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Valderas: “La izquierda tiene un desafío, no nos aceptan sin cambios”

Diego Valderas, vicepresidente de la Junta de Andalucía y coordinador de IU Andalucía

Lucrecia Hevia / Charo Solís

A Diego Valderas, actual vicepresidente de la Junta de Andalucía y coordinador de IU en la región, se le ve cómodo y satisfecho en el Gobierno. No lo duda: la experiencia es “apasionante” y, siguiendo un símil al que recurre mucho durante la entrevista, mejor estar de cocinero que de pinche. Su partido ha pasado de estar en la oposición, dónde es más fácil reclamar y exigir, a tener que gestionar, a asumir responsabilidad, con la dificultad añadida de compartir espacio de decisión. Y además, en un momento grave para la ciudadanía y al que hay que dar respuesta desde, asegura, un corsé presupuestario asfixiante. Pese a todo, está “satisfecho”. También “orgulloso”. Gracias a esta alianza con los socialistas, “en Andalucía se han abierto caminos a las políticas de izquierda”, asegura.

Con 30 años de política a sus espaldas, la mitad de su vida, sigue mostrándose sencillo en sus maneras. Y pese a que se pierde en sus propios razonamientos y da muchas vueltas a las ideas y explicaciones, mantiene los ejes de su discurso claros.

Uno, su condición de hombre de partido. Ante preguntas en primera persona, evita, meticulosamente, hablar de sí mismo para remitirse a IU. “Yo estoy donde me digan”. Pero también se ha convertido en hombre de Gobierno, y cuida mucho el reparto de méritos de este último año. “No creo que haya que agenciarse el mérito de este cambio (como siempre repite, de resistencia a ofensiva) más allá de lo que fue y significó el acuerdo político entre las dos fuerzas”.

Dos, que “los mercados” son el enemigo a batir y que el Gobierno andaluz está siendo “maltratado” por ellos y por un Gobierno “abrazado a los mercados”. Y descarga también responsabilidad sobre los medios de comunicación: “Los poderes económicos venden la mentira y compran los canales para que la mentira llegue a la conciencia de los ciudadanos”.

Y tres, que hacen falta cambios y que esos cambios significan generaciones nuevas (“las personas que tienen que protagonizar los cambios son los que los van a vivir”) y transparencia; y para explicarlo repite: “nuestras instituciones deben ser palacios de cristal en dos sentidos: que se vea por dónde entra y sale el dinero, y que estén abiertas a los ciudadanos. Por ejemplo, la ciudadanía debe ser consultada sobre decisiones que le van a cambiar la vida. Si a la gente se le muestran las cosas tal y como son, mejoraremos. Tenemos que ser ejemplares”.

“Hoy somos más creíbles”

IU sube. Pero Valderas cree que se puede ir aún más lejos. “IU tiene que ser capaz de aspirar a ser hegemónica en la izquierda de España. Y decirlo con naturalidad democrática”, argumenta, y fija una cifra, entre el objetivo y el deseo, “en un mínimo del 20%” en el Congreso. Su fe en esta posibilidad pasa por la experiencia de Gobierno en Andalucía: “Hoy somos más creíbles desde la participación en el segundo gran Gobierno de este país”. Y acto seguido sitúa esa credibilidad de la que IU goza en que “no hemos hecho como en Extremadura” (remarca) y en los dos decretos con los que el Gobierno andaluz ha puesto su particular broche de oro a su primer año: el de la función social de la vivienda, y el decreto de lucha contra la exclusión social. Son éxitos compartidos que colocan a esta comunidad como “referente de la política nacional”. “En los últimos meses, la agenda nacional la ha marcado Andalucía y eso no es lo habitual”.

Ante la pregunta de si el mérito tiene sello IU, Valderas quita hierro. Todo aparece como fruto del pacto inicial entre las dos fuerzas con sus 256 medidas y 28 leyes previstas. Según sus cálculos, “ya hay 170 encarriladas y, que no hayamos tocado y tengan prisa, no llegan ni a 70”. Pero el ritmo de la acción política parece lento. Valderas no rebate la apreciación. De hecho, para evitar que se repita, quiere marcar una hoja de ruta “con un mayor nivel de aceleración; porque la ciudadanía nos lo reclama”. Ya tiene su cartera de prioridades hasta mayo de 2014 preparadas. Y así lo quiere hacer en los siguientes. Tiene claro que ni PSOE ni IU deben arrancar la carrera electoral de 2016 con el pacto a cuestas. Su objetivo: “Me gustaría que el balance final del pacto estuviera listo cuatro meses” antes de que se fije la fecha para la consulta autonómica.

