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En el garrote con entera serenidad stop

Telegrama enviado al periodista en relación a la ejecución prevista en Gran Canaria.

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Hace varias décadas di por perdidos los telegramas que el periodista Luis Jorge Ramírez, mi padre, había enviado a la sede de la agencia de noticias United Press International (UPI) en Madrid, con motivo del proceso y ejecución del último ajusticiado por garrote vil en Canarias, Juan García “El Corredera”. Un método inhumano para quitar la vida a los reos que se mantuvo vigente legalmente en España desde 1820 hasta la abolición de la pena de muerte, aprobada por la Constitución de 1978. Las últimas ejecuciones con esta máquina perforadora fueron las de Salvador Puig Antich y Heinz Chez en 1974, a finales del franquismo.

Tras fallecer mi madre, Jane Millares Sall, encontré entre muchísimos recortes de prensa, correspondencia, folletos..., un sobre donde se conservaban tres telegramas junto a una citación del Gobierno Civil de finales de 1959, hace 65 años. Son los correspondientes a la semana en que fue ejecutado El Corredera. No pude encontrar los anteriores referidos a los pasos del procedimiento sumarísimo que se aplicó al reo, o la petición del obispo Antonio Pildáin Zapiáin al Papa Juan XXIII para que también instara a Francisco Franco a conmutar la pena de muerte.

Pero este hallazgo puede aportar nuevos (y verídicos) datos sobre una de las páginas más dramáticas de la dictadura en nuestras islas. La de una pena de muerte que se aplazó durante más de 20 años. Porque a Juan “El Nuestro” le condenaron a la pena capital por -supuestamente- haber participado en la organización de una emboscada que acabaría con el general en el único túnel de la carretera costera que acababa en el aeródromo de Gando, donde le esperaba el De Havilland Dragon Rapide, para liderar la sublevación de las tropas desde Marruecos contra la II República. Franco fue más precavido y realizó el desplazamiento por mar, en una patrullera. 

Los sucesos del 36 fueron el comienzo también de las vendetta y represalias trágicas contra su familia por haber escapado. Juan García se vengó del causante de su hermana Pino a oos 19 años, en 1947, y comienza su segunda etapa de fugitivo. 

Tuvo apoyo social para permanecer otra década sin ser capturado. Pero al final cayó y fue juzgado y condenado por un tribunal militar a la pena de muerte, tal como detallan los libros que sobre Juan García escribieron su abogado Alonso Calzada Fiol y el investigador Gustavo Socorro. Se creyó que sería fusilado pero, al final, se trajo un verdugo para aplicarle el garrote vil, lo que aportó más sadismo al cumplimiento de la sentencia. Los últimos momentos se resumen, periodísticamente, en los telegramas que intercambiaron Luis Jorge Ramírez y la UPI.

El 18 de octubre, Luis informa de un acto de homenaje a un caído en la guerra que fue homenajeado con la dedicatoria de una calle en su municipio teldense. El telegrama dice: “Este mediodía acto homenaje rotular calle ciudad Telde heroico teniente Ascanio su madre envió esta comunicación a su excelencia Jefe del Estado profundamente agradecida hermoso homenaje rendido hoy por Ayuntamiento Telde y Hermandad Alféreces Provisionales memoria mi hijo José Ascanio López teniente Regulares caído en el campo de batalla del Ebro concediéndole su excelencia medalla militar individual. Suplícole en nombre este hijo y con sentimiento madre española conmutación de la pena de muerte recaida en Juan García Suárez natural esta ciudad respetuosamente le saluda Sebastiana López stop”.

Se da la circunstancia que el propio periodista fue Alférez Provisional y participó en la batalla del Ebro, entre otras acciones militares, durante la Guerra Civil.

Al día siguiente, 19 de octubre, la agencia manda un telegrama a Luis Jorge, a su domicilio en el barrio de Schamann. Con un breve aviso: “Infórmenos tan pronto séale posible cumplídose ejecución. United Press Madrid”.

La respuesta partió a las 14.48 h. con el siguiente contenido: “Sobre seis mañana diose garrote recinto prisión provincial Juan García Suárez trasladando seguidamente su cadáver al cementerio sanatorio Tafira enterrándosele siete treinta stop Ajusticiado expresó deseo enterrársele junto su madre en Telde stop Obispo Pildáin acompañole desde once treinta hasta treinta minutos antes ejecución y durante misa especial donde confesó y comulgó ajusticiado dirigió emocionadísimo sermón desarrollándose hasta momento ejecución escenas patéticas pues al sentarse en el garrote con entera serenidad preguntó cómo debía hacerlo no permitiendo se le tapara su cara stop – Jorge”.

Este telegrama fue el que se transmitió a toda la prensa del planeta a través de la agencia. Atrás quedaba una aventura de dos décadas de persecuciones y escondites, complicidades y delaciones. Los primeros diez años intentando ocultarse por su pasado izquierdista y, tras ser descubierto y matar a uno de los agentes que le perseguían, estuvo otros diez años oculto, acrecentando el mito. En esta etapa, uno de los pocos que mantuvo contacto con El Corredera, fue el dirigente comunista Germán Pírez, con quien acudió en alguna visita al prófugo el periodista Luis Jorge, ambos a lomos de la motocicleta Vespa que tenía el lider del PCE en la clandestinidad.

La víspera de la ejecución hubo intentos de movilización para pedir que no se aplicara la pena máxima, allí estaban algunos militantes de izquierdas, pero también parte de la sociedad de derechas intentó que no se ejecutara al reo. Era revivir el horror de la represión en los pozos, la Marfea o la Sima Jinámar. Manifestarse contra una acción represora del régimen fue un riesgo enorme. Divulgar noticias contrarias a las decisiones del dictador, a pesar de la movilización de la iglesia y amplios sectores de la sociedad isleña que pedían clemencia, también tenía un coste.

Luis Jorge Ramírez recibió una citación del Gobernador Civil para presentarse en la Inspección de Guardia de las dependencias policiales de la Comisaría de Las Palmas en la Plaza de la Feria, el 9 de noviembre (el mismo día del envío de la orden), para “asunto oficial con Vd. relacionado”.

Las consecuencias para el periodista fueron la pérdida del trabajo como corresponsal de la agencia norteamericana, así como su expulsión definitiva del colectivo de Alféreces Provisionales. Después se incorporaría a Radio Atlántico, Emisora Sindical del Movimiento, donde llegaría a ser Redactor Jefe y presidente de la Agrupación Sindical de Radio Televisión en la provincia, así como fue objeto de cierre por orden del Gobernador Civil, de un programa cultural que dirigía llamado “La Cometa” a finales de los 60. Pero esta vez no hubo citación en la Comisaría.

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