Siete razones por las que la universidad española es de las más caras de Europa
La gestión del ministro de Educación tiene un nuevo objetivo: la universidad. Su cartera está involucrada en la reforma del modelo de Educación Superior, que ha ocupado algunas de las declaraciones más controvertidas de José Ignacio Wert y la secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, en los últimos meses. Esta última puso como referente el modelo británico, uno de los más caros y donde los alumnos soportan más coste de su formación, según un informe del Observatorio de Estudios Universitarios (OSU).
El análisis comparativo El coste de estudiar en Europa dibuja un mapa en el que Vera Sacristán, coordinadora del estudio, distingue tres grupos de países: “los que consideran que la formación universitaria beneficia a toda la sociedad, los que la conciben como un provecho personal y los que están en medio de ambas concepciones”, explica en conversación telefónica.
El estudio del OSU está elaborado a partir de los datos correspondientes a este curso reunidos por la Comisión Europea. En total, 33 estados europeos, algunos de ellos divididos en varias regiones, entre los que España queda situada en el grupo de países con “precios más altos y menos becas”, afirma la catedrática Vera Sacristán.
1. “La educación no es gratuita. Ese no es el debate”
La secretaria de Estado de Educación considera que el debate del modelo universitario no está en si la universidad debe ser gratuita o no. Lo dejó claro en un desayuno informativo de la tribuna Fórum Europa la semana pasada: “Se plantea de un modo muy simplista: 'Educación gratuita para todos'. El problema es que la educación no es gratuita. Ese no es el debate. El debate es quién paga, cómo y cuándo”.
Sin embargo, hay 11 países europeos que sí se han planteado esta cuestión y han optado por ofrecer a sus ciudadanos un sistema universitario totalmente gratuito. Son Austria, Dinamarca, Finlandia, Estonia, Suecia, Grecia, Malta, Chipre, Noruega, Escocia y Turquía, según el informe. Algunos de ellos, como los países nórdicos, son puestos como ejemplo muchas veces por el ministerio de Educación español por sus buenos resultados académicos, que los han colocado como una referencia a nivel internacional.
2. El 'tasazo', un cambio de modelo
Tras los países que sufragan todos los costes de la Educación Superior de sus ciudadanos se sitúan otras 12 regiones que ofrecen la posibilidad de estudiar una carrera a precios más o menos moderados. Desde la República Checa, que fija un máximo de 21 euros de matrícula, hasta los 1.066 euros que fija Portugal.
Según Vera Sacristán, España se encontraba dentro de este grupo de países, de los que se iba distanciando poco a poco debido a una subida progresiva de los precios de las matrículas. Sin embargo, para la profesora, el punto de inflexión fue el real decreto de 2012 que permitió que las Comunidades Autónomas aumentaran el precio de las tasas.
El incremento del coste no ha afectado a todas las regiones por igual. La universitarios de la Comunidad de Madrid son los que más han sufrido el ascenso, con una subida de más de un 20% en este último curso y de más de un 68% desde el curso 2010/2011.
En España, el observatorio distingue un precio mínimo de 700 euros y un máximo de 2.600 en este curso, que han colocado al país en el tercer grupo: el de los países donde más caro sale estudiar una carrera. “Hemos utilizado los datos del Ministerio porque las cifras que facilitó España a la Comisión son del año anterior, y en el tema de becas, de hace dos años”, cuenta Sacristán.
“Si se comparan los resultados en función del poder adquisitivo, España solo es superada por cinco regiones: Reino Unido, Eslovenia, Irlanda, Hungría y Letonia”, afirma la profesora.
3. La universidad como inversión personal
El aumento de la aportación de los alumnos a su formación se corresponde con una concepción del sistema universitario como “un provecho individual”, analiza Vera Sacristán.
El ministro de Educación así lo ha dejado ver en varias declaraciones en las que criticaba la inversión en aquellos alumnos que no obtienen buenas notas. “No estamos para gastar 4.000 millones en estudiantes que dejan la carrera a medias”, dijo en 2012.
Es destacable que la inversión en enseñanza de las familias es la única partida que no han reducido en este pasado año, según la encuesta de presupuestos familiares del Instituto Nacional de Estadística (INE).
En este sentido apuntan también las últimas palabras de la secretaria de Estado de Educación sobre abrir el debate a un modelo de préstamos en lugar de uno de becas. Montserrat Gomendio también habló de cuestionarse si la financiaciación debía de proceder de “todas las familias” o si solo deberían contribuir los universitarios, que son “los beneficiarios directos”.