Las iniciativas más inmediatas responden al esquema de que si no hay dinero se pueden buscar soluciones “imaginativas”. “¿Se puede hacer políticas de izquierdas sin dinero? Sí. ¿Se hace mejor con más recursos? Indiscutiblemente”. En el programa hasta 2014 están las leyes de Transparencia y Participación Ciudadana (que regulará las consultas populares), la defensa de los consumidores ante los productos hipotecarios o el banco de tierras. Esta última, la entiende Valderas más como un “mensaje” que como una solución masiva del empleo. Porque, dice, “la política también son mensajes” y en esta medida subyace “el debate de lucha de clases. Ese debate está ahí. Cuando los poderes miran a Andalucía y a IU le tienen cierto respeto y e incluso de cierto temor. Porque estamos poniendo este debate encima de la mesa”, afirma con cierto orgullo.

“El PSOE, más que perdido, estaba desubicado”

Valderas habla de las actuales políticas de izquierdas. Y, ante la pregunta sobre los años de gobierno anteriores, afirma que “el PSOE, más que perdido, estaba desubicado”, y vuelve a hacer frente común: “La izquierda (al completo) hemos ganado en autoestima”. Sobre la influencia (buena o mala) que está pudiendo ejercer su formación en la parte del gobierno socialista (se ha escuchado hablar al presidente de la Junta, José Antonio Griñán, socialdemócrata convencido, de la “dictadura de la austeridad” ante el comité director del PSOE. Una terminología que encaja más con la de sus socios), el vicepresidente vuelve a rebajar el efecto. “El PSOE, más que perdido, estaba desubicado, y en Andalucía ha vuelto a ubicarse razonablemente en el campo de las políticas y acción de izquierdas”. Cree que están en el proceso de “volver a sus raíces”, advirtiendo que el matiz siempre se refiere “al partido, no a las personas”.

Su fidelidad al pacto parece tan firme que habla de un acuerdo difícil de romper, ni siquiera, con el Caso de los ERE sobre la mesa. “Nosotros hemos hecho lo que teníamos que hacer. Pero en la Comisión de Investigación el PP se equivocó al buscar caza mayor. Querían buscar una forma de romper el Gobierno y no aceptar nuestro dictamen que apuntaba máximas responsabilidades políticas en la Consejería de Empleo. Olvidaron que el acuerdo del Gobierno es el acuerdo de dos fuerzas políticas, no de Griñán y Valderas. Que pueden caer Valderas y Griñán y mantenerse el acuerdo. Porque el valor lo tienen las medidas y las leyes”.

“¿Cómo se crean un millón y medio de empleos en Andalucía?”

Antes o después Valderas tiene que pasar por la casilla del empleo, con 1,48 millones de andaluces esperando. Aquí, como en el Monopoly, parece mandarle de nuevo a la salida. Hasta cuatro veces intenta escabullirse de la pregunta sobre qué puede hacer la Junta para corregirlo. Valderas, que durante la entrevista hace gala de su madurez política y está relajado, se revuelve en la silla. En empleo, nadie puede ponerse medallas, porque no hay pechera donde colgarlas. “¿Quién sabe cómo se crean un millón y medio de empleos?”, se pregunta abriendo los brazos. “¿Cómo no hablar de acuerdos cuando tienes millones de familias pidiéndote un acuerdo? Eso no se entiende estando en la oposición.”.

Habla de batalla en medio de un “mar de dificultad” con una Europa “neoliberal y con tintes, incluso, prefascistas”. Habla de la necesidad de “bajar el escalón de la riqueza”, de esa banca en la que cinco consejeros pueden llevarse 300 millones en pensiones e indemnizaciones, “lo que equivale a un plan de empleo juvenil en Andalucía para años”. Y concluye: “para derrotar la situación del desempleo tiene que haber un nuevo modelo económico y un reparto de la riqueza diferente, que lleve incluido un reparto del trabajo sin pérdida de calidad, sin llevarnos al modelo marroquí que quiere implatar el Gobierno central”.

