Andalucía cambia su guión de la pandemia en 20 días: del “vemos luz al final del túnel” a “la situación está empeorando”
El Gobierno de Andalucía ha cambiado la perspectiva sobre la evolución de la pandemia en su territorio en apenas 20 días: el pasado 8 de septiembre, dos días antes del inicio del curso escolar, el presidente Juan Manuel Moreno lanzó un mensaje de optimismo durante una entrevista en Onda Cero: “Si la vacuna es eficiente, podemos estar viendo la luz al final del túnel”. Dos semanas después, Moreno reconoce que “la situación de la pandemia está empeorando” y anuncia nuevas medidas restrictivas, como limitar las reuniones familiares y de amigos (hasta ahora un máximo de diez personas), adelantar el cierre de bares y restaurantes y ordenar el confinamiento en los municipios donde la tasa de contagio se ha disparado.
El comité de expertos científicos de la Junta discute todas estas posibilidades este lunes, en una reunión donde las medidas sanitarias chocan siempre con el impacto que van a causar en la economía. El presidente andaluz adelantó el sábado que su Gobierno endurecerá las restricciones este lunes, pero hasta el martes no serán aprobadas en Consejo de Gobierno. El optimismo de Moreno se ha esfumado. “Posiblemente nos precipitamos con la desescalada. Debió ser más lenta y más duradera en el tiempo. Ha sido un verano descontrolado, donde las medidas se han descontrolado mucho, y ahora estamos viendo la resaca en el conjunto de España y Andalucía”, admite el presidente andaluz en una entrevista con El Confidencial.
Moreno explica que la segunda ola de contagios ha llegado a esta comunidad un mes y medio antes de lo previsto, en parte, dice, porque Andalucía es la región que más turistas ha recibido este verano, aunque la temporada haya sido raquítica en términos económicos. Sin embargo, el Gobierno andaluz no adoptó mayores medidas restrictivas contra el coronavirus hasta que hubo pasado el verano para no dañar aún más un sector capital en la economía regional (que representa un 12% del PIB y un 13% del empleo). Hace sólo una semana, la Junta aprobó un bono turístico de hasta 300 euros para fomentar los viajes de los andaluces dentro de su comunidad, subvencionando hasta el 25% de la factura (una medida pensada para rescatar a agencias de viaje y a establecimientos hoteleros, pero que no está al alcance del 49,8% de la población andaluza sin recursos para costearse unas vacaciones).
El Consejo de Gobierno del pasado 1 de septiembre aprobó una batería de medidas para frenar el avance de la pandemia, en línea ascendente durante todo el verano: se decidió entonces una reducción del aforo máximo para bodas y eventos similares, se prohibió la barra libre, y que los ayuntamientos de los municipios del litoral cerrasen las playas al público entre las 21.30 horas de la noche y las 7.00 horas de la mañana.
Cuando se adoptaron estas decisiones, Andalucía registraba 102 contagios positivos confirmados por PCR por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días, casi la mitad que en España, donde se alcanzaba la cifra de 205 infectados. Tres semanas después, Andalucía registra 158 positivos por cada 100.000 habitantes -56 más- y la media de España se sitúa en los 282. La comunidad andaluza acaba de rebasar en promedio de infectados a Catalunya, una comunidad que ordenó confinamientos territoriales durante el verano (en Lleida se superaron los 500 contagios por cada 100.000 personas), pero sigue estando muy lejos de Madrid (721 positivos por cada 100.000 personas en los últimos 14 días).
“Comparativamente” la situación estaba más controlada
Hasta ahora, la Junta ha acompañado el avance del virus en Andalucía con un mensaje político de calma, subrayando siempre que “comparativamente” la situación estaba más controlada que en otras comunidades, que dos tercios de los nuevos infectados son asintomáticos, y que hay una holgada disponibilidad hospitalaria (algo más de mil pacientes de Covid-19 están ingresados en este momento, alrededor de un centenar en la UCI). Moreno sí ha admitido el déficit de médicos y personal de enfermería que sufre la sanidad pública andaluza, un déficit endémico que atribuye a la anterior etapa del Gobierno socialista, y que se está notando en el “colapso de la Atención Primaria”.
En agosto, la Junta contrató a 4.500 sanitarios para reforzar el sistema y cubrir las vacaciones de la plantilla que más esfuerzo hizo durante el estado de alarma, y entonces “la bolsa de médicos se quedó a cero”. Andalucía ha pedido autorización al Gobierno central para poder contratar a facultativos extracomunitarios, con el título homologado, para así hacer frente a una segunda ola de contagios que previsiblemente se va a solapar con el periodo de vacunación contra la gripe.
Este cambio de guión también viene alimentado por el choque de trenes entre el Gobierno central y el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso debido al descontrol de la pandemia en Madrid. La presidenta madrileña se resiste a ordenar un confinamiento severo de la capital de España, como pide el Ministerio de Sanidad, y en las últimas horas ha alimentado la tesis de que el Gobierno debe establecer unos “criterios objetivos y homogéneos” en todo el país. Algunas comunidades gobernadas por el PP, como Andalucía, han dado un paso adelante para reforzar la posición de Díaz Ayuso.
El presidente Moreno hizo público el domingo una carta que su consejero de Salud ha remitido al ministro Salvador Illa pidiéndole que “coordine una respuesta homogénea” para todas las comunidades. Illa recuerda que el Consejo Interterritorial de Salud del pasado junio, cuando concluyó el estado de alarma, ya estableció una hoja de ruta común, con parámetros homogéneos para actuar ante el avance del virus, pero recuerda que un mismo dato de contagios en una región y otra no siempre evoluciona igual y, por tanto, no necesita el mismo tipo de respuesta. La gestión sanitaria está transferida a las comunidades y los sistemas de salud no son homogéneos (número de médicos, presión hospitalaria, margen de privatización, situación de la Atención Primaria...). Tampoco son equiparables otros factores que influyen, como la población, las visitas turísticas, la dispersión poblacional, las distintas restricciones que se han aprobado para limitar la actividad económica...
El propio Gobierno andaluz aludía a estas diferencias hace unos meses, cuando recordaba que “cada comunidad tiene circunstancias propias que exigen respuestas distintas para el mismo problema, adaptándolo a las particularidades de su territorio”. Ahora Moreno acusa al Ejecutivo de Pedro Sánchez de haber “pasado del todo, de un estado de alarma donde el Estado lo controlaba absolutamente todo y creo que era innecesario, a nada”, y exige más “coordinación” y “liderazgo”, en consonancia con el discurso del presidente del PP, Pablo Casado.
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