Marina Marroquí, autora de ‘Eso no es sexo’: “No podemos centrarnos solo en la violencia sexual de ‘las manadas’, hay mucho debajo de ese iceberg”
La violación grupal de ‘La Manada’ en el año 2016 generó un clamor en la sociedad por la necesidad de contar con educación afectivo sexual para la juventud y que se impulsara un cambio de paradigma tras el cuestionamiento al que fue sometido la víctima. La educadora social Marina Marroquí ha publicado recientemente ‘Eso no es sexo’, un libro lleno de herramientas para que adolescentes descubran el camino hacia una sexualidad “real, respetuosa, consentida, divertida, placentera e inclusiva”. Se trata de una obra que llega en un momento en el que los medios de comunicación ponen el foco en las violaciones grupales, mientras que otras violencias se invisibilizan. “Ocurrió hace siete años la violación de ‘La Manada’ y estamos ante chicas que tienen catorce años y han crecido y construido toda su edad adulta viendo solo manadas”, destaca la autora. Por ello, insiste en que “centrarnos solo en la violencia sexual en las mandas es como lo que estamos haciendo en violencia de género, contando asesinadas, y hay mucho por debajo del iceberg”.
Marina Marroquí se encuentra de gira en Canarias precisamente con su monólogo ‘Eso no es amor’, que lleva el nombre de su anterior libro y donde cuenta su propia historia tras haber sufrido violencia de género. Después de esta actividad que tiene una duración de unas tres horas (donde ahonda en la construcción del machismo desde la educación más temprana, desde los estereotipos que se fomentan en el ámbito de las familias, hasta la socialización a través de los dibujos animados, las series o películas) señala que lo más le sigue impactando es la cola de chicas que se forma después de la función y que quieren abrazarla y contarle sus historias. Le impresiona que uno de los relatos sea el de chicas que minimizan sus casos porque la violación no fue grupal o que no detecten la violencia si es ejercida por sus parejas. “¿Cuánto hace que no vemos en televisión violaciones que cometan un hombre solo?”, cuestiona en el sentido de que se está creando un paraguas de “normalización” de esas otras violencias.
Ocurrió hace siete años la violación de ‘La Manada’ y estamos ante chicas que tienen catorce años y han crecido y construido toda su edad adulta viendo solo manadas
El caso de la víctima de ‘La Manada’ de Pamplona sirvió para visibilizar estas violencias y un aspecto que destaca la educadora es ese aumento de las denuncias que evidencian las estadísticas de la Fiscalía y que ha sido en parte gracias a “esa mujer valiente que siguió adelante”, añade. En Canarias, los delitos contra la libertad sexual aumentaron un 22,5% respecto al año 2021, unas cifras que responden precisamente al aumento de denuncias. No obstante, un dato preocupante que señaló la fiscala general María Farnés en diciembre es que los delitos contra la libertad sexual cometidos por menores se incrementaron en las Islas en más de un 88%. Se trata de cifras que avalan la necesidad de contar con más educación sexual, tal y como han solicitado distintos colectivos feministas en Canarias, como ha hecho Harimaguada en un reciente manifiesto.
“¿Cómo te va a violar, si es tu novio?”
La educadora social indica que se ha fraguado un paraguas peligroso. “Cuando al final del monólogo cuento mi historia, a mí me preguntan, ¿pero vamos a ver cómo te va a violar si era tu novio?”, apunta. Marroquí subraya que, en primer lugar, esa normalización de la violencia viene se construye desde la infancia, en cómo nos socializan con una educación machista y que todos esos roles influyen en la autoestima de las personas. “Igual que en violencia de género solo identificamos cuando ya lo estás sufriendo, o cómo salir cuando ya lo estás viviendo en cuando hablamos de educación sexual o hablamos de las consecuencias de la pornografía, tenemos que darnos cuenta de que esto empieza muchísimo antes y que hay toda una construcción social que al final se nutre, se alimenta y funciona por el machismo social, que existe y que aprendemos desde la infancia”, afirma. Con su monólogo afirma que no pretende dar clases magistrales, pero sí que la juventud y las familias se hagan preguntas, partiendo del estereotipo hasta cómo se construye.
“¿Soy lo que quiero ser o lo que la sociedad espera de mí?”, cuestiona Marroquí, que sostiene que esta sociedad no da el espacio para que nos hagamos las preguntas, para poder desarrollarnos y por ello los primeros temas del libro invitan a hacer ese análisis no solo a los adolescentes sino a las familias, “que vean que el machismo más peligroso es el que se transmite de forma social, de forma invisible, que desde que se transmiten muchas ocasiones desde el amor más puro”. Por ejemplo, invita a pensar qué autoestima se está creando si “creces escuchando cien veces que eres bonita y guapa, y una o ninguna que eres fuerte, valiente e inteligente”; “esa construcción es importante verla, porque necesitamos una autoestima interna para ser felices”, remarca.