También a ese tejado despeja el balón de la renta básica, uno de los compromisos electorales de IU que en el pacto queda reducido a la creación de un grupo de trabajo. Valderas se refugia en que eso tiene que resolverse a nivel nacional.

“Proyectos personalistas ya hemos tenido, así que no creo que vuelvan”

Desde luego, el coordinador de IU en Andalucía tiene claro que el escenario político está cambiando. No ve amenaza en fenómenos como Beppe Grillo en Italia: “En eso hemos sido pioneros. España ya tuvo proyectos personalistas como Ruiz Mateos o Gil y está escarmentada”. En ese contexto, habla de los movimientos sociales que pueden acabar irrumpiendo en la batalla electoral. Diego Valderas les da la bienvenida a todos aunque no ve un escenario “en el que IU se sumara a nuevos experimentos políticos” (dentro de la Asamblea Ciudadana de Sevilla se barajaba esa idea como posibilidad). Defiende que IU, de por sí, es un “movimiento político y social”, una fuerza “abierta” con un “programa compartido por corrientes de opinión diversa: desde comunistas a cristianos, socialistas, extrema izquierda o nacionalistas de izquierdas e independientes”. Tan abierta como para “acoger” nuevas formaciones.

La palabra “cambio” aparece y reaparece en las frases de Valderas durante la entrevista, consciente de la lucha que representa el descrédito de la clase política:“Se han hecho cosas mal -reflexiona- En los tiempos de jauja no ha habido prudencia, recato, ha habido una relajación en el terreno de la austeridad y la ejemplaridad que juega contra la imagen de la política”. “La gente de la calle no nos acepta sin cambios. Nos lanzan un desafío de las fuerzas de izquierda: quieren reformas electorales, de las instituciones, más democracia y participación en el guiso, que las urnas manden sobre los mercados. La gente quiere que le demos valor al sí se puede. Y creo que IU está acertando”.

“Era más fácil hacer una candidatura contra mí”

Los cambios no sólo pasan por mayor transparencia sino por cambios internos en la estructura de IU Andalucía, que tendrá su asamblea regional en un mes. Sólo hay un candidato a relevar a Valderas como coordinador regional. Es uno de sus segundos de a bordo en su consejería: Antonio Maíllo. “Joven, preparado, con capacidad de diálogo, conoce bien IU y el PCA, la gestión municipal y la autonómica. Es una apuesta de futuro”, le define, mientras se muestra convencido de que estos valores son suficientes para el futuro inmediato de la formación que desea: “llevarla a las cotas políticas que le corresponde. Las del 94”. Aquella legislatura en la que IU tocó su techo, 20 diputados en el parlamento andaluz, que se diluyeron fruto de aquel bienio de la pinza en el que fue de la mano con el PP.

No sabe si habrá candidatura alternativa. La CUT siempre juega esta partida y ahora deshoja la margarita con Izquierda Abierta e Izquierda por la base. “Era más fácil hacer una candidatura contra mí, pero ahora no hay ese problema”, asegura, no sin cierta ironía. La CUT se la jugó en más de una ocasión, como aquella asamblea de Matalascañas del año 2007 en la que forzó a Valderas a ir como cabeza de lista por Huelva, donde ya llevaba una legislatura sin escaño, mientras Sevilla, con sillón garantizado, era para Juan Manuel Sánchez Gordillo.

Aparte de un nuevo coordinador, hace falta un cabeza de cartel. Mientras al PP se le exige que resuelva ya esa incógnita y empieza a haber movimientos, en IU no se mueve nada. No preocupa o, al menos, así lo intenta trasladar Valderas. “No se plantea en este momento, no hay prisa”, asegura, y tampoco parece incomodarle un escenario de bicefalia.

Juega al despiste con la candidatura a la Junta. Tiene sus coletillas para esquivar la pregunta. Una es muy conocida entre la clase política, pero la personaliza, volviendo a su faceta coalición: “yo me someteré al criterio del colectivo. No seré un obstáculo para nada”.

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