En ese momento, Gomendio señaló al Reino Unido como ejemplo. Según los datos del observatorio, solo Islandia y Montenegro tienen un sistema de préstamos que no incluye uno complementario de becas. El resto de los estados analizados cuentan con la posibilidad de ambos métodos, con una gran predominancia de las becas. Por ejemplo, en la Bélgica francófona hace uso de los préstamos un 0,01% de los estudiantes; en Francia, un 0,1%; y en Letonia un 11%.
4. Las becas con requisitos académicos son una minoría
“Los universitarios que no lleguen al 6,5 de media quizá deberían estudiar otra cosa”, dijo el ministro José Ignacio Wert cuando anunció el nuevo modelo de becas universitarias en 2013. Educación cambió los criterios de acceso, en los que se fijó una nota mínima para acceder a la subvención. “Una medida que no es discriminatoria”, repitió con insistencia la semana pasada Montserrat Gomendio en el evento de Fórum Europa.
Si miramos al resto de países europeos, los sistemas que requieren una determinada renta y una calificación académica mínima, son una minoría. En concreto, cinco: España, Bulgaria, Croacia, Irlanda e Italia. Por otro lado, los que otorgan las ayudas solo en función de requisitos del expediente son 12.
En lo que se refiere a las becas en general, “los países que conceden más becas y con importes más altos son aquellos donde los estudios son gratuitos”, recoge el estudio. Se trata de becas orientadas a compensar el coste de oportunidad del estudio, “becas salario que permitan al alumno compensar el hecho de no poder trabajar por dedicarse a estudiar”, apuntan.
5. Sin ayudas a las familias
Además, el informe del Observatorio de Estudios Universitarios destaca que en España, al contrario de lo que ocurre en un gran número de países en los que la matrícula no es gratuita, no existe otro tipo de ayudas a las familias. “Se trata de ayudas fiscales, que suponen pagar menos impuestos cuando tienes un hijo universitario, o subsidios”.
En los países que el estudio cataloga como sistemas con precios “moderados”, practicamente la totalidad de ellos ofrece estas recompensas a las familias de los estudiantes. Muchas veces, se combinan las dos medidas, como es el caso de Alemania o Bélgica.
Además, algunos países que financian toda la matrícula de sus estudiantes también apoyan a las economías familiares, como es el caso de Grecia, Malta y Austria.
6. “Nuestros másteres son más caros”
La profesora Vera Sacristán alerta de otra de las tendencias que han detectado en el estudio. “En España, la diferencia de precio entre los Grados y los Másteres es bastante mayor que en la mayoría de los países europeos”, dice. Algunos de ellos, ni siquiera elevan sus precios para los posgrados. Es el caso de Austria, Dinamarca, Finlandia o Noruega, donde cuesta lo mismo cursar un máster que una carrera.
En España, el precio del crédito de Grado es de unos 22 euros, mientras que la cifra aumenta a los 30,9 euros para los másteres habilitantes (obligatorios para ejercer la profesión) y 43,9 euros para el resto de másteres oficiales, según datos del Ministerio de Educación.
En opinión de la profesora, esto encarece la formación completa de los universitarios actuales, que estudian dentro de un nuevo modelo comunitario (denominado Plan Bolonia). “Antes se estudiaban los cinco años de una licenciatura por un precio, más o menos el mismo cada año. Ahora, aumenta para los cursos de máster. Lo destacable es que ocurre en España, pero no en todos sitios”, añade.
7. Escasea la financiación privada
El Ministerio de Educación contempla alternativas a la financiación pública de la universidad. Wert abría el debate en el Congreso de los Diputados el pasado enero, aunque de nuevo, solo como un planteamiento. Gomendio volvió a incidir sobre este punto la semana pasada.
Según el último informe anual del Ministerio de Educación, España contaba con un gasto público del 78,2% en 2010. Reino Unido, ejemplo para la secretaria de Estado de Educación, solo financiaba un 25,2%. “Reino Unido es un sistema universitario atípico. No se parece en absoluto al resto. Está muy liberalizado y es especialmente caro”, apunta Sacristán.
España sigue la línea de la media de la Unión Europea, que invierte un 77,3% de presupuesto público, según estos datos. Algunos países apuestan por la financiación pública con porcentajes más elevados que en España, como Austria (87,8%), Bélgica (89,8%), Dinamarca (95%) y Suecia (90,6%), entre otros.