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OPINIÓN | Aldama, bomba de racimo, por Antón Losada

El discreto rearme de Susana Díaz en la oposición

Susana Díaz, ex presidenta del Gobierno andaluz.

Daniel Cela

¿Dónde está Susana Díaz? Hace dos meses que circula esta pregunta en la arena política andaluza y parte de la nacional. La ex presidenta del Gobierno andaluz y actual líder de la oposición se ha esfumado y todos -los suyos y los rivales de enfrente- sacan conclusiones precipitadas de su ausencia. El presidente de la Junta y líder del PP andaluz, Juan Manuel Moreno Bonilla, y el vicepresidente y portavoz de Ciudadanos, Juan Marín, parecen reclamar que Susana Díaz vuelva, que aclare su posición respecto a la crisis de Venezuela, respecto a la crisis de Catalunya, respecto a la idea del “relator” que ideó Pedro Sánchez para mediar con los líderes independentistas, y que parece haber precipitado las elecciones generales. “Que diga algo, ¿es que no tiene nada que decir?”, se pregunta, ansioso, el nuevo presidente.

Este sábado la ex presidenta de la Junta reaparecerá en Sevilla junto a Sánchez en la presentación del alcalde Juan Espadas como candidato a la reelección. Las circunstancias -esa bomba de relojería de la política- pueden haberse confabulado nuevamente con el azar para dibujar otra escena del socialismo shakespeariano en la capital andaluza: Susana y Pedro abriendo juntos en Sevilla la precampaña de las elecciones generales del próximo 28 de abril.

Susana Díaz “no ha dejado de hablar con los suyos” para afinar en su análisis de la cambiante realidad política, de lo que le pasa al país y al PSOE. Desde su entorno confirman que pregunta más y “a más gente”, aunque sigue funcionando con círculos concéntricos de confianza, y tiene en el más estrecho a “tres o cuatro personas”. “También habla con periodistas, pero elegidos, eso no ha cambiado”. En la ejecutiva regional saben que Díaz sigue intercambiado claves con otros barones territoriales que en pocos meses se enfrentarán a unas elecciones autonómicas con la izquierda desmovilizada y las derechas en alza. Ha hablado con la vieja guardia preocupada del PSOE -Felipe González, Alfonso Guerra, Alfredo Pérez Rubalcaba, Manuel Chaves- y, sobre todo, “ha hablado con los ocho secretarios provinciales andaluces y con un puñado de alcaldes y ex alcaldes referentes del partido”. “En estos dos meses, ha pasado más horas que nunca de trabajo interno en San Vicente -sede del PSOE andaluz- y ha cogido el coche para visitar a algunos pueblos señalados”, dicen.

La ex presidenta de la Junta estuvo a punto de salir a cuestionar la figura del relator, incluso avisó a algunos periodistas de que hablaría tras una sesión plenaria en el Parlamento andaluz, pero al final se contuvo. El PSOE andaluz, la federación más numerosa y protestona del partido, decidió esta vez desmarcarse del resto de barones territoriales que, ese mismo día, pusieron el grito en el cielo contra el “dichoso relator” de Sánchez y el diálogo con los independentistas. En Andalucía gustó tan poco como en otras partes de España, pero “se hizo un esfuerzo de yoga para no hablar”.

Nuevos equipos

Lo que ha dejado de hacer Susana Díaz ha sido ocupar la escena política nacional para emitir posiciones abiertamente contrarias a Pedro Sánchez respecto a Catalunya y el debate territorial. “La gente sabe lo que piensa, pero cada vez que lo dice, los sanchistas más críticos neutralizan su opinión alegando que le tiene un odio visceral al presidente”, dice un dirigente consultado. En el PSOE andaluz, que ha cambiado 37 años de gobiernos por sus primeros meses en la oposición, empieza a emerger un sentimiento crítico que va más allá del sanchismo y el susanismo. Una cierta idea de lo que se ha hecho mal y de lo que no funciona. Algo que va más allá de la figura política de Susana Díaz, que muchos consideran “amortizada, pero necesaria hasta que pasemos esta fase electoral”. “En el partido hay mucha gente cansada de hablar siempre de Susana y Pedro, del juego de poder y de nuestra guerra fría. Y la calle estaba más harta aún, como se vio el 2D”, dice una dirigente socialista. “Este partido es muy anímico. Vive cualquier proceso interno de forma muy dramática y eso debimos pensarlo antes de hacer primarias”, advierte una diputada. ¿El futuro del PSOE andaluz pasa por Susana Díaz? “El futuro del PSOE andaluz pasa por la militancia”, repiten hasta siete dirigentes socialistas, nada alineados con el sanchismo.

