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La ausencia de candidatos tiene descabezada la dirección andaluza de Ciudadanos un mes después del fracaso electoral

Juan Marín anunció su dimisión el día de las elecciones autonómicas

Daniel Cela

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Ciudadanos Andalucía no tiene quién lo dirija, lo coordine o lo represente desde hace un mes, cuando las elecciones autonómicas borraron a los naranjas del mapa político. El ex líder, candidato y todavía vicepresidente de la Junta en funciones, Juan Marín, dimitió de todos sus cargos orgánicos un día después de que la formación naranja pasara de 21 escaños a cero, de socio de Gobierno del PP a fuerza extraparlamentaria.

Desde entonces, ninguna persona de su entorno -ni críticos ni afines ni coordinadores provinciales- ha mostrado el menor interés por ocupar su puesto. La formación naranja ha quedado desierta y desgobernada en la comunidad más poblada del país, donde llegaron a aglutinar más afiliados -5.697-, donde lograron el mejor resultado electoral, incluso en la derrota, y donde se ha mantenido una coalición armónica con el PP hasta el último minuto [los consejeros cesarán un día después de que nombren a sus sustitutos, el próximo lunes].

Ciudadanos está descabezado en Andalucía y es la ejecutiva nacional de Inés Arrimadas quien ha tomado el control para pilotar un proceso de transición complejo, a diez meses de reabrirse el ciclo electoral con las municipales, que culminará a final de 2023 con las generales. La secretaria general de Ciudadanos, Marina Bravo, y el secretario de Organización, Borja González, se han hecho cargo de la estructura andaluza y fuentes de la ejecutiva confirman que “en breve habrá un órgano que dirigirá Ciudadanos en Andalucía”.

¿Una hoja de ruta?

Este periódico lleva una semana tratando de contactar con Bravo o González para conocer si existe una hoja de ruta para revivir al partido naranja en Andalucía y dar respuesta a todas las incertidumbres tras el desastre del 19J: si daña la imagen del partido que la estructura orgánica andaluza lleve desierta más de un mes, sin líder y sin aspirante a liderar; si es preciso nombrar una gestora para coordinar el trabajo de Marín hasta que se celebren primarias; si merece la pena convocar primarias habida cuenta de que nadie se ha postulado públicamente para pilotar el partido en Andalucía; si Arrimadas ha contactado con algún dirigente local o regional en activo para encomendarle la dirección autonómica.

Poco más se sabe. No hay calendario para celebrar unas primarias al puesto que solo ha ocupado Juan Marín desde que Ciudadanos se registró como partido para concurrir a las andaluzas, en 2015. La dirección nacional ha tanteado a algunos de los consejeros naranjas que siguen en activo, y en funciones, para saber si están dispuestos a ponerse al frente del partido y liderar un proceso de transición “difícil”, admiten, que acompañará al propio proceso de refundación de los liberales a escala nacional. Fuentes de Ciudadanos confirman a elDiario.es que “nadie quiere dar un paso al frente hasta ver qué Gobierno hace Juan Manuel Moreno, porque algunos tienen expectativas de quedarse”.

La principal opción de Arrimadas era la consejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, Rocío Ruiz, que ya fue promocionada en el pasado desde Madrid para candidata “oficiosa” y sustituta del propio Marín. Pero los tiempos han cambiado. Ruiz rehusó la oferta y hace solo unos días ha anunciado su baja de afiliación del partido naranja. La onubense ejerció como voz crítica a la dirección del vicepresidente de la Junta y fue la que más maniobró para cubrir su puesto cuando Ciudadanos era todavía una formación musculada con proyección nacional.

Ahora, la consejera que libró todas las batallas culturales de Vox desde dentro del Ejecutivo de Moreno, aspira a renovar en el cargo como independiente, bajo el paraguas del PP, y para facilitar esa transición se ha deshecho hace unos días del carné de Ciudadanos. En el entorno de Marín lo han digerido con cierta ironía: “Al final quien busca trabajo en el PP es ella, después de reprocharle a Juan [Marín] que estuviera trabajándose su futuro personal sin importarle su partido”.

Cinco consejeros, cero aspirantes

Rocío Ruiz ejerció de contrapeso al discurso negacionista de Vox contra las políticas de igualdad de género y lucha contra la violencia machista. Ese perfil propio la identificó como el futuro de Ciudadanos en Andalucía, hasta que el partido entró en una espiral de autodestrucción tras la moción de censura fallida en Murcia, al que sucedieron la pérdida de los gobiernos de Madrid y de Castilla y León. El hundimiento definitivo llegó con las andaluzas, pero Ciudadanos ya venía lastrado por las pugnas internas en el grupo parlamentario y su falta de coordinación tanto con la ejecutiva regional como con los consejeros naranjas.

Mientras el PP colmaba de elogios a sus socios durante la campaña y ensalzaba el papel y el sacrificio de Marín tras el resultado electoral -“Los soldados que bajaron a la playa de Normandía nunca llegaron a París”, decía un alto dirigente popular, próximo a Moreno-, sus propios compañeros de partido dimitían de sus puestos en plena campaña, cargaban contra el candidato y pedían el voto para el PP.

El diputado malagueño de Ciudadanos en el Congreso, Guillermo Díaz, también se ha descartado públicamente para liderar la agrupación regional. Arrimadas le ha encargado pilotar el grupo de ocho dirigentes que debe trazar la hoja de ruta para la refundación de los liberales y Díaz considera que “es demasiada responsabilidad para compaginarla” con la dirección en Andalucía.

El consejero de Economía en funciones, Rogelio Velasco, es otro cargo independiente con aspiraciones a continuar su labor en el Ejecutivo (aunque en su entorno admiten que “podría prescindir sin problema de las competencias sobre Universidades”, que le han enfrentado a los rectores andaluces por la falta de financiación). El titular de Educación en funciones, Alejandro Cardenete, era el número dos de Marín en la Consejería de Turismo y fue promocionado a consejero tras la muerte de Javier Imbroda. En estos pocos meses, Cardenete ha hecho una acelerada campaña de promoción personal en las redes sociales -publicando de dos o tres fotos diarias en actos públicos como consejero en funciones-, aunque Marín le excluyó de las listas electorales el 19J.

Moreno tiene mayoría absoluta y pretende crear un Gobierno “de gestión”, más técnico, y con un par de perfiles políticos. El entorno del presidente andaluz explica que su intención es reforzar al PP en un Ejecutivo con un par de consejerías más de las que ahora tiene, pero también contará con perfiles independientes. Cuando le han preguntado, Moreno no ha descartado renovar a algunos de los consejeros de Ciudadanos, cuyo trabajo ha elogiado públicamente. El nombre que más suena es el de Rocío Blanco, actual consejera de Empleo en funciones, a quien el PP siempre consideró una de las suyas. Blanco se ha significado poco o nada como miembro de la formación naranja, toda vez que fue reclutada como independiente.

Mientras la ejecutiva nacional de Ciudadanos posterga el plan para su estructura regional en Andalucía, los pocos grupos municipales naranjas que quedan en pie afrontan la misma crisis de identidad y carencia de esqueleto orgánico que ha terminado por destruir al partido que ha cogobernado esta región los últimos cuatro años. Y las municipales tocan en diez meses.

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