El Cabildo apuesta por la conservación de oficios tradicionales con un taller de carpintería de ribera
El Cabildo de La Palma continúa apostando por la conservación de oficios tradicionales como la carpintería de ribera, un compromiso que se ha materializado con el desarrollo de un taller para impulsar el interés y el conocimiento en torno a este trabajo artesano vinculado a las raíces palmeras, informa en nota de prensa. El alumnado que ha participado en esta formación pasa ahora al siguiente paso, que es la construcción de un barco.
Esta iniciativa se ha dado a conocer en la sede del Real Club Naútico de Santa Cruz de La Palma de la mano del presidente del Cabildo, Sergio Rodríguez; la consejera de Promoción y Comercio y consejera delegada de Sodepal, Miriam Perestelo, y las responsables de Cultura Mágica, el proyecto que ha desarrollado la formación junto a la Reserva Mundial de la Biosfera de La Palma.
Sergio Rodríguez ha recordado que la carpintería de ribera es un pilar del patrimonio cultural marítimo de Canarias, representando no solo una técnica artesanal de gran valor, sino también una conexión directa con la historia y la identidad de las comunidades costeras. “Este oficio, que implica la construcción y reparación de embarcaciones de madera, es un legado cultural que aporta conocimientos sobre la navegación, la sostenibilidad en el uso de materiales naturales y la adaptación a las condiciones ambientales locales”, detalló el presidente.
En este sentido, Rodríguez incidió en que ha faltado la transmisión intergeneracional de estos conocimientos, algo que ha provocado una significativa disminución de profesionales de la artesanía de ribera y que esta esté en peligro de desaparecer.
Por eso, ha añadido Miriam Perestelo, con esta iniciativa “buscamos, no solo la enseñanza práctica de estas habilidades a nuevas generaciones, sino también la creación de una maqueta que valdrá como recurso educativo y posible antesala de una construcción mayor que pueda servir como atractivo turístico”.
La formación se ha impartido por Agustín Jordán Romero, un profesional que cuenta con conocimientos de este oficio que han traspasado fronteras ya que ha llevado su pasión por el oficio y su sabiduría, a otras ciudades españolas y europeas.
El Dardo, la embarcación en construcción
El Dardo fue diseñado por Sebastián Arozena Lemos en Santa Cruz de La Palma en 1860, sin embargo no se construyó hasta 1879, siendo su primer propietario Pedro Arozena Lemos, marino y hermano del constructor, afincado en Gran Canaria. El fin de esta embarcación era el de servir como medio de salvamento, según cita Armando Yanes Carillo en su libro Cosas Viejas del Mar, no obstante también pudo utilizarse como guardacostas en aguas canarias. De pequeñas dimensiones, nueve metros de eslora de casco, estaba el Dardo aparejado como balandro, con un botalón de grandes dimensiones y arbolando un solo mástil para un sólo foque y una vela mayor cangreja.
La ejecución de esta nueva versión del Dardo se llevará a cabo, en la medida de lo posible, siguiendo las técnicas tradicionales de construcción que se empleaban en las Islas Canarias, técnicas artesanales que se transmitieron de generación en generación. Para su construcción se utilizarán materias primas de las islas, fundamentalmente la madera, ya que se pretende utilizar los descartes de árboles dañados, limpiezas o entresacas de nuestros bosques.
Una vez finalizada la embarcación se formalizará su inscripción en el Registro de Buques Históricos nacional, como reproducción singular, para su utilización en aguas cercanas a la costa con un máximo de 12 personas a bordo, para lo cual se le instalará un motor eléctrico auxiliar con el cual se facilitarán las maniobras de salida y entrada al puerto.
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