Nadie está acostumbrado a que los temblores que está viviendo el PSOE y el Gobierno de Sánchez estos días se produzcan en ausencia de Susana Díaz, figura clave para entender el estado de salud actual del socialismo español y andaluz. La ex presidenta “no se ha evaporado del todo, está entre bambalinas del partido. Está sustituyendo un equipo de Gobierno por un equipo potente de oposición”, dice una persona de confianza y miembro de la ejecutiva regional. “Susana está completamente centrada y muy fuerte para hacer oposición ante un desgobierno tan inestable como éste”, afirma otra persona de su equipo.

En el primer círculo, sigue el ex vicepresidente Manuel Jiménez Barrios, el secretario de Organización, Juan Cornejo, y el portavoz parlamentario, Mario Jiménez. Han ganado peso orgánico el ex consejero José Fiscal, que hace las funciones que antes hacía el ex secretario general de la Presidencia, Máximo Díaz Cano; otro ex consejero y senador Miguel Ángel Vázquez, que vuelve a pilotar la comunicación del partido, y la diputada jiennense, Ángeles Ferriz, nueva portavoz. La comunicación permanente con los ocho secretarios provinciales del PSOE para garantizarse la unidad, con espacio destacado a la líder de Sevilla y amiga personal, Verónica Pérez. En el grupo parlamentario se han recolocado en cabeza los ex consejeros Rodrigo Sánchez Haro, Sonia Gaya y Antonio Ramírez de Arellano, con el cometido de formar “una oposición férrea a la Junta y proteger las políticas que dejamos dentro y que funcionaban bien”.

Municipales y generales

La sevillana se está “rearmando” políticamente para librar un pulso contra el Gobierno de Moreno Bonilla, pero también contra los rivales internos del PSOE que la esperan, puñal en boca, tras las elecciones municipales del 26 de mayo. Todos los socialistas consultados -leales y críticos- tenían un esquema mental sobre el futuro del PSOE andaluz y sobre el papel que Susana Díaz jugará (o no) en ese futuro. Todos los relatos recabados coincidían en describir dos fases en la hoja de ruta de la ex presidenta en la oposición: primero las municipales; luego la pelea orgánica en los congresos, y que hablen los militantes. Este relato ha saltado por los aires hace unas horas, cuando el Congreso ha tumbado los Presupuestos Generales y ha abocado a una convocatoria urgente de elecciones generales el 28 de abril. “Hacemos planes a largo plazo, es decir, para las próximas 48 horas”, bromea un miembro de la ejecutiva del PSOE-A.

Hace una semana los alcaldes consultados se inclinaban por una campaña electoral sin la presencia “complicada” de Pedro Sánchez y Susana Díaz juntos, así se lo trasladaron destacados sanchistas andaluces al presidente del Gobierno para disuadirle del superdomingo de mayo: la coincidencia de las generales, municipales, autonómicas y europeas el próximo 26 de mayo. No querían que ni la agenda nacional ni la dramática relación de los dos líderes socialistas eclipsara el debate electoral en sus municipios. “En las municipales se vota más a la persona que al partido, pensando más en la limpieza de las calles que en las siglas. Esto siempre ha sido así, y esta vez además los partidos no pasan un buen momento”, dice un veterano regidor sevillano. “Los alcaldes tienen derecha a un debate propio”, subraya una dirigente regional.

