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La prohibición de la venta marfil divide a los países de la CITES
Los trabajos de la 17 reunión de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies (CITES) comenzaron hoy en Johannesburgo con un polémico debate sobre la prohibición de la venta de marfil en los mercados nacionales como medida contra la caza furtiva.
Estados Unidos y un grupo de diez países de África, entre los que se cuentan Kenia, Angola y Etiopía, abogan por declarar ilegal el comercio doméstico en todos los estados signatarios de la CITES, una propuesta que ha encontrado la oposición de Namibia.
Ese país ha intentado parar el debate argumentando que el mandato de la CITES se limita al comercio internacional de especies y no a los mercados nacionales, pero su objeción ha sido rechazada y la proposición será estudiada por un grupo de trabajo.
Los partidarios de cerrar los mercados domésticos sostienen que buena parte del marfil que se vende dentro de un país acaba traspasando sus fronteras mediante las redes de tráfico internacional, por lo que la cuestión incumbe a la CITES.
“Los mercados domésticos son una gran agujero en la regulación internacional”, declaró a EFE Satyen Sinha, del Fondo Internacional para el Bienestar de los Animales (IFAW).
La alianza de gobiernos africanos que defienden la prohibición total de la venta de marfil y más restricciones al comercio y la caza de elefantes tiene en contra a Namibia y Zimbabue.
Esos dos países poseen en torno al 22% de la población total elefante africano y han presentado una propuesta para que se les permita subastar sus reservas de marfil y vender colmillos de algunos de sus ejemplares vivos.
Sus representantes defienden que la despenalización del comercio contribuiría a saciar de manera legal la demanda de marfil, además de reportarles dividendos que podrían invertir en la conservación de la especie.
Activistas de diferentes ONG como el Fondo Mundial para la Naturaleza (WFF) rechazan esos argumentos y advierten de las posibilidades de que los furtivos hagan pasar por legal marfil extraído clandestinamente.
“Siempre que hay comercio legal hay comercio ilegal”, explicó a EFE Azzedine Downes, director de IFAW.
Según Downes, los cuerpos de seguridad sondeados por su organización son partidarios de “decidir o blanco o negro”, pues su personal no tiene la preparación ni los medios para distinguir los matices que definen las materias primas legales de las ilegales.
Un informe presentado ayer en Johannesburgo revela que la población de elefantes del continente africano ha sufrido su mayor caída de los últimos 25 años, debido a la caza furtiva y a la destrucción de los hábitats en los que viven.
En 2015 quedaban en África 415.000 elefantes, 111.000 menos que en 2006.
Mientras centenares de delegados desgranan detalles técnicos en las salas de reuniones, los pasillos del centro de convenciones donde se celebra la reunión -que concluirá el 5 de octubre- son escenario de una intensa actividad por parte de asociaciones de cazadores, conservacionistas y propietarios de reservas privadas.
Con encuentros privados, conferencias de sensibilización y manifestaciones de ecologistas a las puertas del recinto, intentan ganar adeptos a sus posiciones, que todos consideran las más benéficas para el futuro de las especies amenazadas.
Tras intensos debates entre sus miembros, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) instó este mes a todos los gobiernos a cerrar los mercados nacionales de marfil.
Numerosos países han prohibido la venta de marfil en su territorio en los últimos años, si bien muchos de ellos sí permiten el comercio de objetos antiguos que están hechos de colmillo de elefante.
Este tipo de excepciones son a menudo aprovechadas por los traficantes para introducir en el mercado marfil procedente de la caza furtiva.
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