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Vox rompe el esquema del PP y mete una cuña entre los discursos de Casado y Moreno

De izquierda a derecha, Oña, Casado, Moreno, Bendodo y Dolores López

Néstor Cenizo

Vox es el ausente presente de las elecciones andaluzas. Cada vez más. No lo nombran los candidatos del PP y de Ciudadanos ni sus respectivos líderes, pero aunque le hagan el vacío de boquilla saben que está ahí, y los guiños para el que quiera entenderlos son cada vez más explícitos. Hay que “recuperar” al votante de Vox sin citar al partido que no puede ser nombrado. Y si no se le recupera y resulta necesario para llegar a San Telmo, pactar a partir del 3 de diciembre.

La aparición sorpresa de Vox ha evidenciado la existencia de un doble discurso, particularmente en el Partido Popular. Mientras Casado habla de los inmigrantes que “se han equivocado de país” por no asumir las costumbres occidentales (o por la ablación, que más que una costumbre es un delito), Moreno rebaja el tono porque sabe que el sector hortofrutícola de Almería se sustenta sobre la mano de obra extranjera. Un día el líder nacional refuerza el discurso recentralizador de competencias, incluyendo la Educación, y al siguiente Moreno corre a aclarar que se refiere a la “gestión de contenidos”, y no a la titularidad.

Pablo Casado ha endurecido su tono y el PP ya no oculta que teme una fuga de votos hacia su derecha. Si ocurre, la entrada de Vox en el Parlamento andaluz con entre uno y cinco escaños (según la encuesta que se tome) se produciría principalmente a costa de los populares. Además, en Ciudadanos creen que el ascenso de Vox a costa del PP podría aupar al partido naranja a la segunda posición en varias provincias, y situarle en un buen punto de partida para rebañar el último escaño asignado a cada circunscripción por la Ley D'hont.

En Níjar (Almería), Casado dejó las referencias implícitas a Vox para Rafael Hernando. El exportavoz en el Congreso pidió apretar las filas contra las supuestas operaciones del PSOE para “romper el voto del centro-derecha”. “Que nadie se despiste. Se inventaron eso de Ciudadanos para romper el voto del centro-derecha. También ahora hay otros que han surgido nuevos, que van prometiendo cosas que no son posibles, un nuevo populismo”, dijo Hernando.

Ese es el mensaje a los que no se han ido. A los que se han ido se dirigió este martes Esperanza Oña, cuya filiación casadista es conocida. La exalcaldesa de Fuengirola apoyó al presidente del PP cuando éste era sólo un outsider entre Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal, es una ganadora consumada (hasta cinco mayorías absolutas en Fuengirola) y muy popular entre los suyos.

El caso es que Oña, cuya voz en el PP andaluz no es cualquiera, se dirigió a los votantes de Vox pidiéndoles que vuelvan “a casa”. “Ahora mismo estamos en buenas manos. El PP tiene un líder nuevo sin ningún tipo de complejos, que sabe que la esencia del PP se respeta, y que defiende nuestros valores de siempre, explicados como nunca”. Vino así a airear en público la tesis de que si se fueron fue precisamente porque el PP no estaba “en buenas manos”, tenía “complejos” y no respetaba su propia “esencia” y sus “valores de siempre”. “Pueden volver a casa y se van a sentir completamente cómodos”.

Por último, están los que se fueron a Vox y el PP da por perdidos. A esos también se ha dirigido Pablo Casado indirectamente, diciendo en Cádiz que el PP estará “encantado” de recibir su apoyo en una eventual investidura en Andalucía. Si no se le puede derrotar, mano tendida.

El discurso de Casado vs. el discurso de Moreno

Si la intención al comienzo de la campaña era no pisar el terreno en el que juega Vox, la realidad ha obligado a modificar los planes. Las encuestas tienen efecto arrastre: el PP ha endurecido su discurso a través de los mensajes de Casado, y Ciudadanos se resiste a hablar de inmigración (“nuestro proyecto es opuesto, no estamos por levantar fronteras”), pero se siente muy cómodo en el discurso de unidad nacional, el eje que comparte con Vox.

La irrupción del partido de ultraderecha ha desenfocado el rol que debía asumir el candidato Juanma Moreno, a quien de repente todos preguntan qué pasa con Vox. Lo hizo Susana Díaz, que en el debate del lunes preguntó hasta en cuatro ocasiones a Marín y Moreno por un posible pacto post-electoral. No hubo respuesta. En el PP detectan una estrategia del PSOE para debilitarles, y por eso Moreno dijo en la Cadena Ser que Vox es un “aliado” para los socialistas: “No ha encontrado Vox ningún aliado mejor que el PSOE andaluz, todos sus dirigentes hablan de Vox”.

“¿Y si cae un asteroide ahora y no hay elecciones?”

La dualidad en la que se mueven Ciudadanos y, particularmente, el PP, se refleja los discursos públicos del líder nacional, Pablo Casado, y el candidato Juanma Moreno. Casado ha asumido el discurso más duro (o esencialista, según Oña) para minimizar la sangría. En cambio, Moreno dice no saber ni siquiera de qué va Vox. “No he encontrado su ideario en ninguna parte”, dijo en una entrevista en Cadena Ser. Allí donde Casado se dice “encantado” de recibir el apoyo de Vox, Moreno dice que por favor no le planteen esas cosas. “¿Y si cae un asteroide ahora y no hay elecciones? Los futuribles no son futuribles”, respondió el martes a los periodistas.

La estrategia parece ser contener la fuga poniendo como dique el discurso en clave nacional y orgánica de Casado, y preservar a Moreno. Sin embargo, la realidad es tozuda: Vox se ha colado en campaña, y ni Marín ni Casado descartan ya un pacto post-electoral con la formación de Santiago Abascal.

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