La isla del millón de estrellas

El Hierro es un paraíso singular de alma y calma que nuestros padres lucharon con esfuerzo por mantener. Hoy nuestra isla afronta un reto de gran dimensión: proteger todo aquello que la hace especial, y en concreto, a su mayor tesoro, que es la gente que la habita.

Como dijo una vez Cesar Manrique: “Se trata de vivir de cara al futuro, contribuyendo a construir una alternativa limpia, inteligente, de calidad de vida”. 

Esta idea ayuda a entender qué es lo que está hoy en juego en El Hierro; frente al modelo del destrozo, el cemento y el despilfarro, urge construir un horizonte de empleo digno, cuidado de nuestra gente y de nuestro territorio.

Este mensaje resonó con fuerza frente al Cabildo insular herreño el viernes pasado. El actual gobierno insular aprobaba en marzo la construcción del enésimo hotel de lujo con el pretexto del ‘interés insular’. Nuestra ciudadanía habló, y lo hizo con fuerza. El interés insular del Hierro es el de sus gentes, y no el de la patronal turística.

Queremos una isla que apueste por el futuro de sus jóvenes, por rehabilitar viviendas y que se convierta en referencia de energías limpias. Este es el verdadero interés general que nuestra gente reclama, el que mira por su bienestar y no por los bolsillos de una minoría egoísta. Frente a la fachada caduca del lujo, reivindicamos la dignidad de nuestros pueblos, de nuestras trabajadoras, de nuestras familias.

Es necesario en la isla un gobierno que atienda a quienes menos tienen, que impulse una economía justa y sostenible, que defienda y cuide nuestros paisajes frente a la avaricia de quienes los amenazan. Es fundamental que nuestras instituciones renuncien al continuismo para apostar por medidas de empleo, medioambiente y energía que conviertan a El Hierro en lo que merece ser: una isla de un millón de estrellas.

Por supuesto que queremos futuro, pero uno hecho por y para nuestro pueblo. 

Volviendo sobre las palabras de César Manrique: “no debemos desfallecer, hay que seguir adelante, estar vigilantes y mantener viva la conciencia crítica, pues el futuro nunca está conseguido, lo tenemos que hacer desde el presente”.