El Pevolca advierte del peligro de los gases del volcán en las zonas próximas a las coladas
A falta de nueve días para dar por finalizado el proceso eruptivo en el volcán de Cumbre Vieja, que continúa dando síntomas de agotamiento, el problema claro que está generando hoy jueves la erupción es la concentración de partículas en suspensión en la zona habitada de Los Llanos de Aridane.
El director técnico del Plan de Emergencias por Riesgo Volcánico de Canarias (Pevolca), Miguel Ángel Morcuende, ha explicado en la rueda de prensa posterior a la reunión de los comités técnico y científico que a lo largo de la jornada se registra un problema “obvio” de concentración en el aire de partículas inferiores a 10 micras.
Por ello el Pevolca ha encarecido a las personas que acudan a tareas de limpieza en las viviendas próximas a las coladas de magma en las zonas evacuadas que adopten todas las medidas de precaución, en particular las de no ir solas sino acompañadas por personal que pueda haber una medición previa de los gases.
Y si la zona en cuestión está “teóricamente” libre de emisiones, el Pevolca aconseja airear la vivienda como mínimo durante 15 minutos para dar salida a los gases que pudiesen estar almacenados.
Como medida de precaución se ha pedido además a personas de grupos de riesgo y población sensible que evite la estancia prolongada al aire libre, y en general que se reduzca toda actividad al aire libre y usar la protección adecuada para los trabajos que deban ser realizados en el exterior, con mascarillas FFP2 o superior cubriendo adecuadamente nariz y boca.
En cuanto al dióxido de azufre (SO2) asociado al proceso eruptivo, la calidad del aire se mantuvo en niveles buenos en todas las estaciones de la isla, salvo una ligera subida registrada este jueves también en Los Llanos de Aridane.
Al respecto, la portavoz científica del Pevolca, María José Blanco, ha explicado que la emisión de dióxido de azufre (SO2) a la atmósfera por el actual proceso eruptivo continúa siendo baja, y no está relacionada con un ascenso de lava sino con un proceso de solidificación del magma superficial todavía existente en los conductos del centro eruptivo.
En el caso de la emisión difusa de dióxido de carbono (CO2) asociada a los 220 kilómetros cuadrados del sistema volcánico de Cumbre Vieja, continúa reflejando una emisión superior al valor promedio de los niveles de fondo y en algunas zonas concretas pueden representar un peligro para las personas en áreas que no estén bien ventiladas si se produce acumulación de CO2 y descenso del oxígeno en el aire.
María José Blanco ha insistido en que la ausencia de valores observables tanto directos como en superficie corrobora “los signos de agotamiento del proceso eruptivo”, aunque no es descartable un nuevo repunte de actividad estromboliana y de emisión de coladas.
Para poder decir que el proceso eruptivo que dio comienzo el 19 de septiembre está finalizado, los datos registrados y observables se deben de mantener en los niveles actuales durante 9 días, ha indicado la geóloga, quien ha subrayado que la emisión visible de gases volcánicos es puntual y esporádica, y se concentra en la zona de los centros eruptivos y en los jameos de los tubos volcánicos.
Además en las paredes de los cráteres del cono principal y del secundario se están produciendo continuos pequeños derrumbes a favor de fallas y fisuras existentes.
El tremor está a nivel del ruido de fondo y la sismicidad sigue en niveles muy bajos en todas las profundidades, y María José Blanco ha subrayado que debido al cese del tremor se ha localizado más sismicidad en la zona intermedia en el rango de magnitudes 1,1 a 3,4 mbLg.
En cuanto a los destrozos causados por el volcán desde el inicio de la erupción, el pasado 19 de septiembre, Miguel Ángel Morcuende ha resaltado que según el Catastro, hay 1.676 edificaciones destruidas, de las que 1.345 son de uso residencial (41 más que en el último registro), 180 de uso agrícola, 75 de uso industrial, 44 de ocio y turismo, 16 de uso público y otras 16 de otras actividades.
Y según el sistema de satélite Copernicus las infraestructuras dañadas son 3.126, de las que 2,988 son edificaciones destruidas y 138 están en situación de riesgo.
Respecto a los cultivos agrícolas, la lava ha afectado a 369,95 hectáreas, de las que 228,58 son plataneras, 68,05 viñas y 27,43 aguacateros.
Además Miguel Ángel Morcuende ha especificado que más de 73 kilómetros de carreteras han sido arrasados por las coladas, lo que también comprende calles y zonas públicas del viario.
Mientras, 554 personas que tuvieron que abandonar sus hogares permanecen alojadas en hoteles de Los Llanos de Aridane, Fuencaliente y Breña Baja, y 43 personas dependientes están albergadas en centros sociosanitarios de la Isla.
0