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¿Todo tiempo pasado fue mejor en la escuela? Por qué la mayoría de la gente cree que la educación ha empeorado

La mayoría de los ciudadanos cree que la escuela es hoy peor que ayer y el alumnado tiene peor formación.

Daniel Sánchez Caballero

10 de marzo de 2024 21:14 h

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¿Es la escuela de hoy peor que la de ayer? Según a quién se le pregunte. La sociedad en su conjunto cree que sí por un ligero margen mientras los profesionales de la Educación están divididos al 50%, según la Primera Encuesta de Percepción Social de la Innovación Educativa, elaborada por 40db para la Fundación Cotec. Los representantes del sector preguntados por este periódico –de todo el espectro ideológico o sin filiación conocida– tienden más al optimismo, aunque con matices, y la propia Fundación Cotec cree que la opinión mayoritaria de su encuesta no se corresponde con la realidad que reflejan los datos.

“En España, la educación secundaria es prácticamente universal y la tasa de matrícula en la educación superior es de las más altas del mundo; no hay país del mundo, salvo Corea del Sur, que haya traducido mejor esa expansión en una mejora de las competencias básicas de su ciudadanía”, sostiene el informe citando a Juan Manuel Moreno Olmedilla en La gran negación: ¿por qué triunfa el mito de la caída del nivel y la rebaja de exigencia en educación?

Ainara Zubillaga, directora de Educación de la Fundación Cotec, tiene una respuesta a la pregunta que plantea Moreno Olmedilla: “Tenemos que mejorar significativamente cómo contamos lo que hacemos en el sistema. Los datos avalan que tenemos un buen sistema educativo, que tenemos un buen profesorado. Pero es verdad que no cala. Quizá deberíamos plantearnos cómo hacemos pedagogía de nuestro trabajo”, reflexiona.



Porque los datos dicen que aunque hay división de opiniones respecto del estado de la educación, la balanza se inclina hacia el pesimismo: el 52% de la población general piensa que la escuela es hoy peor que ayer y un 55% que el estudiantado sale peor formado. Estas opiniones se ven afectadas tanto por la edad como por el nivel formativo, como se ve en los gráficos. En ambos casos, según suben las dos variables hay más negatividad hacia la escuela actual, con alguna excepción en los grupos etarios. Pero en general, cuanto más joven y menos formado, más optimista respecto al sistema.



Estas opiniones se sustentan en una serie de ideas concretas, que también están desglosadas en la encuesta. Por ejemplo, el 74% está totalmente de acuerdo o de acuerdo con la afirmación de que “actualmente hay alumnos/as en la escuela que no quieren estar, y eso dificulta el aprendizaje del resto”, una proporción similar a la que respalda la idea de que “en la escuela actual no hay disciplina y el alumnado no respeta al profesor como antes”. El 58% también asegura que la escuela actual “ya no promueve el esfuerzo entre los alumnos”. Por el contrario, también son mayoría (60%) los que sostienen que el profesorado está mejor preparado.



Pero los profesionales de la educación tienen opiniones diferentes en varios campos, según refleja la misma encuesta y según argumentan algunos de ellos. Entre los trabajadores del sector hay una ligera mayoría que valora más la escuela actual (51%) que la pasada y también son más los que aseguran que hay alumnos que no quieren estar y entorpecen el aprendizaje del resto (79,6%).



Además, nueve de cada diez ciudadanos creen que la Educación necesita más financiación, aunque no todos están dispuestos a rascarse el bolsillo: solo algo más de la mitad de este grupo (un 55%) aceptaría pagar más impuestos para conseguirlo, porcentaje que entre el profesorado sube hasta el 67%. También son mayoría quienes piensan que es “urgente” la transformación del sistema (75,4%), que la escuela no forma adecuadamente en habilidades sociales (54%) o que no “responde a las necesidades actuales de la sociedad” (56,2%).

