Espacio de opinión de Canarias Ahora
Yo me fui a los carnavales de Tenerife
Cuenta la historia que, en un tiempo pasado, el Parque Santa Catalina era el corazón del carnaval. Era el epicentro de la alegría y de la celebración, donde miles y miles de mascaritas se movían libremente al son del merengue y la salsa. Había música en el escenario principal, chiringuitos universitarios donde el vacilón estaba garantizado y también, en el otro lado del parque, chiringays, derrochando glamour y diversión.
El área de celebración de la fiesta no era muy grande, pero suficiente para crear la magia necesaria para que un pueblo celebrase una fiesta que es únicamente para el disfrute de la misma. Esta magia empezó a romperse cuando el PP de Luzardo decidió privatizar el carnaval, colocando discotecas con porteros en el Parque Blanco donde no todo el mundo podía entrar, dividiendo al pueblo por clases y aspecto.
Por esa misma época, los vecinos empezaron a lanzar pulsos judiciales por ruidos del carnaval al Ayuntamiento. En relación a fiestas populares celebradas en la calle con éxito, cuento mi experiencia personal de 7 años viviendo en Pamplona y disfrutando sus Sanfermines, Fiesta de Interés Turístico Internacional. Son 12 días de fiesta; mañana, tarde y noche. Las calles del centro de Pamplona se convierten en un lugar donde todo un pueblo se reúne tras un año de espera. A este pueblo se le suman miles de personas de todo el mundo, atraídos por una fiesta única que se celebra en la calle. Hay tiempo para disfrutar de cultura, tiempo para los niños y tiempo para mayores. Existe un despliegue de escenarios en diferentes puntos del centro de la ciudad con conciertos gratuitos todos los días, de artistas nacionales e internacionales, para todo el mundo y edades.
En los Sanfermines hay ruido, basura, conflicto y mucha música, por supuesto, pero a ningún vecino se le ocurre acabar con esta fiesta centenaria. El beneficio que recibe el pueblo de Pamplona y la fiesta es más grande que la gente que vive en la zona centro. Los vecinos que no disfrutan de las fiestas se hacen el agosto alquilando sus casas y vuelven cuando se ha acabado. Me imagino la revolución de los pamploneses si el alcalde decidiera mover los Sanfermines a las afueras de la ciudad. Contrariamente a lo conseguido por los vecinos de la Comunidad Simón Bolívar y de la zona de El Parque Sta. Catalina, muchos son los ciudadanos de Las Palmas de Gran Canaria indignados con el “carnaval” de este año y ninguno se ha manifestado al respecto.
Pamplona ingresa millones de euros y cada año más. Al igual, hubo una época en la que los carnavales de Las Palmas de G.C. eran destino carnavalero. Personas de la península y turistas invertían dinero en disfrutar de la fiesta. Negocios se veían beneficiados y la popularidad crecía con entusiasmo. Tristemente esto se acabó.
Este Carnaval 2023, el cual ahora es Fiesta de Interés Turístico Internacional, es una vergüenza. Los fines de semana, alrededor del parque, son muy pocos los valientes disfrazados. “Es que no apetece”, dicen muchos; la magia y la atmósfera carnavalera brilla por su ausencia. Los turistas dan vueltas por el parque sin saber qué hacer, tampoco puedes participar si no tienes entrada para los eventos del fin de semana. Se vio una final de murgas como nunca vista, donde la mayoría del público iba sin disfrazar.
Para la diversión, el ayuntamiento desplazó la fiesta a La Plaza de la Música. ¡Qué manera más perfecta de aniquilar las ganas de ponerse un disfraz!
¿Quién se va a mover hasta una plaza ventosa, con frío y disfrazado si a las 3 de la madrugada se acaba la música? Cuando terminas de cenar o de ver la final de murgas, llegas al Lloret con sólo 2 horas para celebrar. Muchos fueron a discotecas donde hay que pagar entrada. ¿No es el carnaval una fiesta en la calle para el disfrute de todos?
Yo me fui a los Carnavales de Tenerife donde todavía se mantiene la fiesta del pueblo. Donde la calle es el corazón de una celebración. Donde los vecinos entienden que esta fiesta hace un bien grande a la ciudad y donde más y más personas se desplazan e invierten económicamente en una fiesta que tiene todos los ingredientes para ser lo que es, una Fiesta de Interés Turístico Internacional.
Las comparaciones son odiosas pero el Carnaval de Día de Tenerife en la Plaza de la Candelaria con conciertos y artistas, muchos de nivel internacional, hasta las 6 de la mañana, además con música y conciertos por las calles de la ciudad, fue realmente una fiesta carnavalera comparada con el Carnaval de Día de Las Palmas de G.C. Este último, separó a los ciudadanos situando la fiesta en puntos alejados de la ciudad, los conciertos terminaron a las 7 de la tarde con la policía echándonos con cierta presión, la cerveza se terminó en los pocos chiringuitos que había en la Plaza de la Música y de la cual mucha gente tuvo que regresar a casa con ganas de fiesta haciendo una larga caminata. Es una de las muchas comparativas que demuestran el nivel superior en el que se encuentra el Carnaval de Tenerife con el de Las Palmas de G.C.
La murga Los Serenquenquenes cantó en la final que “mi carnaval es el mejor del mundo y cada vez más chicharreros vienen para acá”, y, siento decirles, que están equivocados. Los ferris se llenaron de canariones que se movieron los fines de semana dirección Tenerife. Los barcos de vuelta a Las Palmas estaban repletos, en su inmensa mayoría, de canariones.
Sobre este blog
Espacio de opinión de Canarias Ahora
1