Redes sociales, filtros y autoestima
Una de las cuestiones en las que Marina Marroquí incide en su último libro es en que las generaciones actuales tienen más dificultades al tener que construir una personalidad para el mundo virtual, que luego hay que extrapolar al mundo real. “La vida digital y la física y social están totalmente fundidas en esa nueva generación. Tienen que construir ese ”yo“ digital, pasando por filtros, pero al día siguiente tienen que ir al instituto intentando ser esa de Instagram. Imagínate esa presión, porque es imposible”, apunta. Cree que el costo que está pagando la juventud en redes sociales es muy alto; “todo eso crea un espejismo muy peligroso, de cuántas fotos recibes, de cuántas peticiones de nudes, de cuánta gente te entra cada vez que pones un story…”
En ‘Eso no es sexo’ incluye muchos ejercicios prácticos para trabajar la autoestima y uno de los más llamativos es un reto que consiste en realizar un retrato natural cada día al natural y colocarlo en un espejo. Se trata de una actividad que cree que es compleja pero muy importante porque al final, en redes “olvidas quién eres realmente”, añade. “Si probáis incluso las mujeres adultas a hacer eso, veréis cuántas aguas nos sigue haciendo la sociedad a nuestra autoestima”. “Cuando yo les digo que este estereotipo es un molde horrible hermético en el que no encaja nadie, y te pasas media vida intentando encajar y media vida arreglando la autoestima de no haber encajado, creo que al final es algo con lo que hay que romper. Todos recordamos, el precio que se paga por un estereotipo que no existe”, defiende.
La ‘normalización’ de la violencia sexual
La ley del Solo Sí es Sí recoge precisamente la necesidad de implementar la educación sexual para prevenir la violencia. Marroquí destaca que es positivo, pero cree que se necesita una educación sexual y afectiva reglada en las aulas. “Yo no puedo cambiar la ley educativa porque aún no me dejan, pero soy educadora social y sí puedo diseñar la asignatura que creo que es urgente”, agrega. Por ello, en su libro se puede encontrar diversas actividades para trabajar con la familia e incide en ir a la raíz del problema. “Al final esta normalización de la violencia sexual no es únicamente culpa del porno. Estamos en toda una sociedad que lo construye y lo erotiza, y lo acaba haciendo romántico”, puntualiza.
Entre los mensajes de esa normalización de violencia de la que habla menciona desde letras famosas de canciones hasta películas y series. “No haré nada que tú no quieras”, destaca de la famosa serie 365 días, en la que un hombre secuestra a una mujer y finalmente se enamoran. Afirma que en los talleres cuando la pone de ejemplo, las jóvenes suelen verlo como algo romántico. “A lo mejor el machismo nos está metiendo un gol ahí por la escuadra, con este tipo de mensajes”, incide. Pero antes de llegar a estos ejemplos, pone otros como los cuentos de las princesas Disney o los estereotipos en videojuegos de violencia.
Remarca que la juventud necesita que le hablen en su idioma; “bajarnos de este pedestal de valores que creemos que tenemos, porque es que están pagando un precio altísimo”, subraya. Hacerlo también va a permitir que puedan denunciar casos de abuso y hablar con sus familias con normalidad, ya que muchas veces temen decepcionar al contar alguna situación de violencia que les haya ocurrido. “Las familias tienen que tener en cuenta que esto les pasa prácticamente a todas; reciben fotos de penes por parte de desconocidos, peticiones para quedar, reciben acoso…”
“El porno les encuentra a ellos”
Marroquí señala que las familias suelen alarmarse cuando les comenta que los menores llegan al porno desde los ocho años y lo consumen de forma habitual a los doce. Una de las preguntas que realiza en sus monólogos a la juventud es - “¿cuántas tetas pueden llegar a ver en 24 horas?”, a lo que afirma que le han llegado a contestar - “¿voluntaria o involuntariamente?” Y es que muchos de los jóvenes aseguran que apenas pasan tiempo con el móvil, pero que cuando lo hacen, les llegan estas imágenes. “Ellos no lo buscan, el porno les encuentra y les quiere encontrar a esa edad, porque tiene consecuencias gravísimas para todo en su desarrollo humano. Y eso es lo que también quería plasmar en el libro; que aunque el porno sea gratis, se paga un precio muy alto”.
Otra de las cuestiones en las que cree que hay que poner el foco es en deconstruir la masculinidad tóxica. En sus actividades también pregunta a los chicos cuántos de ellos se han marchado de un grupo de WhatsApp de amigos donde se realizaban comentarios machistas de una chica.
Marina Marroquí insiste en poner el foco en el acoso en los entornos educativos y el sexbullyng. “Si la sociedad está asustada por las manadas de menores que pasan en descampados y en centros comerciales, no os podrías imaginar las manadas que pasan dentro de los baños de los institutos. Eso es una realidad y utilizar la sexualidad para utilizar esa presión y ese bullying, ya sea por tu diversidad sexual, o sea, por simplemente tu sexualización”, explica. Por ello, lamenta que cuando se hable de acoso escolar y de aumento de ansiedad en los jóvenes, de problemas de salud mental o intentos de suicido nunca se ponga la perspectiva de que la violencia sexual puede ser una de las causas.
Subraya que que tener esa perspectiva, pues la violencia sexual “aparece en la adolescencia y en el instituto tienen un poder muy grande, tiene secuelas gravísimas” e indica que ya hay agresiones sexuales grupales que dan esos datos, de ese acoso escolar que hay detrás, que viene desde los institutos, con amenazas de difundir vídeos o imágenes de contenido sexual, por ejemplo.
La educadora social también remarca que tampoco se puede volver a caer en la narrativa del terror sexual como ocurrió con el caso Alcasser o culpabilizar a las víctimas. Considera que en el caso de las violaciones grupales sí hay que analizar qué pasa para que tantos chicos se unan para cometer un delito tan grave. “Yo estoy especializada en criminología y eso a nivel de criminología es súper difícil; en la historia es muy difícil que varios delincuentes queden para cometer un delito y ellos graben las pruebas”. Por ello, incide en que hay muchos factores y que debemos preguntarnos ¿qué estamos haciendo como sociedad para generar este tipo de perfiles? y añade que está segura de que con una “educación sexual sana, con una cultura que no erotizara y sin la irrupción de la pornografía a edades tan tempranas, nunca hubieran cometido este tipo de delitos”, resume.
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