Todo este análisis, todo este debate previo y la planificación que el partido, los alcaldes, los secretarios provinciales y Susana Díaz llevan organizando desde las andaluzas del 2 de diciembre ha saltado por los aires en las últimas 48 horas. “Los esquemas de entonces ya no sirven, porque ahora hay que repensarlo todo con la clave de unas generales en abril, a una distancia de un mes de las municipales de mayo. El PSOE está abierto en canal y la política del país ha entrado en ebullición. Los acontecimientos de las próximas semanas trascienden la importancia de Susana Díaz, cuyo papel ha quedado empequeñecido por todo este lío. Lo único que te puedo decir es que el vértigo es brutal”, explica alguien con mando en plaza en el partido.

Susana Díaz lleva 35 días sin comparecer públicamente ante la prensa. El 11 de enero convocó a los medios en la sede del PSOE andaluz para anunciar que no dimitiría, que se quedaba para liderar la oposición al nuevo Gobierno “tripartito de derechas” y que repetirá como candidata en las próximas elecciones andaluzas. Desde entonces no ha vuelto a manifestarse, pero en dos meses ha convocado tres veces el comité director del PSOE, máximo órgano de decisión entre congresos, para atornillar dos ideas-fuerza que van enlazadas entre sí: la unidad del partido y la preparación de las municipales. “Susana Díaz está en campaña electoral desde el 2D. Se está volcando en las municipales, como si volviera a ser la secretaria de Organización del PSOE andaluz. Es lo que mejor se le da, porque es un trabajo muy frenético, de muchas llamadas al día para tantear las expectativas de cada municipio, cada provincia”, dice un dirigente cercano a la ex presidenta.

Entre el shock y la crítica

Del grupo de personas que más trata con ella salen dos lecturas distintas, expresadas desde el anonimato. Unos dicen que “no ha salido del shock del 2D. Todavía está rearmándose mentalmente. Este ritmo frenético para las municipales le viene bien para no pensar en que ha perdido el Gobierno de Andalucía tras 36 años y medio del PSOE en el poder”. Otros ponen el acento en la “fuerza mental” de la ex presidenta, “una fiera política”, y en su “tremenda capacidad de trabajo, que ha puesto a todos en clave de oposición desde el minuto uno”. “Perder el Gobierno es durísimo y lo que le está pasando al PSOE por dentro es durísimo, es normal que no se sobreexponga en público tanto como antes”, justifica una diputada.

Hace dos meses, la autocrítica del PSOE tras el fracaso electoral era ínfima. “Ni siquiera nos decíamos que habíamos perdido las elecciones, como si tener más votos aliviara el dolor de perder el Gobierno”, advierte una parlamentaria. Mirando atrás, muchos diputados socialistas reconocen que el “empecinamiento” de Díaz en subrayar que había ganado evidenciaba “el estado de shock” en el que seguía, pero subrayan que “era necesario porque el mismo día 3 de diciembre Ferraz empezó a comportarse de forma desleal con nosotros, pidiendo la dimisión”.

A estas alturas, con los primeros pasos del PSOE andaluz en la oposición, empieza a aflorar la crítica “constructiva” y a escucharse cosas que hasta ahora no se verbalizaban desde la trinchera susanista (o al menos desde la no sanchista). “Un buen líder crea cantera de líderes, no deja tierra quemada tras de sí, porque este partido tiene 140 años, y después de uno viene otro”; “Susana Díaz decidirá si se presenta a las primarias y lo mismo también se presenta María Jesús Montero [ministra de Hacienda], y ahora puede pasar cualquier cosa que quiera la militancia”; “Con el miedo que pasó el PSOE con el ascenso de Podemos, me entristece que no vayamos a aprovechar su caída para recuperar votos”.

También la revisión de cómo se hicieron algunas cosas en el Gobierno andaluz ha dejado algunas píldoras inéditas hasta ahora en la boca de un dirigente del PSOE: “Cuando estás gobernando y un colectivo te pide algo, siempre ves primero lo que no puedes hacer. Era una especie de inercia o de costumbre. Empiezas a postergar soluciones que la gente necesita, bien por la complejidad de gestión de lo que te piden, o porque implica a otro colectivo al que no puedes enfadar, o porque no se puede solucionar a corto plazo, y estábamos tan convencidos de que íbamos a seguir gobernando, que les dimos una respuesta a demasiado largo plazo. Desde la oposición se ven las cosas más claras, ves más margen de posibilidad para resolver algo”, admite un ex miembro del Consejo de Gobierno.

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