La repoblación, la mejor arma para hacer frente a la pérdida de suelo forestal
“El problema en Gran Canaria no son los incendios, el problema es que nos estamos quedando sin suelo forestal. Basta con un vuelo en helicóptero por la presa de Chira y Soria y ves calvas, sitios con rocas”. Son palabras de Javier López Figueroa, jefe de Sección de Restauración e Infraestructuras Forestales de la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de Gran Canaria que esta semana ha participado en las XXIII Jornadas Forestales de Gran Canaria.
López dirigió los trabajos de repoblación del monte de Arguineguín, en el Llano de Cortadores, donde se talaron los últimos pinos de la Isla a principios del siglo XX y que se está intentando recuperar. Se trata de un caso de reforestación en zona árida que comenzó a finales de 2014 y en la que se plantaron 8.432 ejemplares en total, que se repartieron en 5.567 pinos canarios, 2.500 sabinas, 56 acebuches, 112 almácigos, 28 guaydiles, 150 sauces y 19 dragos de Gran Canaria. Lo más destacado de este trabajo es que el 80% de las especies lograron sobrevivir tras la repoblación, un porcentaje muy elevado.
El jefe de esta tarea explica que de las 47 hectáreas previstas en un principio se repoblaron en total 20 y que aunque se tenía presupuestados 206.000 euros se gastaron 176.000 euros. La actuación se realizó en dos zonas, por un lado la cabecera de monte, en superficies de jaguarzal sin cobertura arbórea, en una zona de transición entre el pinar y el tabaibal con fuerte pendiente, y después en una zona intermedia que iba desde los 550 a los 800 metros. Aquí es donde se realizó el ahoyado mecanizado mediante el método de banquetas con hidrocuenca, para lo que se utilizó una moderna excavadora retroaraña, la plantación manual, protección mediante mallas y riego de asentamiento.
López recuerda que al principio tuvieron muchos problemas, entre ellos que una de las dos retroarañas se averió y no pudieron emplearla, por lo que hicieron menos hoyos de los previstos. Pero aparte, las plantas también dificultaron la repoblación ya que el vivero del Cabildo no tuvo producción de sabinas, por lo que se tuvieron que comprar y plantaron ejemplares con hasta cuatro años cuando para la reforestación lo normal son usar los de tan sólo un año.
A pesar de que los trabajos tuvieron lugar en una zona árida, llama la atención la plantación de 150 sauces, de los que sobrevivieron 35. Esto se debió a que en esta parte de la Isla existe una canal de la presa de Las Niñas que tiene una pérdida y han aprovechado esa agua para el riego de esta especie.
La importancia de estas plantaciones radica en que esta es la forma más eficaz para luchar contra la erosión, la desertización y de este modo conservar el suelo forestal. Y es que López hace hincapié en que, debido a la erosión, la lluvia provoca corrimientos de tierra, por lo que es sólo la materia orgánica lo que crea suelo y permite evitar las escorrentías.
Así, la actuación en el monte de Arguineguín estuvo acompañada paralelamente a una correción hidrológica forestal de los barrancos secundarios que dan al de Tauro. Con ello, se retienen todos los sólidos que dan a los cauces gracias a la creación de sedimentos. “Este sedimento crea una vegetación en los barrancos y a su vez aumenta la filtración”, indica López. Por tanto, se está beneficiando la filtración de agua a los pozos ya que sin el suelo no se puede retener este preciado bien.
El problema de las cabras asilvestradas y el deslinde
El ingeniero técnico forestal urge a que este monte se deslinde ya que está abandonado, da al mar y existe especulación. “Es el único que no está deslindado en la zona, tenía originalmente 6.000 hectáreas y ahora tiene 2.700”, lamenta.
El otro gran problema que cifra es el de los animales asilvestrados que amenazan la biodiversidad de la Isla. “Controlar las cabras cuesta tanto como mantener la repoblación. Proteger las plantas son 51.000 euros y el riego son 50.000 euros”, afirma, por lo que hasta que no se erradiquen estos animales en todas las reforestaciones hay que gastar dinero en mallas metálicas alrededor de cada ejemplar.
Por otro lado, López expone que el Cabildo probó en esta plantación el dispositivo Waterboxx, un balde que por condensación obtiene el agua y realiza el riego por goteo pero que finalmente desecharon usar por su alto coste. “Para 8.000 plantas se gastaría 80.000 euros frente a 50.000 euros que cuesta el método de riego tradicional”, apunta.
Para próximas repoblaciones este ingeniero plantea, a corto plazo, aumentar la superficie forestal arbórea en base a repoblaciones con pino canario, sabinas, dragos, y otras especies de termófilo, en suelo público, correspondiente a la cuenca del Lechugal, Lomo del Cabezo, así como tramo medio de los barrancos del Jabonero y sus barrancos tributarios (Cañada de las Veredas y Cañada del Agua), en una superficie de unas 400 hectáreas.
A largo plazo, mediante convenios de gestión forestal, el acometer la repoblación en suelos de titularidad privada, en la cuenca de Tauro, así como las cabeceras de los barrancos del Jabonero, coincidiendo con las zonas más favorables en cuanto a suelo. Para la consecución de dichos objetivos subraya que es necesario acometer el expediente de deslinde y amojonamiento del Monte de Utilidad Pública nº3 Arguineguín que permita dar seguridad jurídica a todas las actuaciones.
Así mismo, desde su punto de vista, cree imprescindible recolectar piñas de pinos canarios originarios de Arguineguín ya que para estos trabajos se usaron de Tirajana. La diferencia radica en que el pinar de Arguineguín sobrevive y regenera en unas condiciones de sequía y a una altitud muy por debajo del resto de los pinares canarios, “una reserva genética a conservar”, matiza.
Por último, opina que si se instaurase el céntimo verde se acortaría el período para concluir las repoblaciones. “Al ritmo actual, donde se invierten unos 200.000 euros al año por cada 20 hectáreas repobladas, se requerirían unos 20 años para repoblar unas 400 hectáreas. El céntimo forestal permitiría poner la directa realizando la repoblación en cuatro años”.