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La risoterapia del señor Santiago, líder de NGC

Antonio Hernández Lobo / Antonio Hernández Lobo

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Para aumentar esta sensación de la risa se decide a disertar sobre el presente del nacionalismo en Canarias. La verdad que es tanta la risa que le invade que haga que se duerma en los laureles en su versión actualizada del mismo, al tiempo que le invade un cierto Síndrome de Estocolmo, es decir, este buen hombre empieza a olvidarse de sus orígenes políticos e ideológicos. Quizás sea para justificar su convencido nuevo insularismo. ¿O no es nuevo?

No me gustaría hacer aquí una retrospectiva del nacionalismo canario en su totalidad de los últimos treinta años para no cansar a nuestros lectores. Aunque eso sí, si partimos de la unificación del nacionalismo de izquierdas presente en todas las islas y del cual me congratulo proceder, como fue la INC (Izquierda Nacionalista Canaria) de otros tiempos y su unión a una fuerza localista como fue AC, de la que procedía este señor, llegamos a la conclusión de que este nuevo insularismo del que intenta huir Santiago no es tan nuevo. Fue ahí cuando los asamblearios del sur, como así le llamábamos, se sumaron al nacionalismo emanado de una fuerza progresista y convencida de aspectos tan importantes como el proceso de autogobierno de Canarias, y no sólo de unos núcleos urbanos del sureste grancanario en expansión, al margen de la histórica Ciudad de Telde. Unas asociaciones de barrios y de vecinos que supieron adaptarse al nacionalismo imperante y que procedía de la malograda UPC. Pero se adaptaron, y cambiaron el chip del localismo por el del nacionalismo.

Tras esto, vinieron otras fusiones, la más importante la que aglutinó a la izquierda (ICU) y al nacionalismo en Iniciativa canaria, Ican, cuyo escollo mayor fue paradójicamente la Ciudad de Telde, aunque con final feliz.

Fue esta fuerza política, con importantes líderes como el señor Santiago, los que un día nos dijeron aquello de “con el PP ni de coña”, y al día siguiente entregaron con sus votos el poder en el Cabildo a la derecha del nuevo Partido Popular que había surgido de la fusión, entre otros, de Alianza Popular. Menuda enseñanza nos dieron estos líderes, sí señor, nos enseñaron a pactar con la derecha que ahora denostan, pero que en cualquier momento retomarían si ello llevara a la nueva toma del poder. Son expertos en ello, pero no por la gobernabilidad de una institución, sino por aferrarse al poder para el que nacieron, no pudiendo dedicarse a ninguna otra dignísima profesión. Así, encontramos gobiernos con José Macías y María Eugenia Márquez, ¿o no es así, señor Santiago? ¡Ay, ese Síndrome de Estocolmo!

Transcurrido ese tiempo, hubo otro episodio que fue la conformación de Coalición Canaria, donde, por fin, nacía una fuerza nacionalista que aglutinaba a casi todas las sensibilidades que pensaban en clave nacionalista por y para Canarias. Y gobernamos en Canarias y en muchos ayuntamientos como lo fue en Telde. Se tuvo un grupo influyente en las dos cámaras de las Cortes del Estado, y se sacaron adelante interesantes iniciativas en pro del autogobierno de esta tierra. Todos contentos, se tenía el poder, no existían fracturas. Estas aparecieron cuando las personas se colocaron por encima de los proyectos y los egoísmos de unos más que de otros dieron al traste en la isla de Gran Canaria con el proyecto ilusionante de Coalición Canaria.

Aquí fue cuando nace Nueva Gran Canaria, una escisión de Coalición Canaria en nuestra isla con los mismos afanes de tocar gobierno a costa de lo que fuera. Había que ser insularista, pues al carro del insularismo se subieron. Era el momento ideal para lanzar un mensaje populista que gustara a los grancanarios. Después de las elecciones se toco poder donde siempre lo había tenido el insularismo localista del sureste, incluido Telde, y poquito más. El Cabildo también, como en la época de los pactos con la derecha. Ahora no toca la derecha, es el socialismo el elegido, claro que con el oportunismo de estos amigos, cualquier cosa vale para buscarse el mejor aliado que les permita el acceso al poder. Mañana serán otros, y los socialistas lo saben. Tal alianza antinacionalista la vimos este último fin de semana con el fallido intento de colocarse en la permanente del Consejo Escolar de Canarias, muy al contrario de las directrices de la Fecam. Menudo escenario, el insularismo localista de NGC aliado con el PSOE. La influencia del insularismo en la Fecam y otros órganos de consulta canarios es exigua, y cada vez más. ¡Qué cosas, Santiago! ¡Qué tiempos aquellos cuando usted mandaba más en la Fecam! Claro que era cuando ponía en práctica lo que le habíamos enseñado del nacionalismo. Una vez instalado en el insularismo, no hay nada que rascar.

Pero nada, sigamos riendo, sólo nos queda el ansiado Congreso Insular de Nueva Gran Canaria para poner en valor ese insularismo federalista en el que creen ahora. Y utilizando su premisa, aun queda gente muy válida y noble en NGC y a ellos nos dirigimos cuando les repetimos que la casa común del nacionalismo consecuente que se encuentra en la única fuerza nacionalista de todas y cada una de las islas canarias tiene aún las puertas abiertas para ellos“.

Para ir terminando, señor Santiago, le recuerdo dos cosas, por una parte, que Sigmund Freud ya atribuyó a las carcajadas el poder de liberar al organismo de energía negativa. Y por otra, que un viejo proverbio chino afirma que para estar sano es necesario reír treinta veces al día. Así que siga riendo, me apunto a esos talleres suyos de risoterapia.

* Presidente de Coalición Canaria de Telde

Antonio Hernández Lobo*

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