Cotec también señala que hay algunas contradicciones en la sociedad. Por ejemplo, la que supone defender que reducir el abandono temprano educativo es el cambio más importante a realizar para mejorar la escuela (sostiene un 57,7%) mientras que bajar la repetición de curso es el menos importante de los propuestos (13,5%). “Esta distancia evidencia que la población desconoce el impacto negativo que tiene la repetición de curso y su relación con el abandono educativo temprano. La repetición de curso y el absentismo suelen considerarse factores que predicen el abandono escolar temprano […]. Se ha constatado que la repetición de curso reduce la motivación y las expectativas de los alumnos, menoscaba el rendimiento escolar, da lugar al abandono escolar temprano y aumenta los costes educativos”, recoge Cotec en su informe una propuesta de la OCDE.

Por último –en cuanto a los resultados–, la ciudadanía opina que las tres claves principales para tener un buen rendimiento educativo están en tener un buen profesorado (92%), el esfuerzo personal (91,7%) o el apoyo familiar (89%), pero dejan para el penúltimo lugar que el nivel económico y cultural de la familia sea medio-alto, cuando todos los estudios lo sitúan como uno de los elementos más importantes en el éxito educativo, si no el más.

“Ha mejorado muchísimo la educación, es evidente”

Cotec dedica un capítulo de su informe a abordar lo que llaman “desajustes” entre las percepciones ciudadanas y los datos, capítulo en el que sobresale, señalan, ideas como la del anterior párrafo o la de que la escuela actual es peor que la pasada. “Los datos dicen exactamente lo contrario”, señala Cotec y coinciden varios profesionales preguntados por este diario. La evolución del país en las últimas décadas en cuanto a la escolarización (hoy universal en toda la etapa obligatoria y casi en los ciclos previos y posteriores), abandono escolar (estaba en un 60% en los 80), máximo nivel educativo alcanzado por la población, etc. es, en opinión de estos expertos, incontestable. Aunque haya matices.

“Tenemos docentes más preparados, mejores ratios, mejores centros. Se ha mejorado muchísimo en la cuestión educativa y eso es evidente”, sostiene Óscar Centeno, presidente del Consejo de Directores de Madrid. “Es cierto que ha cambiado mucho la percepción social de los docentes, el respeto, y eso empuja en parte hacia esa idea” de una escuela peor, reflexiona. Y relata la anécdota de un director que fue a Finlandia, que tiene un sistema educativo que se considera referente, y un colega local le explicó que la diferencia no son las ratios ni los medios ni las leyes. “Es la confianza”, le dijo. “El sistema y la sociedad confían en los docentes”, le contó la que consideraba clave del éxito finlandés.

Maribel Loranca, responsable de Educación de UGT, considera que este cambio en la percepción de los docentes que relata Centeno es normal en una escuela democrática. “Ha habido un tremendo cambio social en los últimos años y la escuela no es más que el reflejo de la sociedad en la que está”, opina. “¿Qué se pretende, que sea una burbuja que no refleje eso? Nosotros creemos en una escuela democrática, participativa, con la inclusión de toda la comunidad educativa”, sostiene.

Respecto al debate general, opina Loranca que responder a la pregunta de si la escuela es mejor o peor ahora “depende claramente de los ítems que una mire”, pero apelando a los básicos recuerda que en los 70 la escolarización obligatoria acababa a los 14 y que todos los indicadores esenciales (alfabetización, escolarización, etc.) dicen que la escuela ha mejorado.

Mario Gutiérrez, presidente de CSIF Educación, apunta que más allá de la respuesta directa a la pregunta sobre la calidad de la escuela “si la gente cree que es peor ahora que antes, esto es un problema en sí mismo. En un sistema democrático”, argumenta, “uno de los fundamentos es el derecho a la educación, y si la ciudadanía cree que es peor es un problema que hay que solucionar. Si es verdad habrá que arreglarlo y si no es verdad habrá que explicarlo para que la gente cambie su opinión”.

Gutiérrez ofrece una respuesta matizada. Aunque valora los avances básicos conseguidos en cuanto a la universalización e igualdad de oportunidades, este profesor cree que “la educación no ha mejorado al ritmo que la sociedad necesita” y señala entre sus debes que “cada vez es más evidente que el ascensor social que era la educación social en los 80 cada vez lo es menos”.

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