En Andalucía, en la última década, se ha producido un incremento sin precedentes en la tasa de creación de empresas, que ha sido apoyado por las iniciativas adoptadas por los distintos poderes públicos y privados. Y detrás de cada empresa creada, hay una historia, esfuerzo, ilusión y mucho sacrificio. Lo que nosotros llamamos ADN emprendedor.
Google y su “sala boquerón”
- VirusTotal, la herramienta online de análisis informático, registra diariamente más de 500.000 archivos potencialmente infectados.
Google tiene una “sala boquerón”. De cómo esto ha llegado a ocurrir sabe mucho el malagueño Bernardo Quintero. Él y otros cinco informáticos trabajan en un chalet a las afueras de la capital de la Costa del Sol (otro lo hace desde Bilbao). Hay en ese chalet una máquina de videojuegos, una espaciosa cocina americana, un jardín con piscina y, sí, un futbolín. También una decena de potentes ordenadores desde los que se analizan decenas de miles de archivos que pueden estar infectados por un virus informático. Quintero fundó VirusTotal, y su idea funcionó tan bien que Google le echó el lazo. Sin embargo, Quintero logró que el gigante americano alterara su política habitual, y VirusTotal no se marchó a Mountain View. Y por eso, Google tiene una sala llamada oficialmente “boquerón”.
VirusTotal ya ha cumplido diez años, aunque la idea, aclara Quintero, sea cinco años más vieja. En 1999, cuando estaba al frente de Hispasec, avanzó su proyecto en una entrevista con Ciberpaís: un portal de Internet al que los usuarios pudieran enviar ficheros sospechosos de estar infectados, y que devolviera un informe con el análisis de todos los antivirus disponibles. VirusTotal analiza más de 500.000 ficheros al día y dispone de una base de datos de 750 millones de archivos. El usuario particular utiliza un servicio gratuito, pero la información recopilada se utiliza luego por las firmas de antivirus y por analistas de seguridad informática.
Bernardo Quintero forma parte de la primera generación que tuvo acceso a la informática: empezó con un Spectrum a los diez años, le marcó Juegos de Guerra, se compró un Amstrad CPC y el primer virus que sufrió fue el Ping Pong, aquel programa que lanzaba una pelota a rebotar por la pantalla. “Me resultó curioso y empecé a investigar cómo funcionaba”. Pudo caer entonces, según explica, del “lado oscuro”, pero en lugar de eso, comenzó a escribir un artículo mensual para la revista PcActual, “la Biblia en pasta”. Cuando alguien le dijo que no ocurrían suficientes cosas en el mundo de la seguridad informática para publicar una noticia diaria creó, junto a tres socios, Hispasec, un portal que se convirtió en referencia y acumuló más de 20.000 suscriptores en apenas un año. Es 1999.
Una cosa llevó a la otra. Las empresas comenzaron a requerir sus servicios de seguridad. “Hacíamos hacking ético: intentas penetrar en los sistemas, y luego haces un informe diciendo por dónde has podido entrar”, relata. El primer cliente nacional, una caja de ahorros, llegó porque Quintero había desarrollado una aplicación que impedía los desvíos de llamadas a números de tarificación internacional: “Lo saqué gratuito, porque no me gustaba sacar dinero de un fraude, pero montamos una pasarela de pago para donaciones para una ONG. Montándola encontré un fallo, lo reportamos a la caja, y nos contrataron”. “Cuando consigues crear masa, al final el modelo de negocio surge y encuentras tu nicho”, resume Quintero.
VirusTotal recogió esa filosofía: crear un producto que aporta una utilidad social, y encontrar el nicho de mercado a partir de la masa. Lo presentó en 2004 y empezó a recoger los frutos: reconocimiento (premios del CNI, de Microsoft), popularidad (apariciones en medios) y, como si fuera la consecuencia ineludible, dinero: cada año doblaban la facturación. Se hizo imprescindible para los antivirus de los que se servían porque se convirtió en su principal fuente de muestras: “Tú me dejas tu motor para analizar, y a cambio yo te doy los resultados”.
El acercamiento a Google
“En 2009 decidí que Google tenía que comprarnos”, recuerda Quintero. Podían haber seguido así, creciendo, hasta que algún competidor con el apoyo del gran capital se los llevara por delante; o, quién sabe, hasta acabar convirtiéndose en una gran empresa tecnológica con sede y capital malagueños. El caso es que la compra por Google puede interpretarse como el fracaso del tejido empresarial español, incapaz tantas veces de retener al talento por sí solo, o como la constatación de una realidad: los negocios globales tienden a la concentración. Quintero tenía razones personales que decantaron la balanza: “Como ingenieros informáticos, nos gusta acceder al conocimiento interno de Google y la repercusión que alcanza tu trabajo”. Diseñaron una estrategia: copiarían la interfaz y hasta los términos de uso y servicio, desarrollarían extensiones y aplicaciones para Android, migrarían sus servidores a Google, y, cuando todo estuviese hecho, se ofrecerían.
“Vi que había alguien de Google que había escrito un paper sobre honey pots [una web deliberadamente vulnerable para atraer malware]. Le escribí por correo y le di acceso total a la web de Virus Total. Le escribía con cualquier novedad. Llegué hasta a leerme su tesis doctoral”. Primero Google se convirtió en cliente. Hasta que llegaron los militares. En 2011, Virus Total logró trazar el mapa completo de un ataque organizado a RSA, una potente empresa de criptografía y software de seguridad. La noticia causó sensación. Un grupo inversor con intereses en el sector militar hizo una oferta de compra; Google, advertida por Quintero, hizo otra. “Todos lo tuvimos claro. Nuestro sueño era trabajar con Google”. En septiembre de 2012 llegaron a un acuerdo.
Virus Total triunfó con una idea que pasó años en un escaparate público, a la espera de quien la recogiera. “Hay veces que llega gente diciendo 'tengo una idea buenísima, la quiero contar a Google pero me la van a copiar'. Yo le pongo mi ejemplo: publiqué la idea en El País, la leyó todo el mundo y después de cinco años nadie la había hecho”. Al final de la entrevista, hacen un alto en el trabajo para jugar al futbolín. Porque ya se sabe, esto es Google.
Sobre este blog
En Andalucía, en la última década, se ha producido un incremento sin precedentes en la tasa de creación de empresas, que ha sido apoyado por las iniciativas adoptadas por los distintos poderes públicos y privados. Y detrás de cada empresa creada, hay una historia, esfuerzo, ilusión y mucho sacrificio. Lo que nosotros llamamos ADN emprendedor.