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Expectativas, percepciones y polarización

Romén Adán González

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En las últimas semanas estamos viendo cómo la tensión en nuestro Parlamento crece y crece. Los continuos reproches y ataques están ocultando o socavando el debate sobre la reconstrucción del país, sobre las necesarias políticas a diseñar e implementar. La serenidad escasea y la división entre bloques parece afianzarse cada vez más.

Sin embargo, este contexto no es tan nuevo, en los últimos años hemos visto cómo la polarización política no ha dejado de crecer. Los conflictos con los independentistas catalanes, la caída del sistema de partidos, las mociones de confianza, el auge de VOX… un cóctel que está dividiendo a nuestros partidos políticos y que, además, sus propias estrategias parecen fomentarla. Es posible que los ciudadanos españoles ya estuviéramos fuertemente divididos y los partidos tan solo estén canalizándolo institucionalmente, o puede estar ocurriendo justo lo contrario y ser nuestros representantes quienes están fomentando e intensificando las divisiones.

En cualquier caso, se ha de precisar que lo contrario a la polarización no es la ausencia de divisiones. Los ciudadanos tenemos posicionamientos, expectativas y concepciones diversas y opuestas sobre cómo ha de ser y funcionar nuestro sistema político, económico y social. Cuando nos referimos a un contexto de una intensa polarización, estamos hablando de un contexto en el cual las diversas expectativas empiezan a divergir tanto que terminan por dividir intensamente a la élite política, a la sociedad o a ambos. La dinámica se convierte en un ellos contra nosotros, amigos contra enemigos, hasta el punto que sentimos que nuestras expectativas y concepciones están amenazadas y en riesgo por ellos.

Existen diversas formas de intentar medir los niveles de polarización política y una de ellas es centrarnos en las percepciones de los ciudadanos. Concretamente, consiste en ver cómo los ciudadanos según su ideología (izquierda-derecha) posicionan a los partidos políticos en el eje izquierda-derecha. Este eje va desde el ‘1’ extrema izquierda a ‘10’ extrema derecha siendo ‘5’ el centro. ¿Por qué puede ser esto relevante? Una forma de razonarlo es considerar dos sociedades hipotéticas. En la primera, los ciudadanos de media ubican al PSOE en el 4 (centro izquierda) y al PP en el 6 (centro derecha), mientras que en la segunda lo hacen en el 2 (extrema izquierda) y en el 9 (extrema derecha) respectivamente. En el segundo caso estamos ante una sociedad fuertemente dividida, donde en términos generales los ciudadanos perciben a los principales partidos enormemente alejados entre sí. A priori, en esta segunda sociedad las tensiones serán considerablemente mayores y los pactos sobre políticas una odisea.

En este breve artículo, propongo que nos centremos en ver cómo desde 2014 los ciudadanos españoles ubicamos a nuestros dos principales partidos, PP y PSOE, según nuestra ideología. A modo de ejemplo: ¿consideran los ciudadanos de derecha al PSOE como un partido de izquierda o extrema izquierda? De esta forma, podremos ver si tanto los ciudadanos de derechas como de izquierdas perciben cada vez más alejado al partido contrario y, así, al mismo tiempo observar si hay algún segmento ideológico de la población que se esté polarizando en mayor medida.

Antes de nada, ¿cómo se ubican en el eje izquierda-derecha los españoles? En el gráfico 1 podemos ver la proporción de personas desde 2014 hasta la actualidad que se ubican en un posicionamiento ideológico concreto [véase la Nota metodológica]. Como podemos observar, pese a que los niveles de polarización han aumentado, a nivel general los posicionamientos en España se han mantenido bastante estables. No observamos que hayan crecido considerablemente posiciones más extremas ni disminuido las de centro.

Gráfico 1. Porcentaje de ciudadanos según autoubicación ideológica

Si pasamos nuestro foco de atención a las percepciones sobre los partidos, en el gráfico 2 podemos ver cómo los ciudadanos según su ideología ubican al PSOE. Recordemos que la escala va de 1 extrema izquierda hasta 10 extrema derecha, donde el 5 se considera el centro. Por una cuestión de visualización, se presenta del valor 3 (izquierda) a 5.5 (centro que tiende hacia el centro derecha).

Así pues, vemos como los ciudadanos de izquierda y, principalmente, de extrema izquierda han moderado su visión sobre el PSOE a partir de 2017, convergiendo con los de centro. Es probable que los pactos con Unidas Podemos así como la estrategia hacia Cataluña esté tras ello. Paralelamente, los ciudadanos de derecha y extrema derecha perciben cada vez más alejado al PSOE. Los primeros han pasado de ubicarlo en el centro izquierda (4) en 2017, a verlo como un partido que tiende claramente hacia la izquierda (3.4) en 2020; mientras que los segundos pasaron de ubicarlo entre la izquierda e izquierda moderada (3.6) en 2017, a considerarlo un partido claramente de izquierdas y que podría incluso tender hacia la extrema izquierda (2.78). En otras palabras, el distanciamiento ideológico percibido por los ciudadanos de derechas respecto al PSOE ha crecido notablemente en los últimos años.

Gráfico 2. Ubicación PSOE en el eje izquierda-derecha

Con respecto al Partido Popular, también por una cuestión de visualización se muestra el eje desde el valor 7 (derecha) hasta 9.5 (extrema derecha). La percepción sobre el partido de los ciudadanos de derecha y extrema derecha apenas ha variado estos años, siendo considerado por los primeros como un partido claramente de derechas (entre el 7.1 y 7.5), y cercano hacia la extrema derecha por los segundos (alrededor del 8). Si nos fijamos, los ciudadanos de extrema derecha perciben mucho más cercano al PP, de lo que lo hacen los de extrema izquierda con el PSOE. Por otra parte, los ciudadanos de izquierda y extrema izquierda han moderado ligeramente su visión sobre el PP, aunque ya de por sí lo sitúan en posiciones muy extremas (en torno a 8 y 9 respectivamente).

Gráfico 3. Ubicación PP en el eje izquierda-derecha

No olvidemos que se trata de las percepciones de los ciudadanos, por lo que pueden corresponderse o estar totalmente alejadas de la ideología “objetiva” del partido político. Sin embargo, esto es precisamente lo relevante, es decir, que el ciudadano considere que los posicionamientos del partido contrario son una amenaza para sus intereses, expectativas y concepciones, independientemente de que verdaderamente lo sean. Lo determinante es lo subjetivo. En este sentido, vemos como en todos estos años los ciudadanos de izquierdas perciben al PP fuertemente alejado de sus posturas, así como los de derechas al PSOE, una división común en nuestro país y que de por sí refleja una polarización sustantiva. A la par, parece que en estos últimos años son los ciudadanos de derechas quienes cada vez ven más alejado al PSOE, lo que podría estar motivado tanto por considerar que las acciones últimas del partido ponen en riesgo sus concepciones, como por las estrategias y discursos llevados a cabo por sus propios representantes.

En definitiva, el aumento de la polarización de los últimos años, en una sociedad ya de por sí dividida como la nuestra, parece estar afectando en mayor medida las percepciones de un segmento de la población. La situación actual tampoco da muchas esperanzas de que no acabe ocurriendo lo mismo en el medio plazo con el resto de ciudadanos, aumentando aún más -si cabe- la división. Sin embargo, esto no significa que no sea posible a día de hoy reducir la polarización y tratar de evitar sus potenciales consecuencias más lesivas. Las estrategias y discursos de nuestros partidos políticos -y medios de comunicación- son, y serán en buena medida, determinantes.

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