Un doble discurso

Que nuestro consejero de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial del Gobierno de Canarias, José Antonio Valbuena, haga alardes de la estrategia de Canarias del Hidrógeno Verde, nos congratula sobremanera.

Saber que se aboga por una producción de 140.000 tH2 para el transporte pesado por carretera, 60.000 tH2 para producir amoniaco para el transporte marítimo, 11.000 tH2 para producir queroseno sintético para el transporte aéreo o 9.000 tH2 para almacenamiento a gran escala, es una inyección considerable de optimismo en cuanto a la confianza en nuestros dirigentes de estar en la dirección adecuada para la descarbonización de las islas.

Todo lo que comenta el consejero proviene del documento Estrategia del Hidrógeno Verde de Canarias que conforma junto con otras el pack de ocho estrategias que el Instituto Tecnológico de Canarias desarrolló para el gobierno de Canarias como antesala al desarrollo del famoso Plan de Transición Energética de Canarias PTECan-2030, que aún está en fase de borrador. Estas estrategias constituyen un todo que se retroalimentan unas a otras y que están estrechamente vinculadas.

Pues bien, para conseguir el hidrógeno verde en las cantidades mencionadas, hace falta una instalación ingente de renovables para el 2040, que mucho nos tememos, no se va a conseguir en vista de las acciones del grupo de gobierno, que ha sido quien lo ha planificado. Poniendo cifras a esta ingente instalación de renovables, tendríamos lo siguiente para el 2040: Gran Canaria 4.200 MW, Tenerife 4.600 MW, Lanzarote 1.200 MW, Fuerteventura 1.600 MW, La Palma 310 MW, La Gomera 65 MW y El Hierro 89 MW. Si ahora nos centramos en la potencia instalada de renovables en el 2020 tenemos: Gran Canaria 250 MW, Tenerife 320 MW,

Lanzarote 44 MW, Fuerteventura 44 MW, La Palmas 13 MW, La Gomera 1 MW, El Hierro, 11 MW.

 Teniendo en cuenta los trámites a los que se ven sometidos las instalaciones para comenzar a operar, las infraestructura del sistema eléctrico a ejecutar para poder acoger estas nuevas instalaciones y los alrededor de 10 años que cada sistema de bombeo, indispensable para la penetración de renovables, necesita para su estudio, tramitación y construcción, nos hace enfrentarnos a la tozuda realidad de que lo planteado por la Consejería, es solo un canto de sirenas bien encaminado, pero imposible de ejecutar en las condiciones actuales.

Si a todo esto le añadimos el ambiguo posicionamiento, en contra de sus propias estrategias, con respecto al gas para la producción de energía eléctrica y suministro a los barcos, que mantiene esa misma Consejería y que ya ha llevado a que la empresa Totisa, comenzara los trámites para sendas instalaciones en los muelles de La Luz en Las Palmas y el de Santa Cruz de Tenerife de este combustible, así como la empresa Sampol,  de una central de gas natural en el muelle de Granadilla, nos lleva a pensar que se está manteniendo un doble discurso. Uno avanzado para acariciar el oído de los sectores más amplios de la población que abogan por la transición acelerada hacia una economía descarbonizada y otros más involucionista, que pretende contentar a los sectores facticos que abogan por mantener a Canarias en el oscurantismo de los combustibles fósiles.

Sea como sea, la sociedad canaria, que de forma mayoritaria  espera que desde el gobierno se afronte de forma decidida la emergencia climática, se merece que no le creen falsas ilusiones, y es justo lo que se hace cuando se le presentan  una y otra vez las glorias de un paraíso futuro sin emisiones de efecto invernadero pero se avanza a paso de tortuga en resolver los obstáculos en la implantación de renovables y no se acometen las centrales de bombeo reversible que se requieren para que estas renovables puedan incorporarse de una forma efectiva al sistema de generación eléctrica.