Por qué la unión humanamente más íntima, como la del matrimonio, se puede convertir en ámbito peligroso para la vida del consorte? ¡Cuántas mujeres asesinadas por la violencia machista! Quizá haya un impulso atávico y ancestral agazapado en los pliegues de la cabeza y del corazón que no ha sido suficientemente educado; en esta educación, que fortalece el respeto mutuo, no debe faltar la educación de la conciencia moral. Las medidas que deban ser adoptadas para proteger la vida de la mujer no bastan si no reciben el refuerzo de la formación ética”.
También denunció que “no se respeta la dignidad de las llamadas madres subrogadas o madres de alquiler, ni la del niño, cuando este se consigue al margen del ámbito digno para ser concebido, gestado junto al corazón de la madre, esperado y recibido como persona”, y recordó cómo “subrogar”, significa “sustituir o poner a alguien en lugar de otra persona”. “El hombre es creado por Dios con el concurso de los padres, no fabricado por la ciencia y la técnica, por más admirables conquistas que estas hayan alcanzado”.
Desempleo de los jóvenes
“Nos hacemos hoy eco, entre otras necesidades, de los jóvenes que aguardan años y años sin conseguir un empleo digno y estable; de la precariedad laboral, de las familias que están al borde de la pobreza, de la distancia preocupante entre ricos y pobres, de tantos refugiados en las fronteras de Europa, de quienes arriesgan sus vidas en la inmigración, sorteando barreras imposibles y mares, etc..”.
Sobre el pacto educativo, el presidente de la CEE reivindicó que la necesidad de un acuerdo duradero, pues “estamos convencidos de que tantas leyes orgánicas sobre educación no es la solución razonable. Se han sucedido muchas sin verificar con el tiempo requerido su acierto”.
“La Ley de Educación que resulte del pacto será aprobada por las Cortes, donde reside la representación de los ciudadanos. Pero debe preceder un amplio diálogo social, en el que intervengan padres, educadores, expertos, instituciones acreditadas en este campo de la educación tan decisivo para el presente y para el futuro de la sociedad”, recalcó Blázquez. En esta tesitura, reinvindicó lugar para la Iglesia en esas conmversaciones.
Acabar con los “obispos de hierro”
En su discurso hacia el interior de la Iglesia, Blázquez reclamó a los obispos “diálogo, escucha y trabajo en común” para poner fin, de una vez por todas, a la etapa de obispos de hierro que capitaneó, durante dos décadas, el cardenal Rouco Varela. Y lo hizo aprovechando el cuarto aniversario de la elección del Papa Francisco. “Quiero expresar, en nombre de la Conferencia Episcopal nuestra comunión con el papa Francisco, obispo de Roma y pastor de la Iglesia universal”.
Escuchar antes de hablar. El “estilo Francisco” que ha de imponerse entre el colegio episcopal español. “Solo podremos atinar con la palabra de discernimiento si antes hemos escuchado y conectado vitalmente con ellos. Tienen probablemente mucho que decir y nosotros mucho que escuchar”, recalcó el cardenal de Valladolid.